Hace aproximadamente un año, incluí en el blog el contador de visitas, más por curiosidad que por otra cosa y con el tiempo, mira por donde, la curiosidad va dando paso al simple agrado, simple pero muy grande.
20.000 visitas en un año, según para qué blog o web, no son nada o quizás mucho. Para mí, si con saber que mi mujer y mis hermanas se interesan por lo que escribo, imaginaos cuando veo setenta, ochenta o incluso cien diarias.
Leí hace tiempo la opinión de un sujeto que hablaba sobre éste mundo de los blogs. Esto no sé si ya lo he contado alguna vez, si es así, si me repito, desde ya pido disculpas por el tostón.
El sujeto en cuestión, venía a decir que los que escriben en un blog suelen ser personas que necesitan sentirse admirados o apoyados o escuchados, por problemas tales como la baja autoestima, la soledad, o simplemente por un sentimiento irrefrenable de egocentrismo.
Hablaba este señor, del blogero como un ser, a veces amargado, a veces poco integrado, que pasaba el día escribiendo su monótona rutina diaria como si eso fuese de interés general y cuando no, entrando una y otra vez en blogs similares.
Fue la seguridad del que todo lo sabe, el tono sentenciatorio de las afirmaciones de éste señor, el que me dió por pensar y preguntarme algo tan evidente como hipócrita: si el sujeto en cuestión sabía tanto de blogs, o los visitó por hacer un estudio tan mal contrastado como ofensivo, o es que simplemente se trata de un enganchado más, como yo, o tú.
Sea como sea, yo estoy encantado, quien me conoce y me aguanta diariamente también, más que nada, porque si no "desembuchara" parte de las cosas de las que hablaria sin parar, acabaría con la paciencia de más de uno/a.
Me siento agradecido con cada persona que haya mostrado interés en mis comentarios sobre triatlón y mis otros vicios, los cuales no son más que todo lo demás, menos triatlón.
En éste año, sólo en un par de ocasiones, el uso del blog por los visitantes mediante los comentarios, no fue el más acertado. Y es una pena que esto pase, y más cuando un servidor, no ha puesto ninguna criba para recibirlos. Sigo pensando y creyendo en la buena fé y el buen hacer de todo el que se digna a comentar una entrada mía, pero a veces, esto no pasa.
Por eso, aún a riesgo de que se me tache de censurador, comentario que empañe el buen funcionamiento y buen rollo en ésta humilde morada, será comentario censurado. Sencillamente por una cuestión de respeto hacia el resto de visitantes.
Internet es inmenso y para todo, absolutamente para todo, tiene un lugar destinado, para discutir los foros, para discutir personalmente los mails, para mostrarte ante los demás webs y blogs, no hay que ser un lumbreras para saber utilizarlos, hay que ser educado para saber cómo utilizarlos.
A veces, uno no tiene el humor suficiente para escribir, ni comentar nada, y por lo menos yo, que se me nota la mala leche a leguas de distancia, prefiero dejarlo por unos días, a que se me note y encima se la transmita al resto.
Por otro lado, un buen amigo, me dijo el año pasado, con mejores palabras que yo, que la vida podía ser tan curiosa y tan reveladora también, que una simple afición como es esta de tener un blog, había conseguido que estuviéramos más cerca. La nuestra es una amistad hermosamente monótona, no tiene altibajos, desde siempre ha estado arriba, el único pero, era la distancia entre nuestras vidas, que no entre nuestras casas, y abrir ésta ventana ha servido indirectamente para apartar ese único pero.
Hay muchas buenas razones para tener un blog, y ésta, la mejor.
De nuevo gracias por estar ahí, y gracias por asomaros de vez en cuando, a mi ventana.