jueves, 22 de septiembre de 2011

2ª Parte. Alma de Titán.

Aún empapados por las aguas de El Gastor, empiezan las primeras rampas de Las Palomas, puerto de montaña de primera categoría, que se deja querer en su primera mitad, esa vestida de olivos y monte bajo. Tras un leve descanso, la segunda y última parte de éste puerto, se muestra su cara más difícil, un anfiteatro natural por el que se asciende hasta el alto, serpenteando a través de curvas imposibles.

A partir de aquí, las bajadas y subidas se suceden, visitando las localidades de la sierra, Grazalema, Villaluenga del Rosario, Benaocaz, El Bosque y Benamahoma te saludan a tu paso, y se rinden a tu osadía.

El Boyar es el segundo gran examen en éste recorrido ciclista. Al contrario que Las Palomas, El Boyar no se muestra por completo desde su inicio, te deja que lo vayas descubriendo poco a poco, con cada pedalada, con cada inspiración. Nadie sabe aún, si es él quien te engulle o tú que te dejas perder entre sus entrañas.
Llegar casi al final, se suele convertir en lo más parecido a un espejismo, y que El Boyar parezca no querer terminarse, suele ser más una cuestión matemática que geográfica, más un cálculo erróneo de las fuerzas en los kilómetros anteriores que un capricho de la montaña por extenderse cada vez más arriba.

Una leve bajada, casi un suspiro que te engaña, y de nuevo Las Palomas, esta vez por su cara sur, la que será el verdadero medidor de esfuerzo, el que te dirá fielmente qué has hecho hasta entonces, y cuántas posibilidades te quedan de ser uno de los elegidos.

El Titán te habla de la competición, pero nunca antes que de la salud, llegar arriba y no tomar aliento durante los primeros metros de la bajada, es sinónimo de ceguera física, de peligro cierto. Respira cuando llegues arriba, deja de pedalear un poco, respira y vive, será la diferencia entre fluir con tu bici entre curvas y montañas o enfrentarte a ellas.

Sobre la carrera a pie, me ha dicho el Titán, que no te hable de su dureza, que te hable de sus gentes y sus lugares, que si corres desde El Gastor hasta Algodonales antes de terminar en Zahara, es porque todas sus gentes quieren verte. Llevan un año esperando tu presencia. Saben que vienes de lejos, que posiblemente estés algo loco para hacer algo así, saben que eres buena gente, porque un deportista que quiere hablar con su propio corazón de tú a tú, no puede ser malo. Saben que sientes algo profundo por aquel lugar, el que ellos adoran cada día. Te esperan.


El Titán no quiere que te enfades con él si, cuando estés subiendo a Zahara, en esos dos últimos kilómetros, la fatiga no te deja correr. El Titán lo entiende, y sabe que a veces, así debe ser. Que es de las pocas pruebas donde incluso los primeros detienen el trote y lo convierten en marcha, tal es su dureza.


Cuando te falte un kilómetro, un solo kilómetro, te será difícil distinguir si el nudo que tienes en la garganta es por el cansancio y la respiración acelerada o es por la emoción de saber que en breve, serás parte de la historia de éste lugar, de ésta prueba y de estas gentes.


Quiere que te diga, que te espera como a un hermano, como hace con otra prueba, el Triatlón de Guadalajara, con quien comparte experiencia, trabajo y proyectos solidarios, que llegan de boca de vosotros mismos, los triatletas, los actores principales de ésta novela de sueños realizados o por realizar.

El Titán lo sabe y dice que cuando lo crearon, dijeron que sería el triatlón de los triatletas, de los deportistas, y que debían ser ellos y nadie más, quienes le hicieran crecer exponiendo sus inquietudes, ofreciendo sus sugerencias.


Viajar y conocer otros lugares, puede ser la mejor forma de abrir la mente a otras formas de vivir y de entender el mundo en el que vivimos, y ésta prueba no desaprovecha lo más mínimo la oportunidad de mostrar parte de la cultura del lugar que se les ha ofrecido, ofreciendo a cada osado, a cada valiente Titán un obsequio cada año, trabajado por las manos artesanas de sus gentes.


No lo sabes aún, pero es el Titán quien te habla y te lo dice una vez más:

“Nací de los corazones de la gente. De unas gentes que miraron las aguas color turquesa del Gastor, las montañas que le rodeaban y el cielo que lo cubría. Olieron aromas de olivo mezclados con el aire que mueve a los pinos pinsapos y pensaron que aquello no podía ser solo de ellos. Buscaron una excusa para compartirlo, durante un escaso fin de semana al año, poco tiempo, bien es cierto, poco pero intenso.

A la excusa le llamaron triatlón, y al triatlón, le pusieron mi nombre: Titán. Mi nombre será el tuyo, si decides venir alguna vez. Ni siquiera quiero que consigas vencerme, solo quiero verte desearlo, mi nombre es tuyo y Titán te llamaré.

Dejarás de ser un finalista, un superviviente para los ojos de todos y serás algo más. Vendrás sin saber quien eres ni de qué estás hecho, y te irás conociendo a esa persona que cada mañana ves en el espejo. Ven y escucha el aire, siente el agua cuando nades, pedalea hacia las nubes y corre entre olivares. Escucha y siente, verás que algo dentro de ti te hablará como nunca antes lo ha hecho. Titán serás ya para siempre".

Texto: "Triatlón Titán Sierra de Cádiz. Una fábrica de sueños".
Ramón García.

3 comentarios:

Emilio dijo...

Estaba deseando leerte la segunda parte, pero ahora, faltando una semana para la prueba y sin poder ir creo que no ha sido buena idea....Grandisimo Ramon¡¡¡

lolo dijo...

impresionante , todo lo q he vivido este titan 2011 son tus palabras , son sus gentes , paisajes ,montañanas es el titan... espero el año q viene poder conocerte ..

Anónimo dijo...

Increible!!!
Fue precioso lo vivido el otro día, es mi primer Titan y no paro de recordarlo, espero poder participar tambien el año que viene. Ahora de momento unos amigos mios han alquilado una casita por Zahara, me llevaré la bici para recordar lo del otro día y seguramente volveré ha emocionarme como el otro día