lunes, 25 de abril de 2011

101 caminos sin retorno.

101 KMS DE RONDA EN 24 HORAS.

Hay propuestas, que duran en la mente… el tiempo de tirarse de cabeza en ellas.

En apariencia, las hay que no tienen sentido, o al menos, eso parece; y si acaso lo tienen, no hay mejor lugar ni momento para buscarlo que mientras recorres ése camino. 101 kms, 101 caminos. He releído mis entradas del mes de mayo y junio de 2009 a éste respecto, y he conseguido… entenderme aún menos…

Por suerte para mí...
...la motivación la encuentro siempre cerca, sabiendo que ésta vez, además, el esfuerzo será compartido...

Se empieza a escuchar el silencio.

Es curioso comprobar y sentir como se le acelera el corazón a uno en la misma medida y al mismo tiempo que el silencio le va envolviendo.

Pocas veces sucede, pero cuando lo hace, tengo siempre la sensación de haber iniciado, casi sin querer, un camino sin retorno.

Suelo hablar de motivos a menudo, motivos escondidos en mi interior para intentar hacer aquel ironman, o aquella propuesta en apariencia imposible para mis “posibilidades”, pero eso, no siempre significa que sepa ver esos motivos, ni siquiera que los haya.

No soy corredor, o sí…, no sé lo que soy. Pero sí sé que en estos días que corro y corro sin prisa ni destino, son los únicos en los que no oigo a mis pies golpear el suelo.

Si acaso las olas rompiéndose contra las rocas… esas rocas en las que a veces, me siento un rato a respirar. Madre mía, cada vez estoy peor…

...me quiere, no me quiere...Siento la incertidumbre previa de aquel primer ironman, donde nunca dudé de mi cuerpo, pero desconocía si mi alma estaría dispuesta… y ya pasados unos años, a menos de dos semanas para intentar correr sin descanso durante 101 kms por caminos y montes, se invierten las dudas pues mi interior dice sí, sí puedo… y mis piernas no quieren pronunciarse todavía hasta que no llegue ése día 7, y es que, mire usted… tengo unas piernas… políticamente, muy correctas….


Hay una línea marcada en el suelo, en el asfalto de los puertos que subo cuando me visto de ciclista… pero solo la veo a veces, cuando el universo parece “callarse” para que yo escuche el latido del corazón y la respiración entrecortada.

La línea no tiene más de dos o tres palmos de anchura y la sigo mientras trazo las curvas, como si de un rail iluminado se tratara.

En Ronda, y durante esos 101 kms, si mi interior y mis piernas, me quieren llevar hasta la meta, será porque antes de salir, “apagarán los focos”, el sonido de miles y miles de corredores y ciclistas se irá diluyendo en el aire y desde el primer paso, oiré, donde no hay mar, las olas rompiendo contra las rocas y veré una línea marcada en el suelo de no más de dos o tres palmos de anchura.

Pocas veces sucede, que conforme los días de preparación se diluyen en el pasado, soy capaz de sentir que me adentro en un bosque que desconozco y donde a cada paso, el silencio me envuelve y el corazón se me acelera.


miércoles, 20 de abril de 2011

HAY UN LUGAR EN EUSKADI...

...AL QUE SIEMPRE QUIERO VOLVER.


Hace unos ocho años Jorge, un amigo y además, compañero por entonces, me habló de una prueba de larga distancia en el norte, en Euskadi.

 
Solo mencionar “larga distancia” ya era motivador, pero cuando dijo que era dura-dura de verdad… ya no necesitamos mucho más para programar el viaje a tierras vascas. Y allí que nos fuimos los tres "Trianchos", Alberto, Jorge y un servidor, con.. por supuesto, nuestras respectivas.

Desde entonces, ya son seis mis participaciones en Arrigorriaga, aunque una se saldó con una retirada “más o menos” temprana… corrí 50 mts y paré con las piernas bloqueadas por estas contracturas “graciosas” en ambos muslos, que… por ahora, nadie sabe quitarme.

No sé cómo lo hago, o mejor dicho, no sé como hacer para estar tranquilo la mañana de la prueba.
Soy yo, quien proclama a los cuatro vientos que a las pruebas se va a disfrutar, y en eso no engaño, porque siempre lo hago, pero allí, en Arrigorriaga, me pongo nervioso, muy nervioso, estoy delante de mi gente, de mi club, de mis amigos y aunque ellos no quieren que lo piense así, ni que lo diga siquiera, ése día, me debo a ellos y quiero con todas mis fuerzas, ser consecuente con su esfuerzo.

Cuando dieron la salida el sábado pasado, llevaba ya, mes y medio sin cruzar una línea de meta, y entre medias, una retirada (Oñati) y un no-presentado (Sueca), y ambas incidencias, aunque no tenían tanto de dolor como de desencanto, sí que le daban “un punto” extra de incertidumbre al resultado final en Arrigorriaga.

Más o menos por la fecha de Sueca, decidí desconectar casi por completo y parar, no el entrenamiento (esto fue todo lo contrario), sino la hormigonera que tengo sobre los hombros.

Cogí un bloque de esos de 10 días a los que me agarro cuando quiero y necesito “volver”. Y volví.

El primer sector lo hice como nunca, en puestos cabeceros y con la sensación de estar muy descansado.

La bici, la cual había entrenado mucho, muchísimo, me dio la mayor alegría y al tiempo, la peor consecuencia… tanta alegría pedaleando me noqueó de pleno para la última carrera, donde… literalmente, me arrastré como pude hasta meta.

Lo bueno de conocerse es que intuía que esto sería así… pero uno siempre sueña… aunque esté despierto y lleve el pulso a 190… a ver si van peor que yo los demás… a ver si se descuidan y no me pillan… a ver… a ver si llego, por favor… finalmente, el 12º, pero una vez más, la alegría no vino por ahí, sino por algo tan “simple” como cruzar la meta, como “volver”.
 
Este año, hemos competido cuatro del equipo, Andoni, Raúl, Josi y yo, buscando una buena clasificación en un Campeonato de Euskadi, muy valorado por todos.

Finalmente quedamos segundos y el orgullo nos salía por las orejas.

Eso fue lo principal, aunque también tenemos que añadir el 10º lugar de Josi y mi tercer lugar en la categoría veteranos, detrás de “un tal” Apilluelo (qué manera de darle a las piernas…) y del vencedor, el mayor de los hermanos Urizar.
En realidad, la carrera fue lo de menos, porque del recorrido, si no he hablado ya suficiente en otras ocasiones, poco más puedo decir, solo que quien quiera competir en un lugar de ensueño, tiene que estar atento a las inscripciones, pues al llegar a 200, se terminan, y lo hacen rápido.

Las distancias son 12-75-12, y estos últimos 12 son lo único que te vas a encontrar llano.

El viernes, dia anterior a la prueba, tuve la grandísima suerte de compartir un rato de trabajo con la mayoría de los compañeros, preparando bolsas, alfombras, avituallamientos… de todo. Luego, tras cruzar meta y cambiarme, otro ratillo de echar una mano, poca cosa, pues ya estaba casi todo recogido.

Y es ahí, cuando te das cuenta de lo que supone montar un evento como este, es ahí cuando te das cuenta las toneladas de ilusión que se necesitan para trabajar y trabajar sin descanso, con el único fin, el único pensamiento, y la única esperanza de que quien decida ir a Arrigorriaga ese día, y no a otro lugar, se vaya feliz, y deseando volver.

120 voluntarios repartidos por todo el recorrido, frente a 200 participantes, es algo que habla por si solo de lo que es el Duatlón de Larga Distancia de Arrigorriaga, el duatlón del pueblo, el duatlón del Urbiko Triatloi Taldea, el duatlón de mi club, mi duatlón.

Ellos ya lo saben, pero yo quiero que lo sepa el resto del mundo. Soy murciano, tengo licencia de triatlón con la federación vasca, y para nada necesito, ni creo que haga falta, estar empadronado en otro lugar que no sea Puerto Lumbreras, para sentirme orgulloso, feliz, y hasta emocionado, cuando siento el cariño que me dispensa la gente de Arrigorriaga, la gente del Urbiko.

Vosotros compañeros… vosotros sois muy grandes, y yo… yo tengo mucha suerte.

lunes, 18 de abril de 2011

Con la misma velocidad de esa ráfaga de viento que aparece, que te golpea y que se va.


Somos animales. Así nacimos y así moriremos. Está escrito en nuestros genes que la lucha, medir y comparar nuestras aptitudes, es algo necesario, un instinto al que no podemos evitar ni hacer frente.

Algunos de nosotros tenemos la suerte de, por ahora, no tocar la guerra con nuestras manos, ni con nuestras pupilas, pero el instinto sigue ahí, buscando el enfrentamiento con otros de nuestra especie. Los amigos del dorsal y los cuatro imperdibles, le llamamos competición a la parte beligerante del deporte… guerra sin sangre por suerte, aunque algunos se empeñen en buscarla porque al fin y al cabo somos animales… así nacimos y así moriremos.

"Ya he perdido la cuenta. Ni siquiera sé si ésta arena que me cubre y ensucia los labios es de ahora o de hace años.

Estoy en el suelo, tendido e inmóvil, y malas penas puedo abrir unos ojos que me escuecen por la polvareda que convierte todo en un paisaje de tinieblas.

A veces me veo caminando por la calle o por la montaña y me paro un segundo a intentar pensar donde estoy, a intentar parar un poco esta rueda de vida que a veces va demasiado deprisa.

Y cuando camino, a veces me veo sobre la arena, tendido e intentando abrir los ojos tras otra caída... de las que te golpean con la misma velocidad de esa ráfaga de viento que aparece y que se va.

Solo veo tierra, tierra y sangre, la mía y la de todos a los que quiero, pero no veo lágrimas.

Miro al muro y a las gradas de piedra donde están todos esos.

En el muro, está mi montura de dos ruedas que espera intacta. Es mi espada, la que abre un canal invisible en el aire para que yo fluya raudo.

Su vida se limita a ser ése espíritu con el que hablo cada vez que salimos a la carretera, cada vez que luchamos juntos en alguna batalla. –"Pórtate bien"- le digo, y ella me entiende, sabe que mi súplica es que no deje que me caiga, y si lo merezco… que lleguemos pronto… lo antes posible.

La miro y hasta me parece escuchar una voz –"¡levántate ya y sigue luchando, que yo sigo aquí… apoyada en el muro y esperándote, ven y queda tranquilo, que si te has de caer de nuevo, no seré yo quien te tire…!-

Armadura, casco y calzado y un número con alfileres, que me dan nombre, esperan junto a ella, a que yo me levante de una vez. Pero sigo inmóvil, no me levanto. Aunque siempre lo consigo, cada vez cuesta un poco más que la anterior, me hago viejo… maldita enfermedad ésta que me tocó al nacer…

En las gradas de piedra, veo a todos los que quiero y necesito ver. El resto han quedado fuera del coliseo, ni les importo ni me importan.

Ya besé otras veces el polvo, y nunca les preocupó mi existencia. Solo intereso cuando todo aparenta irme bien y paso por la calle corriendo, como si el suelo me quemara los pies, para eso estoy aquí, para pelear y que se diviertan viéndome. Quieren de mí espectáculo, quieren verme morir en la arena, como un valiente sí… pero que muera.

Y si no les doy lo que piden, no dudan en señalarme con el dedo cada día, criticando hasta el último gesto de mi cara, menospreciando mi actitud, mi forma de vivir, de caminar, de luchar… y de caer sobre la arena.

-Os lo daré. Os seguiré dando cuanto pedís, veréis todo eso y más, pero no veréis lágrimas.

Yo lucho, vivo y muero con los labios llenos de arena, vosotros sois corderos que camináis toda la vida dentro del rebaño, sin asomaros demasiado, intentando no quedar detrás del resto, para no ser elegidos por el matarife, para no ser degollados.

Muy en el fondo mi vida es, posiblemente, tan triste como la vuestra, al fin y al cabo, ninguno de nosotros evitará el final.

Por eso, no perdáis el tiempo entrando al coliseo para ver la sangre de otros y aprovechadlo para tapar vuestras heridas, no lo malgastéis, que os queda poco.

O no es verdad que si hoy ha de ser la última vez que caiga y no consigo levantarme, mañana… y lo sabéis bien… mañana vuestro interés por mí no será ni tanto como para ir a mi funeral… en eso seguro que estaremos de acuerdo.

Ya dejé de pensar en vosotros hace tiempo, solo la rutina de la palabrería me hace mencionaros sin querer… perdonad que os dedique tanto tiempo y que aparente a veces que importáis de alguna manera.-

Sigo tendido y mis oídos ya no solo escuchan un pitido incesante. Ahora se mezcla con voces lejanas, gritos de ánimo… ¡vamos!... ¡no te pares, ahora no, todavía no! Sigue… vamos¡¡ muy bien¡¡¡

Conozco cada centímetro de mi cuerpo. Toda una vida de golpes me han enseñado cada músculo, cada hueso, cada trozo de la piel que me cubre.

Conozco cada milímetro de mi alma, cada clavo ardiendo, cada rayo de esperanza.

La polvareda se disipa, y aunque despacio, consigo levantarme y mirar al cielo. Y él, el cielo, sigue ahí, como siempre.

El sol me abrasa la piel sucia de sudor, polvo y sangre… sufrimiento, tierra y vida… lo tengo todo, una vez más.

Despacio, cansado, abatido… que no derrotado… y arrastrando la planta de los pies sobre la arena del coliseo, camino hacia mi montura…"Pórtate bien”- le digo. “Y vamos a ello de una vez, que el tiempo apremia y me hago viejo”.

Y mientras subo y encajo mis pies en estos estribos o pedales, pienso una vez más que debo luchar… por algún motivo que desconozco… lo llevo escrito… debo luchar, es mi cometido. Soy animal… así nací y así espero morir.

viernes, 8 de abril de 2011

Gracias TRISENSE.

TRISENSE T5 CHALLENGE.


Gracias por buscar un poco de la esencia del Ironman de Hawaii, esa que siempre ha estado y sigue ahí, esa que apenas se asoma ya, entre tanta parafernalia y tanto marketing.

Por tratar al grupo de edad, a su espíritu y al deporte sin más, como algo que va más allá de los números y los laureles.

Por querer saber de quienes no ganan, las historias que les llevan a intentarlo.

Por decir de otra manera, lo que yo me esmero en decir a todos, que si yo puedo, cualquiera puede.

En el interior de las personas están sus oportunidades, y la chispa que hace que estas afloren, puede estar más cerca de lo que uno cree... incluso en su misma calle.

Gracias por darme la oportunidad de nombrar a Adica y que todos sepan de ellos. Ellos también lo agradecen.

Es bonito y triste a la vez, pensar que el nombre de ésta asociación suene más por distintos lugares del país, que por mi propio pueblo. El fin último y objetivo o reto o como se le quiera llamar, es que todas esas "Adicas" que haya por ahí, terminen por ser escuchadas, tenidas en cuenta y respetadas al fin y al cabo. Lo que aquí sucede es un buen ejemplo.

Mientras, habrá que seguir intentándolo, habrá que intentar seguir haciendo ruido, aquí, en Francia, en Alemania, incluso en Hawaii... porqué no...

Gracias Trisense.

jueves, 7 de abril de 2011

Sobre lo anormal y lo subnormal.

A finales de la primavera de 2010, escribí esto que publico hoy. Una necesidad interior me pedía a gritos escribirlo sin más. Ahora, por diversos motivos, entre los que se encuentra conocer la situación de Emilio, un deportista cordobés que a menudo se pasa por aquí y que ahora lo está pasando mal por culpa de un accidente, me lleva a revivir sensaciones parecidas y a dejarlo caer sin más.
A quien le caiga bien el relato, será porque piensa igual, parecido o ni sí ni no, le es indiferente; a quien le caiga mal lo que digo, igual es porque se siente aludido, en cuyo caso, y metafóricamente hablando, espero que conforme le caiga, le aplaste.

Sobre lo anormal y lo subnormal.

"Cierto es que hoy no me he levantado con buen pie. En realidad, ni hoy ni ayer y mucho me temo que mañana tampoco, pues ya tengo la visita anual de las fascitis en las plantas de los pies.

Esto no ayuda demasiado a que rebose de ánimo y alegría, aunque tampoco es que el asunto me amargue demasiado.

Tenía escrito el siguiente relato sobre un hecho tristemente verídico, ocurrido hace unos meses en mi pueblo y más concretamente a un amigo ciclista al que valoro mucho, y no precisamente por sus cualidades físicas, que aún teniéndolas, para el caso, son lo de menos.

No lo expuse en su momento, y debí hacerlo entonces.

Contarlo precisamente hoy, se debe principalmente a dos razones, la primera es porque la conciencia ya no me deja tranquilo si no hablo, me quema la boca y me consume la rabia, y la segunda, porque últimamente es raro el día que salgo con la bici y algún descerebrado al volante no pone mi vida al filo de un último suspiro.

A Miguel, le llamamos por aquí “Farfán”, por su estatura y su forma de ir en bici, que recuerda mucho a la de aquel escalador colombiano que aún corría en la época de Indurain.

Como casi cualquier tarde de las que he salido a entrenar durante los últimos años, fuese verano o invierno, era rara la vez que no me cruzaba con Farfán y su bici.

Yo, como casi siempre, pensando en las series que tenía o en los puertos que subiría; él, como casi siempre, pedaleando tranquilo buscando algún compañero de fatigas para echar un rato de bici.

Quien conoce a Farfán, sabe que sus primeros juegos fueron sobre la bici de ruedas gordas y más tarde, “gracias” al bonito invento de la “mili”, cayó en un agujero tan profundo, que desde luego yo, no creo que hubiese salido sin ayuda.

Hasta donde sé, de aquello, él salió solo, y lo hizo por pura convicción, por aquello de más vale tarde que nunca, por los suyos y sobre todo, por sí mismo.

Desde entonces, cuando lo veo en la bici, y me cruzo con él, siempre pienso que más que a un ciclista, estoy viendo a un valiente con todas las letras.

Esta primavera pasada, al día siguiente de vernos y saludarnos, cada uno con su ruta en mente, me dicen que lo había atropellado un coche. Sin más datos que esos, lo único que llegué a sentir fue cómo se me encogía el corazón, nada más.

Poco a poco me fui enterando de cómo sucedió y sobre todo, de su estado.

Un coche, adelantando a otro en plena curva ciega a derechas, sobre la línea continua le golpeó con el espejo retrovisor lateral, de frente, en el brazo izquierdo.

Brazo prácticamente destrozado y a punto de perderlo, hueso roto, musculatura y nervio principal sesgados.

La última vez que hablé con él, tenía aún el brazo paralizado, en realidad, a malas penas mueve un solo dedo de la mano.

Lástima que sea el índice, y no el corazón, para enseñárselo con la punta hacia arriba a los anormales y a los no normales, cada vez que se encuentre con ellos.

Estar por debajo de lo normal, es algo sub-normal, y por otro lado, algo que no es normal, es simplemente, a-normal.

Hay estudios que afirman, que la mayoría de los niñatos que conducen nada más sacarse el carnet, mostrando lo que para ellos son cualidades al volante, porque aceleran, corren, hacen chirriar las ruedas y llevan la música a mil con las ventanillas bajadas, aunque fuera nieve, esos, esos tienen una parte del cerebro que aún no se ha desarrollado totalmente, esa donde está escrito que es mejor ser un gallito por muy ridículo que se muestre uno ante los demás, y esa donde el riesgo se trata como algo fácilmente controlable.

Evidentemente, el niñato gallito energúmeno descerebrado y cobarde que casi mata a Farfán y al que posiblemente deje discapacitado del brazo izquierdo (rezo a quien sea, pero rezo para que no suceda), ése delincuente tiene una parte de su pequeño y mísero cerebro por debajo de lo normal, o lo que es lo mismo, es un SUBNORMAL.

Algunos saben ya de las subnormalidades de éste elemento, entre otras, la de darse a la fuga con el coche ante un control policial, otro acto glorioso del cabeza hueca, sucedido semanas más tarde del accidente con mi amigo.

Pues bien, ni por una cosa ni por otra, está el despojo éste entre rejas, o con arresto domiciliario, o al menos sin carnet durante un tiempo hasta que se celebre juicio… no, que va, sigue conduciendo su buga como si nada hubiese sucedido.

Esto es, cuando menos, algo que no es normal, y si no es normal es anormal, y si quienes permiten que esto suceda, o sea, las autoridades competentes, sí… esas de trabajo público que paga el Estado… y mira tú por donde, al Estado éste al que le pago yo con mis impuestos precisamente para que no permita estas cosas, las permiten, pues permítanme a mi entonces afirmar, que quien deja que lo anormal suceda, algo como dejar a éste sujeto libre y tan peligroso como cualquier terrorista con pistola en mano, entonces, esa o esas autoridades están obrando de forma anormal y a menudo hasta por debajo de lo normal.

Bendito hemisferio desarrollado y primer mundo en el que me ha tocado vivir".

Nota: Diez meses después de escribir todo esto y algo más de un año después del accidente, hace unos días tuve la inmensa suerte y alegría de encontrarme a Miguel (Farfán), vestido de ciclista y dispuesto a salir con la peña en la ruta del sábado.
 
Tu estatura no te hace justicia amigo, eres muy grande.

martes, 5 de abril de 2011

Adica crece y se expande, gracias a Huellas Ingravidas

HUELLAS INGRÁVIDAS EN MURCIA CIUDAD.

Distrito Artístico selecciona el proyecto 'HUELLAS INGRÁVIDAS Arte y Discapacidad' para crear un espacio de encuentro con exposiciones, café-tertulia, proyecciones, libros especializados, té-coloquio y otras actividades.

En Adarve Platería Murcia DA_02 podrás encontrar libros, publicaciones y artículos relacionados con arte y discapacidad... DA-02 Murcia.



Os animo a pasaros por el lugar. A veces, de algo tan sencillo, te puedes encontrar con sorpresas... como llegar, mirar y escuchar el silencio.

No habrá entrenamiento que mejore tu espíritu tanto como eso.

viernes, 1 de abril de 2011

Aquel mes de marzo…

… que ayer terminó, me dejó mucho de eso que busco desde hace años, con estos vicios míos de deportes varios.

Haré repaso del mes,  pero lo primero sois vosotros, todos vosotros y algunos más. Llegar a 50.000 visitas en dos años con ése contador puesto, es algo que no solo me cuesta imaginar como sucede, sino que encima me da hasta vértigo. Hace un año pasaba las 20.000 y creo que dije lo mismo o al menos lo pensé.
Esta ventana sigue abierta para todo el que quiera asomarse, me alegro por quienes se entretengan y lo siento por quienes sientan haber perdido el tiempo. De la forma que sea, GRACIAS A TODOS.

Vamos allá con marzo.
A primeros corrí por un parque natural, el de Cabo de Gata, rodeado de familia y amigos.

Dos semanas más tarde, esa familia del norte,- familia y amigos que forman el grupo Urbiko, nos esperaban a Inma y a mí, con los brazos abiertos-.

Un fin de semana completo, emocionante y por supuesto, efímero… como siempre que vamos, el tiempo pasa demasiado rápido y cuando venimos a darnos cuenta, ya estamos de regreso.

Foto del equipo, reunión y cena para el primer día, el viernes 18.

Duatlón de Oñati para el día siguiente, un lugar al que me gustaría volver, no solo por terminar lo que empecé sino por volver a vivir un ambiente de esos que te ponen los pelos como escarpias, de esos que te hacen sentir hasta bueno… vayas en la posición que vayas… vaya que si volveré…

Y para rematar tres días de infarto, madrugón el domingo para aprovechar que el lesionado murciano, no corre pero pedalea… ¡ay va la ostia! ¡ pues ya que estás aquí, vamos todo el equipo a correr mañana la Bilbao-Bilbao, pues! ¡que salen 7000 y sin nosotros dicen que no se hace…:-D!
Comida con la familia numerosa, coche y nueve horas a 110 no más…

La consecuencia de las consecuencias.

El problema físico de aquel dorsal por tierras del norte, es una consecuencia que deriva en otra, no estar a estas horas en la charla técnica de Sueca. Mañana os echaré de menos.

Y estas consecuencias ya han derivado en otra, ha sido como un resorte, como un muelle oportuno o inoportuno según se mire… que salta cuando le da la gana y sobre todo, cuando algo me para.

Si sigo con la metáfora del montañero y su montaña, termino por contar una vez más, mi forma de hacer las cosas, mi ánimo de propuesta: si quiero subir aquella montaña, y me parece difícil tarea, dejo de mirarla y pensar demasiado en ella, miro la siguiente, la que está más allá.. quizás más difícil…quizás más alta. Así, ya no me parece tanto la que anhelo, ni por esfuerzo ni por espera.
Ya pienso en Sueca y en mí con 41 años, tampoco falta tanto.

Y que a nadie se le ocurra pensar en la palabar revancha, cuando hablo de seguir, de volver, de repetir, de encabezonarme... no es revancha con nada, es sencillamente, levantarse y volver a andar.

Mientras, tengo todo un año para seguir llevando... para que me siga acompañando ADICA, allá por donde vaya. Francia en junio será la cita... nada, ahí a doce semanas escasas...

Lento pero seguro.

Las zapatillas ya empiezan a acumular polvo desde ayer, muy muy lentamente, me duelen los huesos porque no sé correr tan despacio (tan despacio es acompañar a mi mujer que va andando). Pero también esto tiene su parte buena, pues así me voy haciendo a la idea de los ritmos de los 101 kms de Ronda en 24 horas, para dentro de 5 semanas.


Antes, vendrá mi última prueba de duatlón (atendiendo siempre a que la salud quiera). Será otra vez en Pais Vasco, en el Duatlon de Arrigorriaga, 12-75-12. Duro, bonito, exigente, bonito otra vez…

Campeonato de Euskadi de larga distancia que mi club organiza no solo con todo detalle, sino con el corazón, que es lo más importante. Si no me equivoco, será mi 7ª participación. El ánimo me lo dice: lo haré bien….

… ¿qué haré bien?: pues disfrutar, pues.