lunes, 24 de noviembre de 2008

Crónicas de Món. Capítulo II. De punta sur a punta norte.


EPISODIO II

Un año después de tener que parar a los 100 mts de la salida por una lesión en los cuadriceps, la revancha estaba servida, sobre la mesa y tocaba comérsela toa- toa- toa.


Planeta Arrigorriaga. Pais Vasco. Abril 2008.
Batalla:

CAMPEONATO DE EUSKADI DE DUATLÓN LARGA DISTANCIA. 14-60-7.


En dos semanas el mundo cambió totalmente desde la mal llamada batalla de Arinaga.
El escenario pasó de ser seco a húmedo, de viento huracanado a brisa fresca, de árido a boscoso, de no tener color a abarcar todos los tonos verdes conocidos y por conocer.

Nuestro pequeño ejército…bueno, regimiento.. compañía.. batallón.. avanzadilla...lo que sea, se amplió nada más y nada menos que al doble de combatientes, si en Gran Canaria fuimos…uno, en Arrigorriaga ya éramos… dos, Alberto Plazas y el que escribe.

Los responsables de organizar la lucha, tendrían muy-mucho que enseñar a otros, pues si bien no son (ni creo que lo pretendan) perfectos, el esfuerzo humano que derrochan es digno de elogio y gratitud por nosotros, y de envidia por otros (véase Capítulo I).


Los componentes de esto que llamamos equipo, tenemos ya por costumbre darnos una alegría cada año, pelear en Arrigorriaga. Y sí, es verdad, lo confieso, vamos a lo seguro, no hay posibilidad de volver a Murcia decepcionados, da igual el resultado. Eso es lo que consiguen ellos, los responsables, que no sé como lo hacen, pero lo hacen, gracias Urbiko Trialoi Taldea, gracias Juankar.



Combatimos bien, nos dejamos ver en un planeta lejano donde nos quieren como si fuésemos de allí, y es tanto así, que llega un momento en el fervor de la batalla en el que te olvidas de la razón primera por la que fuiste a luchar, te olvidas de vencer por ti o por tu provincia o por tu pueblo, y acabas sudando sangre por ellos, no sé si por agradecimiento, por simpatía, por amistad o por la mezcla de todo, pero sufres, sufres como una bestia y lo haces con placer, eso sólo sucede allí, en el Planeta Arrigorriaga, donde corres junto al agua, pedaleas sobre los adoquines de Zubiaur enfilando hacia Ibarra, te retuerces buscando la cima de Bikotx-Gane y Sarasola, y tras llegar de nuevo a Arrigorriaga, buscas en los bolsillos esas “monedillas sueltas” de fuerza que no siempre quedan para terminar.

Batallar en Pais Vasco es sinónimo de vivir más aún mientras pedaleas o corres, el ánimo del espectador vasco mientras subes los puertos, no suena a los ánimos que te dan por aquí, suena a sabiduría, a sentir el esfuerzo de los que sufrimos, a sufrir mientras grita a los que nos esforzamos.

Definitivamente, competir, pelear, sufrir y disfrutar en el planeta Arrigorriaga, en el mismo corazón de Euskadi, no es ni mucho menos mejor o peor que en otros planetas, es, sencillamente, diferente.

Los lugareños se extrañan cuando nos ven aparecer y saben de lo lejos que venimos, y yo les digo siempre, que de Murcia a Madrid, me alejo, y a partir de ahí, y hasta Arrigorriga, vuelvo a acercarme.
Y es que, mi casa está donde yo quiero.


Fin del Episodio II.

Al final 10º y feliz.

continuará…

miércoles, 19 de noviembre de 2008

The Chronicles of Món.





Comienza aquí, el resumen deportivo de la temporada 2008, las entregas se harán por separado, y la continuidad de las crónicas en un futuro, se hará en base a mi ánimo y a vuestra resistencia... ayer se lo dije a un amigo: “Que Dios os coja confesados”.





LAS CRÓNICAS DE MÓN.
EPISODIO I.



Año 2008 de nuestra era…era la una y yo sin comer…

…tras tres largos meses acumulando distancias intergalàcticas a nado, en bicicleta y corriendo, y con tres incursiones en sendos planetas atléticos (Medias Maratones de Cuevas del Almanzora, Almería y Torrevieja), llegó el momento de la verdad, el comienzo de la batalla primera y que me habría de llevar a otras no menos duras, no menos sufridas.

Planeta Arinaga, Gran Canaria. Marzo 2008 . Batalla: DOBLE OLÍMPICO.

Tras aparcar la nave interestelar en doble fila, me dispuse a reconocer el campo de batalla. El planeta Arinaga es hostil, árido y ventoso, para mi seguridad lo recorrí camuflado y disfrazado con gafas de sol , traje de etiqueta y seis kilos de piedras en los bolsillos, advierto que esto no es broma, tras vaciar los bidones de agua de la bici, los rellené inmediatamente de arena y grava, así el viento no me tiraría, así nadie me reconocería.
El día de la batalla, los sufrimientos llegaron desde el principio, y todos luchamos sin cuartel hasta salir del agua, hasta terminar el ciclismo, hasta parar de correr a pie, todos luchamos si…pero unidos contra los elementos y sobre todo contra los nativos, los mal llamados organizadores de la batalla, contra su dejadez, contra su falta de interés, contra su despreocupación hacia nosotros y todavía hoy, contra su falta de honestidad, pues siguen sin reconocer que se equivocaron.








Los supuestos jueces de nuestro buen o mal hacer, los que debían velar por nuestra seguridad, contemplaron impasibles como unos nadaban hacia donde no debían, las rocas; otros nadaban más o menos de lo que debían, otros luchaban contra el oleaje confiando en no marearse, en no tener calambres musculares, en no desfallecer; más tarde, ya inmersos en la pelea ciclista, confiaron el control de cruces peligrosos y aptos para el equívoco a inexpertos a los que más tarde, ellos mismos, no dudaron en acusar como únicos culpables.


Tras tres años de lucha en el mismo lugar, la zona de carrera a pie, seguía, sigue y seguirá siendo un juego de la play donde corres esquivando a los que adelantas, a los que te adelantan, a los que vienen, a los que adelantan a los que vienen, al que pasea por allí, al niño del patinete, al tio con la caña de pescar y la lombriz colgando (en el anzuelo), a la anciana que se atraviesa porque no sabe, al capullo que se atraviesa porque quiere…

Ser finisher en el Planeta Arinaga poco tiene que ver con el triatlón como guerra.
A vosotros, insensatos que volveréis o acudís por primera vez, que la suerte os acompañe, por que nadie más lo hará.

Fin del Episodio I.
Ah¡¡, se me olvidaba, ¿quién, yo? 30º final, y vivo.


continuará…

lunes, 17 de noviembre de 2008

El brillo de las bicicletas.


…mientras yo me limitaba a mirar hacia abajo, e intentar ver a lo lejos el brillo de los coches, para más tarde llegar a distinguir quien venía primero, mi padre me decía:”¡Anda! ¡ven a la sombra!, todavía falta casi media hora para que pasen…”, y me llevaba junto con otros hombres a la sombra de un terraplén que había junto al alto de montaña que los ciclistas acababan de pasar, todos en fila de a uno y todos con cara de mucho sufrimiento.

Me asombraba verles subir tan rápido, y bajar a esa velocidad, ni los coches podían seguirles. Me deslumbraban los destellos del sol reflejándose en aquellas bicis de acero cromadas, aquellas ruedas color plata con radios tan brillantes que a veces no podías ni mirarlos directamente.

Al poco de pasar todo el pelotón, era cuando mi padre y los demás, hablaban de como habían visto el paso por el alto, y se decían eso que siempre se dice: “¡hoy gana fulanico, seguro!”, a lo que otro respondía “¡no te creas!, que menganico va todo el día reservándose”…y todo esto lo deducían del escaso medio km en el que podían verlos venir y pasar por el alto de la Cañá de Alba, que es como se llama el diminuto puerto de un solo kilómetro.
Recuerdo que prestaba atención a estos comentarios, ya que a veces, incluso acertaban… o no, pero esa era la magia, apostar por el desenlace, que fuese el que fuese, siempre acababa siendo emocionante.

Desde pequeño siempre he pensado que fue allí donde me enamoré del ciclismo, en esas mañanas de domingo, y lo sé porque se me ponían los pelos de punta cuando los veía pasar, y oía el griterío de la gente de mi pueblo animándoles, era increible, aquellos ciclistas me parecían especiales, hombres que buscaban el sufrimiento como el que busca un caramelo…. Ahora, con el tiempo, y recordando aquellos momentos de mi vida, de cuando era joven, de cuando era niño, he recordado también, que no solo era el griterío de la gente, ni el gesto de sufrimiento de los ciclistas lo que me ponía los pelos de punta, también era el brillo de las bicicletas.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Ayer fue un gran día.


Hace unos años, tres amigos le pusimos nombre a una ilusión, le llamamos TRIXANTO.
La ilusión ya la teníamos antes de bautizar a aquel grupo, nuestras “concentraciones” a modo de fines de semana de intenso, a veces brutal, machaque físico, ya nos habían unido más como personas que como compañeros de club.

Pasan los años y nuestras vidas van cambiando, unas más que otras, somos tres, pero no tres personas, sino tres familias, vivimos en lugares distintos, distintas costumbres, distintos amigos, incluso distinto clima, todo parece distinto, y a veces uno se preocupa pensando que la próxima vez que los vea ya todo será demasiado distinto.

Sin embargo, ayer, 9 de noviembre fue un gran día.
Primero por que volvimos a estar juntos durante un rato.
Segundo porque lo hicimos de la mejor manera que sabemos, compitiendo, y además en dos pruebas simultáneas en distintos escenarios.

Tercero, porque se consiguió la primera victoria absoluta de un Trixanto, Alberto Plazas, primero en el Duatlón de Vilamarxant.
Cuarto, porque Jorge Gisbert, que en su ciudad, Alcoy, y en la prueba Subida y Bajada al Preventorio volvió por sus fueros e hizo un 5º absoluto y 3º en su categoría que saben a gloria.


Mi 18º puesto acompañando a Jorge, también me hará ilusión, pero eso será dentro de unos días… cuando se me pase el dolor de piernas que tengo.
Quinto, y repitiéndome, porque volvimos a estar juntos, y comprobé que, aunque ya todo es distinto para cada uno, entre los tres nada ha cambiado, el TRIXANTO está más vivo que nunca, con un presupuesto nulo, sin prácticamente posibilidades de competir decentemente el año que viene, pero con la convicción de que seremos dignos de estar, hacer y disputar cualquier prueba a la que vayamos.

Señor Patrocinador, sinceramente creo, que ésta última razón es suficiente para que usted, se digne a colaborar con nuestro proyecto, asegurándole que nosotros nos haremos dignos de su interés.




viernes, 7 de noviembre de 2008

NO SIN MI PACO

PACO es IRONMAN
Era ya mi tercera cita con el Embrunman, Paco estaba tan harto de quedarse en el coche mientras yo competía, que se las ingenió para meterse en la mochila que llevo a boxes. No sólo quería ver la prueba sino que además la quería ver desde dentro.

Tras los 3800 mts de fría natación, salí del agua tiritando y busqué parte de la ropa de ciclismo en la mochila, metía nervioso la mano e iba sacando: maillot….bien¡¡¡
guantes…bien¡¡¡, barritas…bien, bien¡¡¡, Paco….quééééé´??¡¡¡ y tú que coñ.. haces aquí, le grité¡¡¡ Paco no dijo nada…lógico, es un peluche…joder¡¡¡ pero qué descojone que se pegó, el muy ....
Os presento a Paco, el mono Paco, Paco Ironman.

Paco es el nº1, el mejor, encabeza la clasificación mundial de Ironman en categoría PELUCHE PRO. Posiblemente, el mono de peluche con más pruebas de larga distancia a la espalda que pueda existir. Hasta ahora, lleva exactamente las mismas que yo.

PACO es FAMILIA
Mi sobrina le deja venirse conmigo cada vez que salgo en busca de alguna locura y él accede encantado. Es evidente que le encanta viajar.
Hemos recorrido ya cientos de miles de kms, muchos de ellos en avión, aunque son los de carretera y manta los que más disfruto con él. He conducido por carreteras de nuestras islas, por Francia, por Suiza, incluso por Australia, y Paco siempre subido al salpicadero y atento a cualquier incidencia.


PACO es AMIGO
Sin desmerecer a nadie, Paco es de los mejores compañeros de viaje que puedo tener, dada mi tendencia a hablar y hablar durante horas sin parar, pocos como él para aguantar tal tortura, aunque a veces, incluso Paco se me aburre o se mosquea, y es que Paco tiene más carácter del que aparenta.


Pues éste es Paco, y seguirá apareciendo, seguirá acompañándome en mis locuras. Mientras el quiera y yo pueda, seguiremos tragando kms y kms por esas carreteras de Dios.



Durante seis años, nos hemos ido acostumbrando a ésta extraña compañía, y como él no es muy hablador, y no sé exactamente que pensará, solo sé que: yo, sin mi Paco, no.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Anoche tuve un sueño...



Anoche tuve un sueño…

Anoche tuve un sueño, soñé que era feliz, soñé que vencía en un Ironman, incluso llegué a soñar que era en Hawaii, me ví entrenando como nunca durante meses y meses para el gran día, y me ví feliz.

Soñé, también, que era profesional, un privilegiado que vivía de un par de buenos sponsors, sin más trabajo que mi ocio deportivo, sólo entrenar y entrenar, y me ví feliz.

Seguí soñando, y soñé que llegaba a ese día, de noche con luna llena, de octubre, en el mejor estado físico de mi vida, pero qué feliz me ví, qué feliz…

Transcurrida gran parte de la noche, y metido de lleno en mi maravilloso sueño, empezaron a llegarme las imágenes de las miles de horas robadas a la familia, los cientos de días sin reirme con los amigos, los miles de euros arrancados a mi propio bolsillo…y aún así, soñando, fui feliz.

Soñé que Hawaii era el sueño y que todo lo demás carecía de importancia, el resto de pruebas, el resto de gente, amigos, familia, dinero…sólo existía ése día de octubre, con noche de luna llena.

Recuerdo bien lo felíz que fui durante el sueño, mientras pagaba cientos y hasta miles de euros para cumplir el sueño de completar un Ironman, que si encima me clasificaba me daría el billete para cumplir otro sueño, el sueño de ir a la Meca, que si iba y entrenaba mucho me daría la satisfacción, vamos, otro sueño, el sueño de bajar de las 11 horas, o de las 10, o de las 9, y que ese conjunto de sueños, me darían el salvoconducto para ser leyenda, un mito viviente, un ejemplo para todos y un nombre para la posteridad.

Y detrás de todo éste montón de sueños que tenía dentro del sueño que tuve anoche, vi a los organizadores, los ví a todos, los ví felices con mi presencia, felices de verme allí, por saber de mi historia, por poder compartir conmigo la más grande y reconfortante experiencia de mi vida.

Durante ésta fase del sueño, intuí que no era el dinero lo que les movía, que cobrar tal cantidad de euracos por dejarme participar, incrementar la cantidad cada poco tiempo, según quedaran cada vez menos plazas, devolverme el 75% de lo ingresado siempre y cuando renegara de mi participación un par de meses antes, ofrecerme la increíble y maravillosa posibilidad de “clasificarme” directamente comprando boletos de lotería Ironman, cuantos más mejor, a diestro y siniestro, como si del calvo de la navidad se tratara, todo..todo aquello era por pura necesidad, todo lo hacían por y para mí, para que mi sueño se realizara.

Durante años los organizadores me han ido susurrando al oído, suave y melódicamente, eso de: “si quieres puedes”, “los límites no existen”, “nada es imposible”…por eso tanto ellos como yo, mientras soñaba, soñé que éramos felices.

¡¡DIOS!! menos mal que ésta mañana me he despertado y del resto del sueño casi ni me acuerdo…por que si no, me cargo la poca felicidad que me queda.