miércoles, 31 de octubre de 2012

Cómo llevar la comida en el "zurrón".

Tras la entrada anterior, dedicada a la nutrición durante una prueba concreta, me van preguntando estos días sobre más cuestiones al respecto. 
Por ejemplo, una bastante repetida es sobre las dudas de cómo llevar la comida en la bicicleta.

Sin entrar en otros sistemas, que los hay tantos como colores, más que explicar, comentaré al tiempo que muestro, mi forma de llevar la comida sobre la bicicleta en la última prueba disputada. 

Hay que tener en cuenta que fue una prueba de media distancia, donde la duración total viene siendo de unas dos horas y media aproximadamente y donde además, llevo un tubular de repuesto que he de poner en la parte trasera del sillín, cambiando por lo tanto, la distribución final del resto de cosas.

En pruebas de larga distancia, tipo ironman, la cantidad y distribución puede variar, pero no notablemente, ya que, en ocasiones se puede contar con el avituallamiento personal a mitad del sector ciclista donde coger lo que previamente has preparado. Además, si no te importa coger todo lo que la organización ofrece y te va bien, hay ironmans en los que prácticamente se podría salir sin, ni siquiera, bidones en la bici (no es un consejo, desde luego, pero se podría..).

 En la vista frontal de la bici, se puede apreciar que le cambio muy poco "la forma" y por lo tanto la aerodinámica que la bici por sí sola pueda tener.


 En el detalle frontal del manillar, que en este caso fue donde llevé toda la comida sólida, muestro como suelo llevar tanto geles (2), como barritas (2). 

 Desde el "puesto de mando", la visión que se tiene de lo llevado, es esta. Dos barritas, que por tamaño y contenido, puedo "abrazar" a los tubos de carbono.
Tanto las barritas como los geles, los sujeto con elásticos, mucho más funcionales que la típica cinta carrocero o aislante. Solo se ha de tirar de la barrita para cogerla.

En ocasiones, para pruebas más llanas que la del pasado día 21 en Cabo de Gata, la distribución que se ve, suelo cambiarla pues le acoplo un portabidón sobre la potencia. Esto prefiero hacerlo para entrenar, pero en competición, si la carretera se empina o hay mucho curveo, no me gusta llevar peso en parte delantera de la bici, le pierdo "tacto" a la rueda delantera, y esta es, al fin y al cabo, la que me mete... y me saca de las curvas.

 La bici así, queda bastante "limpia" y sencilla.

Por último, muestro el detalle... en apareciencia chapucerillo... pero muy práctico de cómo llevo una botella de aire comprimido y el adaptador para la válvula. Sujetos con cinta americana que se rompe al tirón (las correas se aflojaban y perdía el material).

En pruebas de media distancia, no suelo llevar tubular de repuesto, en ironman sí. 
Me aseguro de reponer el líquido antipinchazos de ambos tubulares cuando falta una semana para la prueba y para ese día, solo llevo una o dos botellas de CO2 con su adaptador. 
Puede que parezca poca cosa, pero he de decir que (tocando madera) en los cinco o seis años que tengo las ruedas, no he pinchado aún ni una sola vez.

Bueno, espero que alguna de las dudas hayan quedado más o menos zanjadas. En otra entrada, estaría bien hacer un resumen de las distintas formas de llevar "la cesta", porque algunas son dignas de estudio :-D.

sábado, 27 de octubre de 2012

Nutrición durante el I Triatlón de Media Distancia Cabo de Gata.

COMER BIEN, Y DE POSTRE... DEVORAR KILÓMETROS.

Una de las problemáticas más habituales del triatleta, en especial del triatleta de larga distancia, es el tema de la nutrición.

 
 Entrenamos, nos cuidamos, nos exigimos y no queremos que un problema derivado de la alimentación, por escasez, por exceso, por intolerancia o por administrar mal el número y momentos de ingesta, nos tire por la borda esos otros sacrificios.

 
 Por eso es en los días previos a la competición y en la competición misma, donde surgen las dudas y nos preocupa mucho más acertar con el tipo de alimento y la cantidad a ingerir.

 
 Desde hace cuatro años, tengo la suerte de contar con la colaboración de KEEP GOING, y la variada gama de productos nutricionales que posee.
 
En 2010, Keep Going ya me acompañaba por una isla del Pacífico de cuyo nombre... no quiero dejar de acordarme...
 
 A modo de ejemplo personal, voy a mostrar cómo se desarrolló mi alimentación durante el I Triatlón de Media Distancia Cabo de Gata, durante las 4h15' que duró mi participación.

 
 No pretendo que nadie lo interprete como norma a seguir. Es lo que a mí me fue bien y si de algún punto o detalle, alguien puede sacar alguna conclusión válida, me parecerá más que bien servida esta entrada.


¿Cómo me alimenté?
 
 De Keep Going, los productos elegidos para esta competición fueron cuatro:
BARRITA BANANA FRUIT. Hecha de forma artesanal y compuesta de frutos secos y fruta deshidratada, cubierta de oblea para evitar que se pegue en los dedos al desenvolverla. 149 calorías en 40 gr. de peso neto.
ORIGINAL GEL ORAL . 25 gr. de peso que contienen 65 calorías de fácil y rápida asimilación, de sabor cítrico y lo mejor, para mí, es que es bastante líquido, poco pastoso.
FULL ENERGY LIMÓN. Bebida energética para rehidratarse y obtener energía.
TRIFORZA. Carbohidrato de absorción y asimilación más rápida que la glucosa y la fructosa, evitando así los problemas gástricos. Esto es sin duda, y para mí, uno de los mejores inventos nutricionales para practicar larga distancia.
 

¿Cuando y cuánto?
 
 Desde que terminé el desayuno hasta la misma hora de la salida, camino de ida, en el box... siempre llevé encima un bidón de 500 cl con Full Energy que tome a pequeños sorbos durante una hora aprox.
Pre-Natación:
 30' antes de la salida, me comí una barrita Banana Fruit. Ningún problema de digestión.
 
Natación:
-solo un par de litros de agua salada con algo de arena como aliño, algún trozo de alga, un par de patadas recibidas en la barbilla para masticar mejor y alrededor de tres docenas de palos en la espalda... digo yo que para sacarme los gases...
 
Ciclismo:
-3 geles, en los kms 5, 40 y 75 (previo a los primeros kms de la carrera).
 
-2 barritas, en los kms 20 y 60.
 
-1 bidón de 750 ml de Triforza, racionado durante 70 kms aprox.
 
-2 bidones de agua ofrecidos por la organización.
Carrera:
-2 geles (más el último de la bici) mezclados con agua.
 
-1 vaso de isotónica de la organización en el último avituallamiento.
 
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Las facultades del deportista, tienen una duración limitada. Depende del entrenamiento y del acierto que se haya tenido al enfocar este para que el punto álgido de la mejora se dé el día previsto.
La ingesta de alimentos no sirve para aumentar esas facultades durante la prueba, pero sí  para que no decaigan por falta de energía.
 Ayudado por el ánimo y la motivación, por el clima que reinó el pasado domingo y sobre todo por la acertada elección de alimentos y momento para ingerirlos, tengo claro que todo, todo fue una suma, y de ella, un resultado.

 
Un resultado compartido con todos aquellos que comparten la ilusión juvenil de este veterano.

lunes, 22 de octubre de 2012

A la flor de los sueños todavía le quedan pétalos.


Primer pétalo.
El ímpetu es una cuestión de carácter, de motivación y de determinación, no de edad. De darle importancia a cosas que el resto del mundo posiblemente considera que no la merecen. Buscar un valor y un premio personal e íntimo en cosas que cualquiera desde fuera sería incapaz de entender que lleguen a nada. Subir una montaña tras otra, solo por subirlas, por haberlo conseguido. Solo para poder bajarlas.
El I Triatlón de Media Distancia de Cabo de Gata, era desde hace meses, una de esas montañas. Una de esas que uno, simplemente, quiere subir... para luego bajarla.
Los años llenos de dorsales me han enseñado a no esperar de las competiciones nada que tenga que ver con los premios materiales, ni con pensar que un solo día, por bueno que se presente, me cambiará la vida.
Ayer, en San José, todo fue así, rozando lo perfecto para quien no busca más que una imperfección llevadera.
PREPARACIÓN.

Juan Bastida (3º clasificado y Campeón de Murcia de Triatlón Larga Distancia).

Las últimas semanas, he compartido muchos entrenamientos con uno de los muchachos a los que tengo la suerte de asesorar sobre preparación, técnica y táctica de carrera, cuando no es a modo de psicología, (la que puedo dar como  viejuno que soy, lleno de cicatrices de guerra). A veces, es este aspecto el que marca la diferencia, tanto o más que la mejor de las sesiones de entrenamiento que se pueda planificar.

En la preparación previa a ésta prueba hemos descartado competir en varias pruebas que apetecían. Entrenamos bien y solo competimos  en un olímpico y un medio ironman hace apenas dos semanas. En ambas, Juan no pudo terminar, una por rotura mecánica y otra por "casi" rotura física muscular por deshidratación. Había que incidir entonces, más sobre su mente que sobre su cuerpo.
El pasado 12 de octubre, dia festivo, nos desplazamos al lugar para recorrer los 80 kms de ciclismo que ayer nos tocaban. Los hicimos tranquilos, observando y notando cada ventaja o inconveniente a salvar. Sumamos pretensiones y restamos previsiones.
Si el viento se repetía de igual dirección, la estrategia era clara. Darle gracias por ayudar y dejar fuerzas para cuando se volviese en nuestra contra. Velocidad constante, sin alegrías ni desasosiegos.

DIA DE LA PRUEBA.

La mañana se presentó ventosa, como casi siempre en la zona de Cabo de Gata. No puedo negar que en mi interior, esa circunstancia me alegraba de cara al sector ciclista. Una buena actitud frente a la adversidad siempre es un buen arma.
Tras una mediocre natación, aunque cómoda y hasta con buenas sensaciones, salí del agua en el puesto 89 de más de trescientos participantes, al terminar el ciclismo con el mejor parcial absoluto, solo me quedó uno de esos 89 por cazar. No sé, quizás el tunning a lo Sky que le hice al casco de ruta tuvo algo que ver... con éste, ni aerodinámica ni calor o quizás todo lo contrario...

Juan Bastida, jugó sus cartas como le indiqué y aunque como humano que soy, podía equivocarme, la situación imaginada se dio tal cual. "Mejor cuanto más viento, Juan" le dije. "Para que salga lo que te digo, mejor cuanto más viento..." Y así fue.
 
Precisamente a Juan fue al último que conseguí alcanzar con mi Cervelo, a él y a la suya, a un km escaso de dejarlas descansar, eso me permitió disfrutar de un momento soñado por los dos, correr juntos prácticamente en cabeza de una prueba de larga distancia.
Raúl Amatriain.
Quien iba primero, se nos antojó inalcanzable, no ya por ser el Subcampeón de España de Larga Distancia y Campeón nacional de Media Distancia o medio ironman, también éste año, sino por la ventaja que nos llevaba.
 
La casta de los campeones no se demuestra venciendo constantemente, sino aguantando el tipo cuando las cosas no van bien. Raúl, pudo retirarse al verse desfondado, pero luchó para entrar, a pesar de todo, entre los diez primeros.
Cuando salí de boxes, dispuesto a correr los durísimos e interminables 19 kms por las cuestas y pistas de rectas kilométricas de las playas del cabo, di por cumplida mi carrera, pues la broma con tintes de sueño que alguna vez mascamos Juan y yo riendo, la de vernos en cabeza juntos, corriendo a la par, como tantos entrenamientos antes, se estaba dando.
 
No sufras porque te puedan alcanzar uno o muchos, pensé para mí y le dije a Juan. Paso corto para subir y firme. Corre como sabes. Puedes.
 
Quedé solo en el segundo lugar, al paso por los primeros 4 kms, y luego por el 5, el 8... entonces, sabiendo que alguien venía detrás corriendo mucho más que nosotros, hice como en la bici, mirar unos metros delante mío y olvidarme del resto.
Juan Salvador Cuellar.
 
Raúl Amatriain pasó de ser invisible por la lejanía, a verle relativamente cerca, y poco después, le daba caza. Su correr ya no era correr, era un trote que le costaba mantener.... cómo conozco esa sensación, imagino todo lo que sufriría. Antes de alcanzarle, hizo lo propio conmigo el que a la postre ganaría la carrera ayer (Juansa), con total superioridad sobre el resto.
Durante todo el día di buena cuenta del último pedido que me llegó de Keep Going, y en ningún momento noté falta de nada... pero a cinco kms de meta, eran las fuerzas las que desaparecían. Es lo que tiene no dejar nada en el tintero.
No me ví nunca segundo hasta casi cruzar meta, pero mi mirar hacia atrás siempre era para comprobar que Juan seguía en esa tercera posición y que nadie le alcanzaba.
Mi alegría se multiplicó por mil al abrazar a Juan cuando cruzó meta instantes después. Tiene piernas y poco a poco, su mentalidad crece. Su alegría es la mía.

A las dos horas de terminar, lo que me parecía increible, no por inesperado, fue la cantidad de abrazos y felicitaciones de tantísima gente que, unos como público y otros con cara de agotamiento tras competir, me ofrecieron. Creo que eso no hay trofeo que lo supere.

Tengo motivos para estar feliz, y los deportivos son los que menos.


Segundo y más importante pétalo de la flor de los sueños.

Dedicar el esfuerzo que uno puede ofrecer, a la persona que lo hagas, le puede reportar más o menos satisfacción, más o menos alegría si aquello sale bien, pero es uno mismo el que gana cuando dedica. Se gana en motivación, en ilusión, en confianza y en tranquilidad.
A mi mujer, compañera de éste equipo de dos, amiga desde siempre y parte de toda la vida que tengo y me queda por tener, le dediqué la noche previa mi carrera.
Porque ya hace tiempo que no compito por mí, ni por premios, ni por búsquedas de egos inútiles e innecesarios.
Hace ya unos que, con el pulso acelerado, me tiro al agua y nado contra las olas, trago agua y paso miedo, siempre consentido; subo a la bicicleta y hablo con ella, nos hacemos uno y apretamos los dientes para vencerle al viento; calzo los pies y torturo mis piernas pidiéndoles más de lo que ellas pueden y quieren, y todo, todo lo hago por buscar un poco de paz en mi interior. Solo eso, un poco de paz.
Hasta ahora, esa era la meta, el objetivo, y la forma de hacerlo.
Quienes estuvieran ayer en el último kilómetro, me verían sonreír y verían que la paz ahora es mi sonrisa, la alegría que con mis gestos, denotaba y demostraba. No era la sonrisa de un deportista al que, más por edad que por otra cosa, agradecía la suerte de estar sano y poder disfrutar en ocasiones de caramelos como esta carrera, era la sonrisa de alguien que dedicó la noche anterior su esfuerzo a la mujer que le hará padre en pocos meses.
Poca cosa mi dedicatoria para algo tan grande.

Entiéndase entonces y ahora mi felicidad, mi infinita felicidad.

jueves, 18 de octubre de 2012

UNA DE DOS. Uno terminado y otro casi. Vamos.

Massis Triatló Antella y Cabo de Gata Media Distancia.

De los dos últimos triatlones de larga o más bien, media distancia que me quedaban por hacer en éste 2012, uno ya está finiquitado, el Massís Triatló de Antella. 

Y en unos pocos días, seré parte del I Medio Ironman Cabo de Gata en la población almeriense de San José. 
En realidad no tiene las distancias exactas de un medio ironman (cada vez es más dificil encontrar pruebas que cumplan a rajatabla con la denominación) aunque también es cierto que la organización lo denomina ya, de entrada como I Triatlón de Media Distancia Cabo de Gata, con sus 1900 mts de natación, 80 de ciclismo y 19 de carrera. 

Reconozco que preferia algo más de bici... luego me hartaré como ya hice de pequeño con una bandeja de dulces que me pusieron delante para quitarme tal vicio de encima.... (no lo consiguieron).
Foto: Allá por abril... última ocasión en la que disfruté realmente de la bicicleta.

No me gusta preveer, y apenas entiendo que se haga.
Hacer previsiones, tal y como se suele entender tal hecho, no es lo mío, pues si hablamos de preveer tiempos parciales, velocidades, marcas finales o puestos a conseguir, es todo tan relativo como desconocido. 

 Y si no, que se lo digan a los meteorólogos que hablaron de alerta amarilla para la riada más grande que esta zona a conocido en su historia... será por eso que, anoche mismo, hablaban de la llegada del primer temporal del otoño... vaya, entonces qué fue esto? un chispeo???

Por eso yo, con mis carreras e historias, intento siempre hacer previsiones de disfrute, de apetencia y de qué haré antes y después de la prueba. 

Intento preocuparme por lo controlable y dejo de hacerlo, todo lo posible, de lo incontrolable. Y una competición, tiene mucho de eso, de incontrolable. Ahí radica el encanto y la parte de aventura y reto que nos lleva a intentarlo.

Más que nada porque hace tiempo que dejé atrás el sufrimiento innecesario que me provocaba la ansiedad ante una competición. Tardé, lo reconozco, pero hace mucho, mucho tiempo, tanto que casi ni me acuerdo, que dejé de desear la hora del comienzo de la prueba... para que se pasara cuanto antes, a desear que llegue el día para disfrutarlo todo lo posible, aunque sea sufriendo.

Según un tío sabio...
Porque una cosa es sufrir, y como dice mi buen amigo Jesús Carrillo, otra bien distinta es penar.
Penar casi todo el día es lo que hice hace un par de semanas en Antella, donde solo recuerdo un momento de estar bien, de ir cómodo, de no dolerme nada y de estar animado... y fue media hora antes del comienzo de la prueba, cuando probaba la bici...

El resultado, no puedo decir que lo esperara o que no (ya lo he explicado bien antes), pues una cosa es preveer y otra pretender.
Yo no hago previsiones, pero si tengo pretensiones. ¿Cuales? las de cualquiera: hacerlo lo mejor posible. 
Siempre digo que en la salida de cualquier prueba todos somos iguales y como soñar es gratis, uno se ve tan capaz como cualquiera... aunque eso sí... los primeros instantes tras el pistoletazo te devuelven a la realidad y te situan en ella... jó¡¡¡ pero y lo bien que se lo pasa uno soñando un ratico antes?... 


Massís Triatló de Antella. 1900 mts nat - 84 ciclismo - 21 carrera.
Finalmente, en Antella quedé 9º, haciendo una natación aceptablemente mediocre (esto es bueno), una bici de menos a más, gastando muuuucho el plato pequeño y una carrera usando la técnica que dejo para ocasiones muy especiales (que suelen ser demasiadas) la técnica de la lombriz del barro... o sea, la de ir asquerosamente arrastrado...
2º veteranillo y un caramelo en forma de tercer parcial en ciclismo, cosa que como ciclista que soy me alegra tanto como al nadador salir de los primeros del agua.

En San José... sufrir sí, penar no.
Tengo buenas sensaciones para el próximo domingo. 
Me han vuelto las ganas. El estado de nerviosismo tras la riada se va diluyendo (eso sí, que nadie me pida ir al cine a ver Lo Imposible), y encima la zona donde se celebra la conozco y tengo muy buenos recuerdos de días pasados con gente a la que aprecio con deportes varios e isotónicas cervezeras...

Quiero disfrutar e intento hacer todas las previsiones posibles para que eso suceda, y si hablo de la prueba en cuestión, no hay previsión que valga y sí mucha pretensión de hacerlo bien, aunque nada más darse el pistoletazo de salida, mi realidad y yo seamos uno. 

Tal cosa, sin duda, será buena señal.
Vamos.

jueves, 4 de octubre de 2012

El "mejor" momento para un desastre.

Somos tontos, no sabemos cuando se ha de sufrir.

Ya cuando uno es un crío y va conociendo mundo, aunque sea el mundo nacional, se va dando cuenta de que, como diría Coco en Barrio Sésamo, no es lo mismo aquí que allí.

No haber nacido en la zona que media entre las dos Castillas, parece que te hace sentir… como lo diría… distinto, y a veces hasta un poco culpable. 
El acento al hablar de todas estas provincias que tocamos el mar (y hablando de este país, eso son muchas provincias), el aspecto rural de nuestras tierras, los años y años que tardan en llegar aquí los beneficios a modo de infraestructuras que otras tienen… todo eso y mucho más, pesa en forma de losa que te va aplastando y con el paso de las generaciones te convence de que, por aplastamiento por supuesto, aquí somos más pequeños, menos que otros y… maldito acento… al oírnos hablar, un poco garrulos.

Sobra decir que personalmente no pienso nada de eso, aunque lo veo. Sobra decir que uno es lo que quiere ser y yo, con mi acento panocho voy a donde me da la gana y hablo con quien se presente (…Valverde… nene, te sobran las eses cuando hablas).

Pero sí, es verdad, y hay que reconocerlo, que por aquí somos un poco lelos, un poco tontos.
Y es que, no sabemos cuando es el mejor momento de tener una desgracia y ya que nos vienen cada dos por tres, deberíamos ir tomando nota.

El año pasado nos azotó un terremoto y Lorca quedó semidestruida. Entonces igual pensamos que ese día de mayo que acertamos “eligiendo” el día del desastre, porque estábamos en medio del circo que cada cuatro años se montan los políticos que, levantando bien la bandera de la democracia, se apresuran a quitarse la corbata y a dar, de mala gana, manos y besos a las señoras con delantal en la puerta de sus casas. 
Prácticamente todo es una farsa, un montaje peliculero que todos vemos y que no cambia, un teatro que uno no volverá a ver hasta pasados cuatro años esas sonrisas, ese acercamiento, esa buena cara, y sobretodo, esas mil y una promesas que parecen sacadas de la cueva de Ali Babá (y sus cuarenta…).

Luego dicen que yo soy un fanático del deporte, que me gusta competir y llegar, si se puede, primero a todos lados, pero pocas veces he visto correr tanto a alguien, como a los dos elementos de los partidos mayoritarios, al día siguiente del terremoto… a ver quien llegaba primero a la zona 0,  se hacía la foto, ofrecía el apoyo… no te lo pierdas… de su partido, no de su persona o el dinero no gastado en el mitin que ese día tocaba.

Pensarían ellos, que mucha casualidad iba a ser, tener otro terremoto a las 24h y no hubo miedo a que les temblaran los pies dentro de sus zapatos caros.

Aun así, sigo pensando que no elegimos bien entonces, el momento de tener aquella desgracia, porque aquel día, con carita de buenos, los políticos lo pintaron como el día que se suspendía la campaña y los actos electorales… obviamente, sabían que la oportunidad de la foto en Lorca era mas rentable que todos los otros mítines juntos.

Desaparecieron igual que vinieron y Lorca se recupera, año y pico después, a malas penas y sobre todo, gracias a los lorquinos, no a esos que bajaron del cielo… perdón, de en medio de las dos Castillas.

En esta ocasión, en Puerto Lumbreras la tontuna nos ha vencido. Estamos de barro hasta las cejas y seis días después, alguna ministra ha venido, pero los tipos de la corbata tienen en Galicia un frente más interesante al que atender, son elecciones allí  y eso hay que cuidarlo. 
Y de verdad que lo entiendo. Aunque creo, que los gallegos no han sido muy espabilados… mira que no tener ahora un buen incendio, un Prestige tirando hilillos de petróleo o un vendaval del copón que arranque millones de eucaliptos…

Lo cierto es que prefiero que las cosas sean así, con los políticos de aquí dando la cara y los de Madrid bien lejos, que se queden en Galicia o vayan corriendo a ver la final de la Eurocopa (para eso no pierden el tiempo), que eso da muchos más votos, los gallegos quieren el AVE y los de la Eurocopa que sus nenes en calzoncillos, millonarios y famosotes, cuelen goles, mientras eso suceda, la crisis no existe, solo hay que ver los campos de fútbol una o dos veces por semana con miles de personas dejándose los cuartos.  
Todo mucho más interesante y productivo, que cuatro panochos con el barro hasta las cejas.

A pesar de todo, si hay algo que me inquieta, es pensar el motivo de porqué ningún helicóptero de los que sigo viendo cada día no trae a uno de esos que dicen que nos gobiernan o aspiran a hacerlo, que sí… que puede que sea lo expuesto anteriormente sobre Galicia, pero… no será que están esperando los políticos de los madriles a que se seque el barro, o a que entierren los miles de animales muertos, para no mancharse los zapatos caros o no pillar alguna infección… o peor aún, no será que no hemos cubierto el cupo de muertos en la tragedia y para dos o tres familias destrozadas de por vida, mejor no asomarse al secarral inundado de las murcias… total, por aquí ya no estamos en elecciones y España ya es campeona de Europa.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Un toque de esperanza.

Aunque todo huela a barro que se va secando y a la rutina diaria se haya unido la de limpiar un poco más y jaleos con péritos, seguros y demás, la mejor forma de levantarse es intentar seguir como siempre, o al menos parecido, y sin quejarme más de lo poco y justo que me toca, pues hay muchísimas personas peor que nosotros.

Las banderas siguen a media asta y han pasado los tres días de luto en mi pueblo.
Ayer hice el primer intento "oficial" de entrenamiento tras varios días. La suerte de ir acompañado me dejó pensar poco... o más bien, no pensar demasiado.
Vamos a seguir moviendo la sangre de estas venas, que para eso me las dieron y para eso estoy aquí.

El vídeo puede parecer algo que no viene a cuento, puede... pero tiene sentido por varios motivos. (quita el volumen al reproductor de música del blog, para verlo).
El primer motivo, porque siento la bicicleta como parte de mi ser y de mi vida. Hace años que dejó de ser "simplemente" una herramienta para hacer deporte.

Segundo porque el esfuerzo en solitario, es la máxima expresión de la lucha contra uno mismo y sus circunstancias, una búsqueda del límite y de la fe en caer mil veces y levantarse todas esas y una más. 
Y tercero, porque éste hombre... vencedor y derrotado en mil batallas, se bajó de la bici en la carrera más importante del mundo para estar junto a su mujer embarazada en el momento de tener a su segundo hijo. Eso es mucho más grande que ganar un mundial, una olimpiada o cualquier otra prueba, eso es una lección de vida, de ilusión por lo verdadero y dede luego, un toque de esperanza.