viernes, 11 de septiembre de 2015

OS INVITO A UN HELADO... DE AQUÍ, POR SUPUESTO.



En el Tour del 54, Bahamontes se escapó subiendo un puerto y era tan bueno que "esperó" a sus adversarios en la cima comiéndose un helado...


Mira tú por donde, las cosas de la memoria tienen una forma rara de funcionar.
Mi hija dice que le gusta el helado de "chocotate" y que a papá le gusta el de "vanilla".
Y ahí estoy yo, todo el verano comiendo helados de "vanilla" para no hacer la contraria a mi hija.
Recordando pues, el tema del helado, caí en que alguna vez leí o escuché que el helado que Bahamontes comió en aquel puerto, era de vainilla.
Las cosas de la memoria, que no vienen ni a cuento, pero tienen su gracia.


Bahamontes fue un magnífico ciclista en su época, un extraordinario escalador y además, el primer español en ganar un Tour, cinco años después de comerse el helado "esperando a sus rivales"...
Las comillas no se las pongo a Federico, se las pongo a la prensa nacional, que entonces funcionaba así y a día de hoy, me da la impresión que poco a cambiado.

 El "Aguila de Toledo" subió con varios radios rotos aquel puerto. Escaparse no era un capricho, era necesidad pura y dura de llegar con tiempo, para dárselo al coche que le asistiera. Podía subir, pero no bajar en esas condiciones.
Y mientras esperaba, se comió un helado el tío. Ahí, saltándose a la torera todas las "leyes" sobre nutrición deportiva y posibles intolerancias a la lactosa... ¡qué horror! y ¡qué poco respeto a la prueba!...
Posiblemente, aquel helado fue de lo más sano que Bahamontes comió aquellos días y desde luego, bastante más sano que los que comemos actualmente.


Comerse un helado en pleno Tour, puede no parecer muy ortodoxo, pero hablamos de mitad de siglo... cuarenta años antes de las barritas, los geles y las bebidas isotónicas.
Los gregarios a menudo, "atracaban" bares en busca de líquido para ellos y sus líderes y en la estampida, a veces se daban cuenta que no era agua sino algo más "reponedor" como algún licor o similar (sin alcohol, por supuesto...).
Aquí se vendió aquel episodio, a falta de televisión y redes sociales, como les dió la real gana. Vendiendo ya la marca España, la roja y todo eso.
Hasta yo, siendo ya bastante mayorcito, de juvenil, seguía creyendo el día que conocí personalmente a Bahamontes, que fue tan bueno que se cachondeaba de los extranjeros en su propia casa, parando a comer helados.


Menos mal que no fue así. Me parecería de una soberbia tremenda y de una forma bastante tonta de demostrar que nunca nos hemos creído inferiores a otros. Algo bastante difícil de creer, cuando seguimos con esa manía de hacer épico todo lo que el español hace y normalito, cuando no de dudosa consecución todo lo que hace el resto.
Mola más seguir pensando que Marquez puede tomar las curvas por donde le apetece, pero no que lo haga Rossi o que F. Alonso no pilote sino que haga magia mientras Hamilton solo conduce el mejor coche en pista.


1954... 2015. Hay cosas que no cambian. Helados que no se derriten.