LA FORTUNA DE SER DEPORTISTA, COMPETIDOR, DUATLETA.
IV DUATLON LARGA DISTANCIA SUECA 2012.
5º CLASIF. 1º VET 1. 4H15' 181 Inscritos.
El mejor director de equipo que tuve cuando era competía en ciclismo, me enseñó, entre otras cosas, que en ocasiones, el trabajo bien hecho durante una etapa podía ser tanto o más satisfactorio que el resultado final. Aunque es obvio, que si trabajas bien y el resultado acompaña, el gozo es pleno... la tarta tiene guinda.
Volví a ser joven.
Ayer, durante la disputa del Duatlón de Larga Distancia de Sueca, volví a tener sensaciones que creía olvidadas. Aquellas que tuve de juvenil, aquellas que me hacían jugarme todo a una carta y no pensar demasiado en las consecuencias, pues la única consecuencia que cabía en mi mente era vencer.
Para mí, cuando hago el DLD de Sueca, me sobran motivos para querer dar todo lo que tengo, a veces más... a veces, puede que demasiado. Mi forma de respetar y agradecer el cariño que siento por parte de todo el grupo de gente que organiza esa prueba, es con mi esfuerzo.
Dibujar ilusiones. Pintar la realidad.
Trazar un plan, objetivo, claro y sin muchos flecos, es algo que hago desde hace mucho tiempo. Me divierto dibujando estrategias en mi cabeza y intentando que las líneas salgan según lo previsto.
Ayer, el dibujo quedó bonito, el objetivo casi se cumplió y los resultados además, acompañaron.
No perder tiempo en los primeros 10 kms de carrera era básico. Terminé 4º éste sector. Eso me dio tranquilidad para tomarme un respiro en los primeros kilómetros de ciclismo. En cuanto bebí el primer trago, me dí cuenta que algo no funcionaba bien en mi estómago, los tragos eran constantes y el agua no me saciaba. No acababa de romper a sudar, y el estómago se me hinchaba por momentos. Empezaba a deshidratarme.
Acertar en las previsiones, o casi.
A mitad de la primera de las tres vueltas del recorrido total ciclista de 84 kms, pongo "ritmo de crucero", o lo que es lo mismo, decido que si he ido a jugármela, ése y no otro, es el momento.
Ya solo en cabeza, a diferencia que en 2009, no me pongo nervioso. Estoy haciendo lo que tengo que hacer y para lo que he entrenado cada día. El estómago no aguanta el primer gel, y no tarda en pedirme "puerta", un segundo gel a la media hora, se va de igual manera. Ya voy pensando en los 20 kms finales de carrera y alcanzo a imaginar que van a ser más duros aún de lo previsto.
A cada vuelta de bici, el viento aumenta su fuerza y va cambiando de dirección, por lo que los planes aquí, se limitan a pedalear sin perder la compostura. No hay que pensar en el viento, ni sentirse mal ni hacerle ascos, el viento es como el agua, que si lo respetas, te deja fluir por él, pero si lo odias, si lo tomas con desagrado, te puede hundir.
Sigo bebiendo todo lo que puedo... y sigo echándolo. Las piernas van bien, pero si sigo sin darles combustible, acabarán por pararse. Es el momento en el que, luchando por hacer segundo, debería haber levantado el pie, pues todo lo que vino después fue resultado de la suma, de un mal estómago con una media de 40 kms/h solo bajada por el paso por curvas. Pero no. Otro día, quizás toque eso, pero ayer no.
Rendirse, nunca. Reconocer lo evidente... las veces que haga falta.
Soy el primero en dejar la bici en boxes, sabiendo que la renta con Carlos Aznar, el dorsal 1, vencedor de la edición 2011, es demasiado escasa, y más conociendo su enorme potencial como corredor. Pero tengo claro que las carreras son largas y nunca sabes como terminarán, así que salgo a correr con la misma idea que al principio, ganar, ganar o reventar, una vez ahí, no me queda otra.
Los tres kms que hago en cabeza antes de ser cazado por Carlos Aznar, los hago por debajo de 4 minutos cada uno, y aún así, el dorsal 1 me sobrepasa y me deja como si yo fuese andando. Nada que objetar ante tanta superioridad. Enorme carrera por su parte, y contento por conocer a un buen competidor y deportista. He de decir, agradecido, que Carlos no paró de animarme cada vez que nos cruzábamos, viendo mi "mal estado".
La diferencia con el resto, parece suficiente para hacer 2º si mantengo el ritmo, pero sin combustible (dos geles en la bici) la maquinaria no tardará en fallar del todo.
Nunca se deja de aprender.
Intento meter azúcar a base de isotónica y coca-cola, pero el estómago no está para tonterías y cada vez que bebo, he de parar a echarlo. Caminar cuando vas en puestos de podium, duele. Se te pasa por la cabeza que ya solo podrás andar hasta la meta, que se acabó lo de correr, que pasarán horas hasta que llegues.
Y sin embargo, inmediatamente lo asumes, porque sabes que es así. Te la has jugado a una sola carta y si debes aceptar que esa partida, no la has ganado.
Uno aprende cada día de sus posibilidades y a veces, el aprendizaje solo llega paseándote un rato por lo desconocido, por encima de la línea, por la parte de ti que no conoces, o que por culpa de la edad, creías olvidada.
Vamos a tener que esperar un poco más.
Además, el primer puesto en categoría veterano, significó mucho más que en otras ocasiones. Fue la edad, la experiencia de tantas veces en las que he creído sucumbir ante la fatiga y me he mantenido en pie, la que me permitió no pensar jamás en la retirada, ni cuando vomitaba, ni cuando caminaba, ni cuando miraba al cielo y le decía a ella, que tendríamos que dejarlo para otra ocasión.
Pero que no tengo prisa, antes o después, le dedicaré mi esfuerzo como se merece. Tengo menos fuerza de la que ella tuvo, y aunque tener los mismos genes, no me dejará vivir hasta los 93 años, sí que me permitirá luchar mientras pueda y crea que debo hacerlo, si es esto lo que me hace sentir bien, y conmigo, a los míos.
En todas, miraré para arriba antes de salir y no te pediré nada, solo te diré como ayer: madre... no lo voy a intentar, lo voy a hacer.