lunes, 31 de enero de 2011

ENCAJE DE BOLILLOS

Todo un arte, desde luego.

Entretejer hilos que vienen de bolillos o bobinas de hilo.

Hacerlo con maestría, con orden, con sentido, buscando un fin último, un dibujo agradable a la vista, un dibujo normal, o un dibujo abstracto, pero bello a fin de cuentas.

Soy persona, hombre, marido, algún dia padre, hijo, hermano, amigo y soy triatleta, y además, experto en montaje de puzzles.


Vivir, y hacerlo donde nos toca. Trabajar y hacerlo cómo nos toca.
Vivir y ser parte de una familia cercana, tu casa; y otra familia necesaria, tus amigos.
Vivir y buscar tiempo para anhelar, para querer, para soñar.

Pensar con libertad y en silencio, la libertad que te gustaría tener, y buscarla con todo el sigilo del mundo, porque la quieres para ti, porque es tu manera de soñar e intentar ser feliz.

Buscarla con sigilo. Para no molestar… a tu familia más cercana y a la otra necesaria. Para vivir en paz y tener de todo un poco. Lo quieres todo.

De todo un poco, son muchas bobinas de hilo, muchos bolillos.

El triatleta multiplica su deporte por tres, a veces hasta por más.
Sacar tiempo para entrenar su cuerpo y sobre todo su interior, y buscando, si puede ser, en silencio y la libertad que le gustaría tener.

Semejante empresa se puede convertir en una tarea digna de expertos en puzzles de mil o más piezas.

No ha salido el sol y ya le roba una hora a la noche que aún dura, para comer algo y despertar al cuerpo con las primeras luces, aunque sean las de los focos de la piscina.

Come a medio día, como si no comiera, para que no se le note. Cuando llega la hora de todos alrededor de la mesa, y se marcha en bici o se pone las zapatillas el rato que puede, mientras miradas criticonas lo ven pasar… aún así, es la mejor hora, la gente come y el triatleta, “triatletea”.

Cuando toca trabajar de nuevo, si es de jornada partida al final, da igual el trabajo… las piernas duelen, el cuerpo está con la aguja casi tocando reserva y le toca aguantar el tirón.

Quien no puede con ese orden, se busca el rato de la noche, y le roba otra hora, o dos, corriendo por las calles o pedaleando en la habitación más pequeña del pequeño piso, subido a la bici y ésta, al rodillo torturador;
se cree así el triatleta algo menos egoísta, porque entrena pero sigue en casa, cerca de los suyos… y qué más da, si está en su mundo… lejos, muy lejos de esa habitación pequeña del pequeño piso. Tan lejos como tiempo falte para la próxima competición.

Y todo esto lo hace antes de la cena, para llegar y ver algo de tele, hablar con su pareja y si acaso, jugar un poco con los críos, y acostarse lo más pronto posible… casi siempre un imposible…; y se acuesta y cierra pronto los ojos, para hacer de nuevo lo que hizo ayer…. dormirse pensando con libertad y en silencio, la libertad que le gustaría tener mañana, y buscarla con todo el sigilo del mundo, encajando los hilos de los bolillos de sus cosas.

Todo un arte, desde luego.

viernes, 28 de enero de 2011

UNA MONA EN EL URBIKO.

El Urbiko T.T, mi club. Mayorcito de edad desde el año pasado, 18 años ya. Un club con solera, con carisma propio y con poso de vino añejo, vino del bueno, hasta para los que nos gusta una copica de vez en cuando del buen tinto, y no tenemos ni idea de características de la uva ni de trazas de sabor frambuesa al paladar.

El Urbiko, del cual algunos se atreven a asegurar que hasta compite alguna vez de las que participa, saca su fuerza y resultados precisamente de ahí, de la tranquilidad; de esa que te da saber que tienes que volcar todos tus esfuerzos en disfrutar como primer objetivo, disfrutar y sacarle partido al rato con los compañeros, antes, durante y después… después, ése sí que es un buen rato.
Y si todo eso, más o menos, se lo asegura, entonces, y solo entonces, es cuando el Urbiko además de participar, compite y si compite, disputa.

Por si no quedó claro en alguna que otra entrada, con lo que acabo de decir, queda claro porqué soy Urbiko, por qué me apetecía serlo desde hace tanto y por qué, gracias a ellos, lo he conseguido.

No es un logro de brazos en alto, pero sí lo es para enmarcarlo.

Cambiamos imagen y se incorpora algún patrocinio nuevo para el club, Grupo Palsofá (Tienda de sofás), y estado en el queda uno después de competir; además de continuar con los anteriores, Osasunalde, Ciclos Zubero y el Ayuntamiento de Basauri.

De los colores de éste año, ¿qué puedo decir?, cuando a propósito o no, me los han hecho a juego con la niña de mis ojos, con la P2, con la Excalibur... ahora sí,  menuda mona estoy hecha, mona de verdad, mona y bonita, vestida de seda.

viernes, 21 de enero de 2011

Corro para huir.

Sí, corro para huir.

Y si eso me define como cobarde, cobarde soy. Aunque también corro para cazar. Quiero pensar esos fueron los motivos que hicieron correr al hombre desde el principio, y solo esos, huir y cazar.

Si busco dentro, muy dentro de mí, llego a un lugar donde no hay competiciones, donde no existen los dorsales, ni nada que se le parezca. Solo una necesidad incontrolable de moverme.

Me veo corriendo cada día, buscando el descanso, por raro que suene.

No descanso cuando no puedo hacer lo que quiero, lo que me apetece, lo que me piden, a gritos, cuerpo y mente, actividad.
No descanso cuando estoy quieto. Mi cuerpo se transforma, se vuelve vago, se ablanda y reniega por cada mínimo esfuerzo que le pido.
No, no puedo estar parado.

Se entendería entonces, que a mis años, lo que realmente estoy haciendo es, de esta manera, evitar lo inevitable, el envejecimiento, el deterioro, la cuesta abajo. Pero no, ni tanto, ni tan poco.

Porque haciendo deporte, no huyo de las entradas en la frente, ni de las canas o de la calvicie.. eso no me preocupa; me asustan más las barrigas imposibles, esas que no te dejan ver... aquello que tienes; me asusta la sangre espesa y las venas estrechas por culpa del colesterol; me asusta un hígado harto de trabajar sintetizando alcoholes; no, eso no es envejecer, eso es acelerar el proceso natural de las cosas… quizás tanto como hago yo con mis entrenamientos de apellido palizas… podría ser, pero no, ni tanto, ni tan poco.

Mis ironmans y mis entrenamientos cuantimásmejor no son tan malos como parecen, que nadie se parapete en esa idea para justificar su lenta vida, así yo, mientras, seguiré respetando que cada uno gaste sus balas como le plazca.

No siento tristeza al verme arrugas, es más, me siento afortunado de poder verlas, de estar aquí para que me salgan, yo ya... si eso, me hago viejo dentro de 40, 50 o 60 años, e igual para entonces, hasta me muero... puede ser, pero ni tanto, ni tan poco.

Porque ahora, de verdad, que lo que no quiero es estar quieto. Quiero ser un cobarde, pero de los buenos, de los de verdad, de los que se tiran el día huyendo, huyendo del cansancio de no hacer nada.

Ya lo he dicho, también quiero ser cazador, como lo he sido hasta ahora, quiero seguir buscando mi presa cada año, pero no para matarla, sino para llegar a ella y agradecer, porque mis presas son mis sueños, que cuando por fin los consigo atrapar, les doy gracias por tanta fortuna, y cuando no lo consigo, se las doy por haberme dejado intentarlo, porque eso me habrá mantenido en movimiento, porque corriendo cada día, al menos, habré descansado.

Se puede correr y descansar… se puede hacer todo, pero ni tanto, ni tan poco.

miércoles, 19 de enero de 2011

DLD SUECA 2011

La buena gente.

El Duatlón de larga distancia de Sueca se ha convertido en una de esas flores que siempre quiero tener en el jarrón, y a las que no quiero que les falte de ná… que no, que no¡¡¡

Me gusta la prueba y si solo dijese eso, lo primero que se pensaría es que obviamente me debe gustar, pues tuve la fortuna de vencer en su primera edición y estar entre los diez primeros en la segunda, aparte, dos anotaciones a modo de curiosidad: fue mi primera y única victoria en larga distancia, lo cual me quitó muchas cadenas que no sabía ni que llevaba encima y en segundo lugar, el año pasado, mi mejor año sin duda, empezó precisamente en Sueca y siete pruebas después culminó con el Ironman de Hawaii. Sin duda le debo mucho.

Sin embargo, y aunque cueste creerlo, viendo las repetidas veces que acudo a ciertas pruebas, no soy yo de esos que se casan por semejante dote, que no es poca, bien es cierto.

Cada prueba tiene un lado competitivo que le da nombre y carácter, pero el resto, todo lo demás, es lo más importante, el lado humano.

Seguro que hay muchas más, pero yo conozco tres que tanto por un lado como por otro, valen su peso en oro. Las tres flores que siempre tengo en mi jarrón son el Duatlón Larga Distancia de Arrigorriaga, el Medio Ironman Titán y el DLD de Sueca.

ENTREVISTA PARA TRISUECA.

En la web oficial del club Trisueca, podéis ver una entrevista que me hicieron ésta pasada Navidad, espero que os guste.

El próximo 2 de abril, se celebrará la tercera edición en tierras de la Albufera valenciana, y si la salud quiere, volveré más viejo sí, pero más ilusionado también, porque aprovecharé como siempre, una de esas pocas ocasiones que tiene uno para dar la mano a gente de la buena, a la buena gente.

miércoles, 12 de enero de 2011

Volver a la normalidad, con ropa normal.

LO QUE ES NORMAL.

Si para la mayoría de la gente, lo normal es hacer poco o ningún ejercicio, para mí, lo normal es hacer algo, por poco que sea (y si es mucho, mejor aún).

Lo normal es ir de zapatillas y vaqueros por la calle, y a la que puedo, cambiar los vaqueros por mallas o pantalón corto y correr, porque correr es lo normal.

Llegar cansado a casa y dormir un poco mejor que los días de inactividad, esos en los que si mi cuerpo no se resiente, me saben a poco.


Ya llevos unos días de ser normal para mí y los que me rodean, y algo menos normal para el resto del mundo, ya puedo correr, a velocidad.... pura-mente lenta, pero corro algo, todos los días de éste año, por poco que sea, porque siempre que pase de los quince minutos, le llamaré carrera, todos los días.

Este fin de semana corrí veinte kilómetros por donde hace semanas apenas podía caminar y respirar profundamente al mismo tiempo, la maltrecha espalda y esa octava costilla, no me dejaban.

Solo fue un rodaje más, sin más importancia que cualquier otro... si no fuera porque he vuelto a ver el camino. Un camino directo hacia cualquier lado. Me da igual, mientras me lleve, que lo haga hacia donde quiera.

Este año ya está siendo bueno, y no llevo ni una quincena de días y ni una sola carrera ni ironman que ratifique lo que digo, pero está siendo bueno, muy bueno, estoy corriendo.

Me decían que me preparara, que la cosa iría lenta y que no pensara mucho en el día en el que mis poros volverían a sudar.
Y lo hice, me preparé, igual que cada vez que caigo y sé que el acto de levantarme será lento y dificil.
Siempre apoyado, acompañado y animado por los míos, mi padre a veces y mi mujer otras, en días en los que dudo mucho que lo hubiese intentado siquiera si no es por ellos.

Pero el año ha venido con una carrera, una carrera lenta, un trote cochinero.. y otro, y otro, y ya van doce.

Y pienso una y otra vez de forma repetitiva hasta la saciedad: Maldita sea, cuánto valen los sueños? .... como si cuando estás parado sin querer estarlo y sin poder evitarlo, un trote cochinero no fuese tan importante o más que cualquier ironman del mundo... maldita sea¡¡¡ los sueños valen lo que yo quiera.

domingo, 9 de enero de 2011

SPORTRAINING, el TITÁN y un servidor.


Y os preguntaréis: ¿Qué relación puede tener todo esto?

Pues bien, la revista técnica del deporte de competición SPORTRAINING, en su número 34 de éste mes de enero (ya a la venta) dedica la sección "Pruebas con Encanto" al Triatlón Titán Sierra de Cádiz, con el que ya sabéis la mayoría, que además de respeto y cariño con la prueba en sí, me une una gran amistad con sus responsables, máxime después de su desinteresada colaboración con Adica el pasado mes de septiembre, cuando además, pude dar una charla previa al día de la prueba, cosa que entonces me supuso un rato de nervios antes de la misma, pero que ahora recuerdo con mucho cariño.

El título del artículo "Triatlón Titán- Una fábrica de sueños", si seguís un poco éste blog, habréis adivinado ya, que se parece al de una entrada que hice allá por el mes antes mencionado y efectivamente, he tenido la inmensa fortuna y honor de ser yo quien lo escriba.

La suerte de poder escribir sobre algo que me apasiona, el triatlón, y en particular sobre el Titán, al que siempre acudo (aunque no siempre he podido correr, como éste pasado año) y sobre quienes lo hacen posible, gente buena, buena gente.

Suerte de todo eso y además de hacerlo con toda la libertad del mundo, hablando según lo siento y lo vivo, sin más vueltas al borrador que la suficiente para limar asperezas ortográficas.

Es la primera vez que escribo algo para un medio público, y poder hacerlo así, también es una suerte.

Gracias a Sportraining por pensar en el Titán, y mostrarlo sobre cuatro páginas con fotos (alguna que otra hecha por mi mujer) que posiblemente hablen por sí solas de lo que es aquello, mejor que yo relatando; y gracias al Titán por darme la oportunidad de agradecerles yo, todo el cariño que me han dispensado estos años.

Espero que os guste.

miércoles, 5 de enero de 2011

Susurrando sueños.

Ya me conoces. Sabes que en éste interior mío, al que acudo con demasiada insistencia a veces, empiezan a resonar de nuevo tambores de guerra, la misma que libro contra mí y mis penurias cada nuevo año.


Intento evitarlo, pero a penas puedo y ya vislumbro algunos campos de batalla. Tres meses sin pinturas de guerra en mi cara, han dejado ver arrugas que antes no estaban. Y eso, aunque siempre digo que lo llevo bien, no deja de ser una evidencia clara del tiempo que pasa.


Alcanzo a ver allí donde quiero ir, y eso es mucho. El lugar ya lo conozco, y sé de su lejanía, y hasta de la ínfima posibilidad de volver algún día, quizás ya, cuando sea mayor.

Esos corales blancos, ya los habrá movido el viento, ahora toca soñar, el sueño de ordenar cada letra y hacerlo con mis manos.

Y esa es la razón, la única razón, volver. No le daré más sentido a algo que posiblemente no lo tenga.
En éste momento solo puedo decirte lo que todos ya sabemos y casi nadie reconoce, y es que cada vez que tocamos cumbre, la supuesta cumbre, y terminamos de secarnos las lágrimas de la alegría mezclada con el sufrimiento, levantamos un poco la vista y al momento nos damos cuenta que alli, al frente, hay otra cumbre aún más alta.

Te aseguro que no estoy apostando, ni me atrevo siquiera a afirmar nada, si acaso y como mucho, te susurro un sueño.