miércoles, 15 de agosto de 2012

Embrunman. Entre gigantes nadan los gigantes.

Es 15 de agosto. Todavía se está celebrando. Aún quedan valientes corriendo y sufriendo cada paso hasta la meta.
Están en Embrun. En los Alpes. En Francia. Es el Embrunman.

Han comenzado a nadar a las 6:00 de la mañana, aún de noche, en un lago pequeño embutido entre gigantes que son montañas.... qué paradoja... entre gigantes nadan los gigantes...

Han pedaleado 190 kms y han subido un puerto tras otro, incluso se han acercado durante un buen rato al cielo, a ése cielo que la carretera que corona el Izoard con sus más de 2000 mts, parece querer tocar.

Y han llegado otra vez al lago y la carrera a unos les ha llevado de pueblo en pueblo a lo largo del valle, subidas, bajadas, puentes que cruzan ríos, gente ofreciendo agua... a otros, la carrera les ha llevado a la noche, y aún siguen corriendo. Sufriendo cada paso hasta la meta.

Un amigo está allí. Jose Antonio Marqués se llama. Enamorado de la distancia, del largo aliento y de la montaña. Si me dolieran las piernas como a tí te deben doler ahora, no te envidiaría, lo sé. Pero cuanta envidia te he tenido todo el día, todo este 15 de agosto.

Cada 15 de agosto, el Embrunman, el ironman más duro del mundo, empieza y acaba... para todos menos para el que alguna vez lo ha sufrido, disfrutado, vivido y sentido... para esos... para mí, empezó en 2005 y todavía no ha terminado, no sé cuando lo hará... ni siquiera sé si terminará alguna vez. Espero que no.
2005.
Nunca terminé una prueba tan vacío, tan cansado e incluso tan asustado por lo mal que me sentía horas después, como en aquel 2005. Era mi primer Embrunman, mi segundo ironman del año, mi tercer ironman de siempre.
2006
Nunca sentí ni disfruté la montaña tanto, como en 2006, cuando fuí con casi toda la familia. El lugar envuelve todo y hasta una prueba tan grande queda pequeña ante tanta belleza.
2007
Nunca antes había no-terminado un ironman, y nunca lo he hecho desde entonces, pero en 2007, la voz del espíritu del Embrunman me lo dijo bien claro... "para, detente o cuando yo lo haga por tí, no dejaré que te levantes". Y le hice caso allá por el km 24 de la maratón. Sigue siendo mi mejor ironman, del que más orgulloso me siento... por raro que parezca... otra paradoja... orgulloso de no terminar... porque no terminar no es abandonar, es un punto y seguido y así lo sentí en aquella ocasión, supe que volvería a terminar lo empezado.
2008
En 2008 terminé, una vez más, y si acaso había alguna cuenta que saldar (no lo tengo tan claro)... saldada quedó. Una edición que bien podría llamarse El día de la Bestia... y la bestia no fue la prueba, sino el frío, el granizo, la lluvia incesante, la locura...

... la locura... esa que me tiene desde entonces deseando volver, donde conocí a grandes, como Pablo Cabeza, como Jon Arnedo... sí... quiero volver y buscar esa línea de lo soportable y lo insoportable del agotamiento, que solo el Embrunman te sabe mostrar, porque allí no cuentan los parciales, ni las marcas, ni querer ir algo más lento para sufrir algo menos... en Embrun eso no vale; o sufres al máximo, o te detienes.

Es la prueba más dura, y también las más bella. No hay término medio. Es el ironman de los extremos.

Al final, toda esta palabrería, podía haberla resumido en pocas palabras, pero me gusta recordar que fuí y alguna otra vez quiero volver a ser, un pequeño gigante que nada entre gigantes.

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