DLD SUECA 2010.
...y yo me alegraba, porque era la primera prueba del año, el primer larga distancia, la primera vez que me vestía de URBIKO, la primera vez que competía como veterano, las primeras “agujetas de caballo” en las piernas y sobre todo... sobre todo, la primera vez que noté más intensa la ilusión que las fuerzas y la primera vez que pensé que si así ha de ser a partir de ahora, que me digan donde firmar, que tengo el boli en la mano.
Me alegraba durante los primeros metros, pese al ritmo pasado de rosca que llevaba la cabeza para esos diez kilómetros, lo hice también cuando durante unos efímeros kilómetros en la bici fui primero un año después. Me alegré incluso cuando las piernas dijeron: "basta ya de meter el 12...so animal¡¡¡), y no dejé de alegrarme mientras corría esos últimos veinte kilómetros a mucho mejor ritmo del que habría imaginado días antes... finalmente, al cruzar meta, me alegré por todos los que me habéis animado durante estos últimos meses, por el blog, por mail, por teléfono, por esas tabernas irlandesas de por ahí... y mi alegría era tan extraña como intensa, pues pensaba una y otra vez en las pegatinas de mi casco, en la de ADICA, en la de TRIWWW, esas razones que me he "impuesto" para seguir haciendo... lo que hago.
Durante todo un año... me sentí rey por un día…
Durante ése año, me decían que ya daba igual si los resultados salían mejor o peor, porque ya tenía en mi zurrón el larga distancia de Sueca.
Hacía tiempo ya que esa excusa no era necesaria, para disfrutar de las pruebas con o sin resultados, pero si es verdad que tener algo así en ése zurrón mío, era una gozada.
Y ahora, tras volver a tierras valencianas, tras disfrutar como pocas, muy pocas veces he disfrutado de algo, reconozco que sigue siendo una gozada pensar que, al menos una vez, en Sueca fui yo quien cruzó primero una vez la línea de meta.
Cada año es diferente, y las fuerzas tienen muy poco que ver en ciertas cosas.
Se despejaron mil y una dudas que he ido acumulando durante meses. Hasta me alegré de pincharme con un imperdible cuando me ponía el dorsal, pues era el primero desde noviembre y lo tomé como el primero a partir de ahora.
Pensarán la mayoría que ésta satisfacción que tengo se la debo al 7º puesto final, o al 1º como veterano, pero lo cierto es que sin desmerecer, ni mucho menos, la importancia que esos resultados tienen, el objetivo principal, se cumplió el día anterior, cuando volví a verme rodando por el Marjal con la bici, sin dorsal y sin prisas competitivas, cuando tras un año de ánimos y saludos escritos…abracé a más de uno y más de dos amigos, organizadores del duatlón en ratos libres, cuando el mismo día de la prueba, saludar a muchos que durante el invierno se han preocupado por mi estado tanto físico como de ánimo, convertía la prueba en una sencilla excusa para estar allí y dar lugar a esos encuentros.
A veces pienso que tengo cierta “puntería” a la hora de elegir dónde participo, me sucedió con Arrigorriaga, también con el Titán, y ahora con Sueca y su duatlón.
Puntería y suerte en no dejarme llevar por ideas puramente competitivas como la de si la prueba me va o no me va bien, qué nivel de gente irá, cuales serán los premios… o cosas así.
Tengo suerte y no ya puntería, cuando casi cada año, puedo volver a esos lugares y ver como se alegran los organizadores de verme, tanto como yo de verlos a ellos.
A/A de los organizadores del DLD SUECA.
-Antes de venirme, el sábado, intenté agradeceros el trato personal que tuve, no seguiré haciéndolo por aquí, prefiero mantener la ilusión por volver el próximo año y daros las gracias de nuevo, antes de salir y en persona.
El trato como deportista, como uno más de las decenas que estábamos allí, se merecería otra entrada, por ahora, sólo me atrevo a pediros que no cambiéis vuestra filosofía, al final, esa humildad será vuestra mejor imagen, la que os identifique y diferencie.-
A/A de los organizadores del DLD SUECA.
-Antes de venirme, el sábado, intenté agradeceros el trato personal que tuve, no seguiré haciéndolo por aquí, prefiero mantener la ilusión por volver el próximo año y daros las gracias de nuevo, antes de salir y en persona.
El trato como deportista, como uno más de las decenas que estábamos allí, se merecería otra entrada, por ahora, sólo me atrevo a pediros que no cambiéis vuestra filosofía, al final, esa humildad será vuestra mejor imagen, la que os identifique y diferencie.-