miércoles, 3 de octubre de 2012

Un toque de esperanza.

Aunque todo huela a barro que se va secando y a la rutina diaria se haya unido la de limpiar un poco más y jaleos con péritos, seguros y demás, la mejor forma de levantarse es intentar seguir como siempre, o al menos parecido, y sin quejarme más de lo poco y justo que me toca, pues hay muchísimas personas peor que nosotros.

Las banderas siguen a media asta y han pasado los tres días de luto en mi pueblo.
Ayer hice el primer intento "oficial" de entrenamiento tras varios días. La suerte de ir acompañado me dejó pensar poco... o más bien, no pensar demasiado.
Vamos a seguir moviendo la sangre de estas venas, que para eso me las dieron y para eso estoy aquí.

El vídeo puede parecer algo que no viene a cuento, puede... pero tiene sentido por varios motivos. (quita el volumen al reproductor de música del blog, para verlo).
El primer motivo, porque siento la bicicleta como parte de mi ser y de mi vida. Hace años que dejó de ser "simplemente" una herramienta para hacer deporte.

Segundo porque el esfuerzo en solitario, es la máxima expresión de la lucha contra uno mismo y sus circunstancias, una búsqueda del límite y de la fe en caer mil veces y levantarse todas esas y una más. 
Y tercero, porque éste hombre... vencedor y derrotado en mil batallas, se bajó de la bici en la carrera más importante del mundo para estar junto a su mujer embarazada en el momento de tener a su segundo hijo. Eso es mucho más grande que ganar un mundial, una olimpiada o cualquier otra prueba, eso es una lección de vida, de ilusión por lo verdadero y dede luego, un toque de esperanza.

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