lunes, 5 de septiembre de 2011

Tú y yo, en Guadalajara.

"El año no está siendo ni bueno ni agradable, la verdad. Estoy disfrutando con el entrenamiento mucho y de ahí me vienen las satisfacciones, de las carreras... algún buen rato y el resto limones amargos...".

Esta mañana, a un amigo del alma, le escribí esas cuatro letras, todas verdades como templos, pero incompletas si no relato un poco estos dias en el Triatlón de Guadalajara. Hermosa prueba y hermoso lugar. Tan apto para sentirte vivo como cualquier otro, como en cualquier otra distancia, o cualquier ironman...

Una compañía, llena de colores.

Este pasado fin de semana en Guadalajara también lo fuimos… dos… tú y yo.

En el viaje, durante mi estancia y a mi lado cuando volví. No podía verte, pero estabas. No pudiste venir, pero estabas. No te ví animando como siempre, pero te escuchaba, como siempre. Tú y yo.

A pocos minutos de salir, puse mi mano derecha sobre ti y tu piel blanca y roja, tatuada de flores hawaianas y volvimos a hablar una vez más. En el más puro y discreto de los silencios. Siempre te portas bien, lo sé; pero me gusta pedírtelo justo antes de salir. Me tranquiliza saber que me escuchas. Somos dos.
Jose no es compañero, no es pupilo, no es nada más que amigo… nada más que amigo… como si eso fuese poco...
Estás nervioso y crees quizás que yo no. Tienes dudas que sólo crees tuyas. Miras a la isla del lago y en tu interior algo se asemeja a ella… ahí, sola a la vez que rodeada. Justo antes de salir, no me acerco a ti sólo por amistad, ni por vivir juntos ése día de carreras, lo hago porque yo también he mirado a la isla… tanto como tú... o quizás más. 

Agua.

Nos hemos cruzado al salir del agua, con prisa y sin apenas respiración. Has sido tú, Jose, quien ha pasado sus primeros kilómetros pedaleando y ha tenido que esquivar a alguien que yacía parado en la cuneta, bajado de su montura e intentando relajar un músculo piramidal que no estaba por la labor de tanto trasiego. Me has mirado y hablado como si te doliera a ti. Está claro amigo. Somos dos.

Pedales.
Llegué a Guadalajara pedaleando, como yo quería, y mi compañía blanca y roja, con tatuajes de flores, se ha portado como suele hacer. Sé que ella traza los descensos mucho mejor que yo, pero aún así, le pido que no me tire e intento tratarla con toda la dulzura que mi, a menudo, tosco carácter me deja... cuando me deja.

Asfalto.

Corrí por sus calles, pensando en quien mis oídos escuchaban pero mis ojos no veían, porque no pudo venir, porque no pudo ser y quise sentirme solo, y sacar de esa soledad mi fuerza… (soy veterano ya, y la fuerza ya debo sacarla de cualquier rincón). Pero no pude, porque Roberto corriendo sonreía, Iván corriendo sonreía y Patricia, sonriendo corría,  porque Inma, que esperaba a Jose Angel, Ainhoa que esperaba a Alberto y Amaia… que no sé a quién esperaba, no pararon de animar, de sonreir y de hacerme mucho fácil… mi vuelta al ruedo, si es que alguna vez me he ido… otra vez mi compañía y yo, en cada instante, en cada metro de aquella carrera... ya sabéis que fuimos dos.

 
Nada más ponerme las zapatillas, sin saber tiempo ni posición alguna, he recibido mi primer y mejor premio, mi regalo por no rendirme en aquella cuneta.

Personas incansables, maravillosas, extraordinarias e increíbles, llenaban los avituallamientos y nos hacían todo mucho más sencillo. Gentes con unas discapacidades, sencillamente,  diferentes a las nuestras... ofreciendo agua, alimento, mucha energía y sobre todo amor, mucho  amor.

No se puede correr triste, ni sufrir… si les ves a ellos sonriendo, no se puede.
Dios!! qué fortuna tan grande siento cuando os veo y pienso que vosotros y yo, hace tiempo ya, que somos dos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

ENHORABUENA RAMON Y ENCANTADA DE HABERTE CONOCIDO...SEGUIRÉ LEYENDOTE

AMAYA

ramón dijo...

...y la próxima vez, escribiré bien tu nombre...
Te agradezco todo, ánimos y sonrisa el otro día, y que te pases por aquí.

Morath dijo...

Jo, seguro que no he pillado ni la mitad de la "esencia" de esta entrada pero ¡¡¡muchos ánimos Ramón!!!

Un buen puñado de azúcar (o miel o edulcorante o lo que sea que uses normalmente :-D) endulza cualquier cosa :-D

Y, si no, si aun así ves que los limones están muy ácidos o amargos, pues ná, píllalos para echárselos al ron, que ahí se necesitan así de fuertes para darles ese toque de carácter al combinado :-D

¡Ánimo muchacho!!!

ramón dijo...

:-D.. Rodrigo, no pillas ni la mitad, porque fijo que lees igual que corres... rápido, rápido..

Cada color es un instante y cada instante es con alguien. Ese alguien no tiene por qué ser persona siempre, aunque alma, te aseguro que sí tiene.

Cada viaje se compone de montones y montones de pequeñas soledades, en las que estáis sólo tú y ese alguien. Lee despacio hombre, que las prisas son para las carreras...

me agrada leerte, ya te echaba de menos

LAURE dijo...

Grande Ramón. No tanto por lo que haces, sino por lo que transmites. No sóis dos, SOMOS UNO.
Vamos!!! Joder, recuerdo lo que hablamos, no sólo es correr, es todo lo que envuelve el momento. Eso que hace que casi cinco horas sean dos semanas. Una sonrisa de loco, una mirada de niño.

Grande Ramón

Alberto Codinach dijo...

Hola Ramon.
Al final casi ni nos vimos, una pena, encima que estas en mi casa, menudo anfitrion, te busque en la zona de post meta, pero nada, ya me comento Ainhoa que habias pinchado, ya somos dos, espero que te gustara el Triatlón.
Espero verte pronto.

Un abrazo muy fuerte.

ramón dijo...

Laure, gracias a tí por todo, como siempre. A ver si tenemos otra oportunidad para charlar un rato... prometo dejarte hablar un poco :-)

Alberto, no te preocupes hombre. Precisamente estando uno en su casa, tiene muchos invitados y es dificil llevarlo todo. Sea como sea, estuve muy a gusto, me encantó el triatlón, el lugar y sobre todo la gente.

Por cierto, no pinché. Se me quedó contracturado el piramidal izdo en el primer repecho al salir del Azud, y me paré un par de veces... pero para retirarme, la verdad.
Paró la ambulancia, y una vez me incorporé poco a poco, esperando que se soltara, metí plato justo antes de llegar a la subida esa del primer tunel... pero vamos, que da igual, la carrera estuvo bien, y el resultado también. Y como digo en la entrada, lo mejor de seguir, los ánimos que recibí... que viendo animarme a Ainhoa más de uno pensaría que soy de Guadalajara...

Un abrazo y mucha salud para estos ultimos entrenamientos para Hawaii.

Emilio dijo...

Te hace grande tu forma de vivirlo y te hace grande tu forma de sufrirlo. Un abrazo krak

Anónimo dijo...

Ramón me ha encantado tu entrada, y espero poder verte y animarte en muchos triatlones de Guadalajara.
Alber y yo estuvimos buscandote para que cenases en las pistas con nosotros, pero supongo que ya te habias marchado.
Te vi en la cuneta parado cuando bajaba con el coche y me pensé que habias pinchado, pero ya he visto que fue muscular...
Mucho Ánimo con los entrenamientos!!

Un abrazo.

PD.: este año nos acordaremos de vosotros en Kona.

Ainhoa