Dentro de 10 minutos, entraremos en el último día del año y mañana, cuando amanezca, será un gran día.
No es ese fin de año lo que me alegra, ni que empiece otro, tampoco lo es que, con suerte, finalmente me ponga otro dorsal en la San Silvestre de Huércal-Overa, tres meses después del último en el Titán, y sea ése otro comienzo con mi nueva salud, ni eso importa mañana.
Ni siquiera es mi recién estrenada incorporación a otra red social, en ésta ocasión Facebook...:-)))) no, que va, es mucho más grande que todo eso, es algo tan grande, tan inmenso que me da vértigo pensarlo, que me tiemblan los dedos mientras escribo y que no dejará que ésta noche duerma demasiado.
Estad atentos, porque mañana: LE PONEMOS NOMBRE Y CARA A UN SUEÑO, UN SUEÑO QUE ÚNICAMENTE CON LA FUERZA DE LOS CORAZONES, TERMINARÁ SIENDO UN MILAGRO.
Mañana, mañana no es el último día de nada, sino el primero de algo muy grande.
Aquí, y en pocas horas, os abriré las puertas de mi sueño.
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