Dedico ésta entrada a Jesús Carrillo Martinez.
Amigo desde hace más de veinte años, con el que busqué hace poco más de un mes el sueño de volver a Hawaii, y de hacerlo en su compañía. Fue en el IM de Niza y aunque yo no estuve ni cerca del objetivo, él quedó a solo tres plazas de conseguirlo.
Siguió peleando, porque él es de los de la vieja escuela, de los de no parar hasta conseguirlo y ayer participó en el IM de Bolton, Inglaterra, donde de nuevo, la suerte le ha sido esquiva, esta vez por una sola plaza.
Dedicado a tí, porque como ya te he dicho alguna vez... si yo fuí...es porque se puede... o porque lo milagros existen... da igual, porque yo sé que antes o después, tocarás con tus manos aquella tierra. Para la gente de buen corazón y alma limpia, siempre hay recompensa, aunque también es verdad, que a estos, siempre les toca esperar un poco más.
Un año de nada.
Hoy, 1 de agosto, se cumple un año de aquel día en el que conseguí el slot para participar en el Ironman de Hawaii.
Aquel sueño que no fue mío y que, aunque fui yo quien más lo disfrutó, no se debió tanto a cualidades físicas… sean las que sean, y ni siquiera a mi atolondrada cabeza.
El sueño se repartió casi a partes iguales entre las personas que forman el grupo Adica, y los familiares, equipo, amigos, seguidores de éste blog y todo aquel que quiso soñar conmigo.
Esa atolondrada cabeza, dejó de pensar en si misma durante un buen tiempo, y dedicó todos sus esfuerzos en mejorar un cuerpo de casi cuarenta años, para intentar llevarlo lo más cerca posible de su máximo. La causa, tal como hoy, lo merecía.
La dedicación y el mimo con el que preparé aquellos dos últimos meses el ironman alemán, aquel del que desconocía todo, pues era la primera vez que se celebraba, no era un tema ya de superación personal, ni de anhelos deportivos marcados, sino una cuestión de responsabilidad y de honradez conmigo mismo.
Hubo consecuencias de aquella hilera de palizas diarias que a la que me sometí, con gusto, por supuesto. Cogí anemia y aquello que hace años había deseado, aquello de preparar a conciencia nada menos que el Ironman de Hawaii... pues qué podía haber más motivador que eso... pues bien, aquello, tuve que dejarlo para mejor ocasión, tal era mi estado de fatiga.
Pero a la vista está que, absolutamente todo, valió la pena y no cambiaría ni un metro de aquellos entrenamientos por nada.
Puse a prueba mi amor por el deporte, por un deporte que ha querido más de una vez quitarme la vida y que más de una vez me la ha dado, cuando por momentos, mi mal estado ya no tenía remedio.
Puse a prueba mi fe, apartando mis ilusiones personales, mi ego, mi búsqueda de cimas y de pequeños éxitos aplaudidos. Y dediqué por un tiempo mi esfuerzo pensando que mis manos, mis piernas, mi cuerpo, mi alma, no eran mías, sino de ellos.
Quería saber si era capaz de hacer aquello que tanto amaba y no hacerlo por mí… y el resultado fue que sí, que podía, y no solo eso, sino que además podía hacerlo bien, mejor que nunca… y conseguír lo más grande que podía imaginar.
Hace un año, y me parece un día.
6 comentarios:
Hola Ramón,me llamo Roberto (Molinero)soy seguidor tuyo y tambien me gusta la larga distancia.Me llama mucho la atención el reto RM400 de Laure y me gustaria ponerme en contacto con él,si pudieses facilitarme su correo electronico para pedirle información me harías un gran favor.
Un saludo campeón,eres todo un ejemplo a seguir.
Una bella página más del libro inconcluso que escribes.
No conozco a Jesús Carrillo pero si es amigo tuyo será un gran tipo.
Si está a tu lado y compartis la vida deportiva y otros momentos importantes, seguro que también competirá algun día en Big Island. La vida es corta, pero da mucho de si...
Un abrazo.
Aunque esté muy manido: "El que la sigue, la consigue" así que seguro que terminará cayendo ese slot para Carrillo.
Sólo con cabezonería no se consiguen las cosas (es algo que aprendemos de chicos cuando nos damos cuenta de que por más que berremos y lloriqueemos, si es que "no", lo más que conseguimos sacar es un azote de los padres ;-D) pero para los que no tuvimos la suerte de que nos tocaran con la varita al nacer (la genética es algo insustituíble), la cabezonería es un arma de un valor incalculable y si vamos echando cada día una monedita de veinte duros en la hucha, el día que la rompemos puede salir un premio bien gordo ;-D
Un abrazo muy fuerte!!!
Nota: Lo de los veinte duritos diarios en la hucha es "robado" a un amiguete pero me gustó tanto que me lo he guardado como uno de los "MoTo" :-D
Seguro que lo consigue!!! Al igual que estoy seguro que volveras a Hawaii, estoy seguro...
Un abrazo a los dos.
Ojala la cabeza atolondra siga mucho, muchisimo tiempo asi o mas atolondra aun, porque tiene enganchados a un monton y porque ayuda un mundo. Gracias.
Hola Robert, perdona el retraso en contestarte. Escríbeme a: r a y m o n d g a r c i a 70 @ g m a i l . c o m , sin espacios, y te doy el correo de Laure sin ningún problema. Un saludo.
Pablo, éste tipo... Jesús, es de esos que aunque te duela que no le salga bien esto o aquello, no sufres, porque con el caracter que tiene, al día siguiente ya solo tiene en mente una cosa, y es levantarse otra vez... a quien se le parecerá?
Tiene 47 años, y desde hace unos veintitantos, cada año anda un poco más :-). Un ejemplo, sin duda.
Lo cierto es que sí, en general tengo mucha suerte con la gente que conozco... a la vista está, leyéndote a tí...
Rodrigo, el muchachote de Carrillo viene con la lección aprendida, a pesar de su edad... le ha perdido totalmente el miedo a la prueba, y ahora, sin embargo, el respeto es mucho mayor. Si las lesiones le respetan, acabará yendo a la gran isla y sabes qué?.. que yo lo vea...
Valga esto como respuesta a tu comentario Tonino :-))
Emilio, ya te lo dije una vez y te lo repetiré siempre, cuando uno cae, sea donde sea y hasta donde sea, hasta lo más profundo, solo queda un camino, y es para arriba.
Un abrazo
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