jueves, 4 de octubre de 2012

El "mejor" momento para un desastre.

Somos tontos, no sabemos cuando se ha de sufrir.

Ya cuando uno es un crío y va conociendo mundo, aunque sea el mundo nacional, se va dando cuenta de que, como diría Coco en Barrio Sésamo, no es lo mismo aquí que allí.

No haber nacido en la zona que media entre las dos Castillas, parece que te hace sentir… como lo diría… distinto, y a veces hasta un poco culpable. 
El acento al hablar de todas estas provincias que tocamos el mar (y hablando de este país, eso son muchas provincias), el aspecto rural de nuestras tierras, los años y años que tardan en llegar aquí los beneficios a modo de infraestructuras que otras tienen… todo eso y mucho más, pesa en forma de losa que te va aplastando y con el paso de las generaciones te convence de que, por aplastamiento por supuesto, aquí somos más pequeños, menos que otros y… maldito acento… al oírnos hablar, un poco garrulos.

Sobra decir que personalmente no pienso nada de eso, aunque lo veo. Sobra decir que uno es lo que quiere ser y yo, con mi acento panocho voy a donde me da la gana y hablo con quien se presente (…Valverde… nene, te sobran las eses cuando hablas).

Pero sí, es verdad, y hay que reconocerlo, que por aquí somos un poco lelos, un poco tontos.
Y es que, no sabemos cuando es el mejor momento de tener una desgracia y ya que nos vienen cada dos por tres, deberíamos ir tomando nota.

El año pasado nos azotó un terremoto y Lorca quedó semidestruida. Entonces igual pensamos que ese día de mayo que acertamos “eligiendo” el día del desastre, porque estábamos en medio del circo que cada cuatro años se montan los políticos que, levantando bien la bandera de la democracia, se apresuran a quitarse la corbata y a dar, de mala gana, manos y besos a las señoras con delantal en la puerta de sus casas. 
Prácticamente todo es una farsa, un montaje peliculero que todos vemos y que no cambia, un teatro que uno no volverá a ver hasta pasados cuatro años esas sonrisas, ese acercamiento, esa buena cara, y sobretodo, esas mil y una promesas que parecen sacadas de la cueva de Ali Babá (y sus cuarenta…).

Luego dicen que yo soy un fanático del deporte, que me gusta competir y llegar, si se puede, primero a todos lados, pero pocas veces he visto correr tanto a alguien, como a los dos elementos de los partidos mayoritarios, al día siguiente del terremoto… a ver quien llegaba primero a la zona 0,  se hacía la foto, ofrecía el apoyo… no te lo pierdas… de su partido, no de su persona o el dinero no gastado en el mitin que ese día tocaba.

Pensarían ellos, que mucha casualidad iba a ser, tener otro terremoto a las 24h y no hubo miedo a que les temblaran los pies dentro de sus zapatos caros.

Aun así, sigo pensando que no elegimos bien entonces, el momento de tener aquella desgracia, porque aquel día, con carita de buenos, los políticos lo pintaron como el día que se suspendía la campaña y los actos electorales… obviamente, sabían que la oportunidad de la foto en Lorca era mas rentable que todos los otros mítines juntos.

Desaparecieron igual que vinieron y Lorca se recupera, año y pico después, a malas penas y sobre todo, gracias a los lorquinos, no a esos que bajaron del cielo… perdón, de en medio de las dos Castillas.

En esta ocasión, en Puerto Lumbreras la tontuna nos ha vencido. Estamos de barro hasta las cejas y seis días después, alguna ministra ha venido, pero los tipos de la corbata tienen en Galicia un frente más interesante al que atender, son elecciones allí  y eso hay que cuidarlo. 
Y de verdad que lo entiendo. Aunque creo, que los gallegos no han sido muy espabilados… mira que no tener ahora un buen incendio, un Prestige tirando hilillos de petróleo o un vendaval del copón que arranque millones de eucaliptos…

Lo cierto es que prefiero que las cosas sean así, con los políticos de aquí dando la cara y los de Madrid bien lejos, que se queden en Galicia o vayan corriendo a ver la final de la Eurocopa (para eso no pierden el tiempo), que eso da muchos más votos, los gallegos quieren el AVE y los de la Eurocopa que sus nenes en calzoncillos, millonarios y famosotes, cuelen goles, mientras eso suceda, la crisis no existe, solo hay que ver los campos de fútbol una o dos veces por semana con miles de personas dejándose los cuartos.  
Todo mucho más interesante y productivo, que cuatro panochos con el barro hasta las cejas.

A pesar de todo, si hay algo que me inquieta, es pensar el motivo de porqué ningún helicóptero de los que sigo viendo cada día no trae a uno de esos que dicen que nos gobiernan o aspiran a hacerlo, que sí… que puede que sea lo expuesto anteriormente sobre Galicia, pero… no será que están esperando los políticos de los madriles a que se seque el barro, o a que entierren los miles de animales muertos, para no mancharse los zapatos caros o no pillar alguna infección… o peor aún, no será que no hemos cubierto el cupo de muertos en la tragedia y para dos o tres familias destrozadas de por vida, mejor no asomarse al secarral inundado de las murcias… total, por aquí ya no estamos en elecciones y España ya es campeona de Europa.

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