sábado, 31 de diciembre de 2011

PROYECTO AMORE CORREVEIDILE.


Os imagináis poder hacer una cadena humana de más de 1.400 kms, siguiendo la línea del Mediterráneo, de Cádiz a Gerona...

os imagináis esa cadena hecha por personas que lo hacen por otras personas..

os imagináis cogiendo ese relevo unos pocos kilómetros, y que vuestra testigo sean vuestros pasos, vuestro pensamiento y nada más que vuestro corazón

Pues a partir de hoy, imaginadlo y creedlo, pues el milagro ya tiene cara.


Este es mi sueño y el de muchas más personas, este es el pequeño gran milagro que va cogiendo forma desde hace mucho tiempo ya.

Este ha sido mi punto de apoyo durante meses, mi asidero en los malos momentos, mi alegría, el motivo de mis anhelos, que van mucho más allá de cualquier reto personal, deportivo o no, más incluso que un simple e insignificante ironman de Hawaii, donde los nombres en mi pecho de personas que pusieron su corazón y pensamiento en otros, le dieron un sentido verdadero a aquella aventura en el Pacífico.

Ahora... a partir de éste momento, abrimos la puerta para que todos paséis dentro y podáis ver a nuestros semejantes y a sus ilusiones, a su búsqueda de felicidad, tan pura e inocente como la vuestra.

¡ Oidme bien todos! porque hoy quiero gritarlo, precisamente hoy, que mañana ya podré hablar también de ironmanes y otros retos, hoy es el último día del año, el día que recordaré como aquel en el que quise confesar... y lo hice, hoy es el primer día de toda una vida.

ME LLAMO RAMÓN GARCÍA LÓPEZ, y SOY DISCAPACITADO, y sintiendo que lo soy... sabiendo que lo soy, no lo creeréis... pero siento alegría, he descubierto por fin, que soy como vosotros, como todos vosotros, sepáis o no de vuestras capacidades. Ya no estoy solo.

Mi conciencia sobre todo esto, llega posiblemente del sufrimiento, mío y de los míos, pero deseo con toda mi alma que aunque así llegara, continue en mi cabeza por todo lo contrario, por pura, limpia y sencilla felicidad.

Mi no capacidad, no es la tartamudez que me persiguió desde niño hasta bien entrada mi juventud, no es ninguna de las lesiones que el accidente de hace quince años me dejó y me recuerda de vez en cuando, no es siquiera, la última de ellas, mis ojos que cada vez ven un poco menos, no, nada de eso, mis discapacidades son muchas otras...

Tengo miedo a la oscuridad, tengo miedo al frío, tengo miedo a lo desconocido, tengo miedo al odio, tengo miedo al miedo...

No tengo la capacidad de soñar tanto como quisiera, ni la de sonreír siempre que lo deseo, no sé cantar como las hadas, ni volar como los pájaros, ni pintar con un pincel en la boca... no sé hacer nada de eso, ni miles de cosas más... mi cuerpo no me deja.

Pero soy feliz, siendo persona, sintiéndome igual que cualquiera de vosotros, porque poseo la capacidad más grande que pueda existir, poder amar y sentir que me quieren.

Ni yo, ni ninguno de vosotros discapacitados, necesitamos nada más.

Gracias por estar. Mi corazón ya no es mío.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Mañana verás la cara del sueño, y en breve... el milagro.

Dentro de 10 minutos, entraremos en el último día del año y mañana, cuando amanezca, será un gran día.

No es ese fin de año lo que me alegra, ni que empiece otro, tampoco lo es que, con suerte, finalmente me ponga otro dorsal en la San Silvestre de Huércal-Overa, tres meses después del último en el Titán, y sea ése otro comienzo con mi nueva salud, ni eso importa mañana.

Ni siquiera es mi recién estrenada incorporación a otra red social, en ésta ocasión Facebook...:-)))) no, que va, es mucho más grande que todo eso, es algo tan grande, tan inmenso que me da vértigo pensarlo, que me tiemblan los dedos mientras escribo y que no dejará que ésta noche duerma demasiado.

Estad atentos, porque mañana: LE PONEMOS NOMBRE Y CARA A UN SUEÑO, UN SUEÑO QUE ÚNICAMENTE CON LA FUERZA DE LOS CORAZONES, TERMINARÁ SIENDO UN MILAGRO.

Mañana, mañana no es el último día de nada, sino el primero de algo muy grande.

Aquí, y en pocas horas, os abriré las puertas de mi sueño.

domingo, 25 de diciembre de 2011

¿Ironman? No... un globo lleno de parches.



Para el título que propongo, tampoco desentonaría hablar hoy de globos terráqueos, u oculares... pero eso ya será en otras ocasiones.

El globo de feria pinchado.

Puede que ésa sea la definición más exacta que han hecho de mí como deportista en los últimos años. Y la tuvo que hacer uno de las personas que más conoce cómo funciona mi cuerpo.

Juanfra, aguanta durante todo el invierno la cansera de quien escribe, mientras le da masaje. Aquí el presente, como buen deportista, usa a su antojo la paciencia de Juanfra, como si de un cura se tratase y al que hubiese que confesar y llorar cada pequeña molestia generada por el entrenamiento.

El fisioterapeuta suele estar infravalorado, lo digo por experiencia y sobre todo porque si no se tiene costumbre, uno va al masaje... cuando algo le duele. Y no se entiende que es quizás una de las mejores inversiones en salud que uno pueda hacer, si coge como hábito una visita periódica al mismo.

La explicación es simple: invertir un dineral en una superbici para ganar unos segundos, cuando llevas un mes con una contractura en el sóleo, pues... es como el que tiene tos, y se rasca los dos...
Yo llevo muchísimos años ya (teniendo tos...:-D), tratando de no dejar nunca más de dos semanas si pasar por "boxes"... total... siempre hay algo que intentar arreglar.

A veces, el arreglo se basa más en lo emocional, en ése momento de tranquilidad donde uno no quiere relajar solo el cuerpo, sino también la mente y descarga sin preguntar al pobre fisio, todas sus inquietudes, dudas y hasta frustraciones... y otras veces, las que menos, también deja caer sus alegrías.

He tenido la suerte de conocer a varios, y todos buenos, en ambos aspectos, pero es cierto que llevo apenas tres años, donde "por culpa de" o "gracias a" el año que vivo partido entre dos poblaciones, en verano es Paco Albarracín de Aguilas, quien me soporta (a mí, a otros peores que yo (por pesados y quejicas), como P.M.Campoy.. :-) por ejemplo e incluso a alguna inglesa de esas que no andan ni para atrás, como Catriona Morrison o la tal Chrissie Wellington...).

Y el resto del año, y desde hace muchos, bastantes años ya, es Juanfra en mi pueblo, el encargado de solucionar lo que apenas tiene ya arreglo, da igual si hablamos de mi cuerpo o de mi cabeza.

A él en concreto, va dedicada la entrada y su definición de mí como ironman, no tiene desperdicio, que cada uno se la adjudique si quiere, porque no creo que sea sólo cosa mía.

Dice Juanfra, que yo soy como un globo de feria, que cada día se pincha por un lado distinto.
Él parchea un agujero, y al día siguiente lo hace el podólogo; a la semana, otro agujero lo tapa el biomecánico, y yo mismo, me voy poniendo parches en forma de nuevas zapatillas, de cambios de material, de alimentación, de entrenamiento.... y así vamos, parcheando al ironman, hasta que un día el globo reviente.

Joder Juanfra... no se puede decir que sea muy bonito lo que me has dicho, pero amigo, cuánta razón tienes.


La foto, en realidad no viene a cuento de la entrada, pero quería aprovechar, para mostrar cómo pasamos por aquí algún año que otro, el día de Nochebuena... corriendo, sudando y de corto (que no solo con terremotos solucionamos por aquí el aburrimiento).

sábado, 24 de diciembre de 2011

Llore usted por un ojo.


Oiga vuesa merced… y que me oiga bien espero,
que de tanto repetir ya lo que sigue,
agotado estoy, aunque no tanto como usted,
y créame que lo siento.

A dos tardes de otro día de Navidad nos hayamos,
otro año más de vejez, a nuestra puerta llama,
y por siempre sabemos ya que, en estas fechas,
se nos antoja el corazón un poco más blando,
y la bondad… un poco más atenta.

Si os escribo para repetir lo dicho,
no me lo toméis a cansera, (como tantas otras veces),
tomadlo como otro intento ciego,
de dejar en paz el asunto y a nosotros de igual manera.

No son días de agrado. Si acaso, son días de miedo.
No son días felices a pesar de tener blando también,
el corazón que me late. En realidad, decirle puedo
que días de tristeza son, latente de otra más triste aún.

No habrá Navidad para mí, este año que toca,
ni para muchos de los míos, sólo días que pasan
como el resto de los días,
lentos como nunca antes, y aun así,
lentos hasta detenerse los querría.

Usted pensará que la culpable es mi ira,
mi aparente pena o la mala sangre que guardo siempre aparte,
de todo cuanto pienso ahora, recuerdo y digo,
de aquellos que se empecinan con sus flechas en acertarme.

Si así fuere, le advierto entonces,
que su pensamiento no es de mi interés,
aunque cierto sea que estoy enfadado,

por rabia quizás, por pena no sé, por mala leche no dudo…
o por desespero, también.

Hay veces que revienta dentro de mí
la mal llamada paciencia, la culpa es solo mía,
pues me felicito... deje a mi estampa que mienta...,
de no ser rencoroso y aún así,
no olvidar nunca una afrenta.

En estos días malos, si alzo la vista un poco y
miro a demasiados lugares de este maldito mundo,
la gente se muere, los niños no comen y nosotros no paramos de llorar…
siempre por lo mismo, siempre por nosotros.


No debería vuesa merced buscar mucho más allá de sus lindes,
para ver cuanto le digo, que nuestro mayor motivo de llanto,
es siempre el mismo, el bien ajeno, la posesión del vecino.


Lo que él tiene y yo no tengo, lo que yo tengo y ya no quiero...
ni para mí, ni para nadie que pueda desearlo, por eso sin más,
en casa queda escondido.


Sepa usted, que cada día amanezco deportista
y la verdad sea dicha, me acuesto envejecido.
Objeto de escuchar cada día tanto llanto inútil,
reflejo del miedo que tenemos a no ser valorados,
a que nuestra vida solo sea otra mierda en el camino.


Los corazones blandos de hoy,
ingratos el resto del tiempo, piensan para sí,
que mejor subir la estima pisoteando al prójimo
y su maldita y supuesta virtud,
que esforzarse cualquier mañana de silencio,
antes de que el sol se asome.


O incluso un medio día, aunque llamen loco
a aquel que corre, y acaso no come.


No, el corazón blando de hoy, que mañana se endurece,
es de alma débil y de ganas escasas,
que prefiere hacer guiños a lo ajeno, siempre a destiempo,
siempre dando a entender que todo desea,
menos lo que guarda como suyo.


No me mire con tan mala cara, le suplico,
no me mire con preguntas, y pregúnteme sin dudarlo,
no le voy a esconder nada, porque nada merece esconderse,
soy débil como el que más y mi llanto quizás el mayor,
y con estas líneas, mi alma termina por mostrarlo.


Entienda, que haya dejado para el final,
lo que tanto me ha costado decirle,
que no dude usted ni un momento,
que siendo persona como es,
debe llorar un poco de vez en vez;
pero hágalo por un ojo, usted que puede,
que por los dos, ya hay millones de almas
que agotaron sus lágrimas para nada.


Somos de creer por estas lides, donde lo inútil
se mezcla con lo falso, que no somos menos,
si no dejamos que nos vean enrojecidos los ojos.

Le aseguro, que hay quien daría por cambiar,
que este no ver que se le viene encima,
fuese por lágrimas y no por su enferma vista.


Quizás solo sea un minuto el que le pido en estos días,
un minuto que lo ocupe un pensamiento, y quién sabe...
si ese pensar suyo en aquellos que ya no lloran y sólo les queda morir,
sea bueno para su alma, y para su blando corazón.

Hágalo así aunque sea mentira, y no deje nunca de llamarme loco
hágalo vuesa merced, que no por, al menos, intentar amar,
se deja jamás de amar un poco

martes, 13 de diciembre de 2011

Un extraterrestre, llegado del planeta Ugao...

Amigo mío, llevo unos días intentando contarte lo acontecido durante el reto de Julián Sanz & Urbiko's Team, o lo que es lo mismo, 300 kms sobre un rodillo BKOOL, sin parar ni un instante.

He intentado resumir varias veces lo visto allí, lo vivido y lo sufrido, pero no veo la manera de ser escueto, breve y que nada me falte por narrar.
Ha sido una experiencia única, motivadora, altamente enriquecedora y muy, pero que muy sufrida.

Solo me queda decirte, antes de que vayas viendo las imágenes de tan largo día, que Julián nos venció a los tres componentes del Urbiko, siendo yo el último en tomar el relevo y esos últimos también, 100 kms, y tocándome a mí, la... no muy grata, experiencia de ver cómo Julián se me iba sin remedio y a pasos agigantados durante la última hora.

Llámame masoca, pero te diré que me vine contento, porque una vez más, disfruté de mis compañeros, de sus ánimos, de compartir trabajo con ellos durante la disputa del II Triatlón Indoor de Arrigorriaga, y a pesar de sufrir mucho más de lo que imaginé días antes, hacerlo frente a Julián Sanz, le quita mucho del sabor amargo que toda derrota tiene, y de eso no se encarga su valía, ni su nivel, ni ése salón perfectamente amueblado que es su cabeza, sino una sencillez y humildad, que ya quisieran tener muchos de nivel infinitamente inferior al suyo.

No me cabe duda, que en ése corazón que tiene, radica el secreto de su capacidad...  (RAAM: cruzar EE.UU, de costa a costa non-stop... Ultimate Tour: (un Tour sin escalas... 735 kms en 24 horas sobre un rodillo...), y no, no hablo del corazón deportivo... que también¡¡... hablo del otro, del importante.
Sergio Gomez: Primer relevo de 100 kms.

2ª Relevo: Raúl Gomez. Animado por su hermano durante otras tres horas, que ya descansaba del esfuerzo.

 Tercer relevo. Mi menda...100 kms a más de 160 pulsaciones de media... mías, por supuesto. Las de Julián siempre fueron 30 o 40 menos.
Nada más dejar de pedalear, apenas podía responder al spiker... (un fenómeno, por cierto... no dejó de animar durante todo el día, mañana y tarde).

Conocer, sufrir y agradecer, todo en un mismo día.
Un privilegio, Señor Julián.

Momentos. Ayudando un poco antes de mi relevo, en la organización del II Triatlón Indoor.

Por la tarde, y como colofón del intenso día de deporte, se celebró una exhibición sobre los rodillos BKOOL, en la cual se doblaron las distancias del II Triatlón Indoor, celebrado por tandas durante toda la jornada.
Mis compañeros Sergio y Josi, segundo y tercer clasificado respectivamente, tras Iván, del Hirubat.

Un día para recordar... ahora que mis neuronas vuelven en sí, después de semejante paliza.

Un día para repetir, aunque sea con otra paliza similar... la pena, ahora que lo pienso, es ser un simple terrícola y no haber llegado de ningún planeta parecido al de Ugao... que si no...