viernes, 15 de noviembre de 2013

El trail running lo inventé yo.



Por entonces se le llamaba correr por el monte, pero ahora es mucho mejor decir que que hice una horica de run o me fui a la mountain con la bike, lo cual me reportó un training day de lo más motivational

Y repito que así es mejor, porque no solo queda mucho mas chic, cool y modern sino que además amplía, y no poco, ése inglés Botellero que tenemos la mayoría de los españolitos.


Pero volvamos a lo importante.
Sí, a eso de que el trail for the monte lo inventé yo. 
Esto dicho así, obviamente no es del todo cierto, bueno... ni siquiera es un poco cierto, pero a que no me negará nadie que el enunciado de la entrada habrá animado a más de uno a leer el contenido. Disculpen ustedes la "mentirijilla"… pero es que está comprobado que crear algo de interés utilizando medias verdades o incluso mentiras completas, mientras resulte sensacionalista atrae mucho al personal (esto es made in Pedro Piqueras...). 
Es como si la próxima entrada la titulo: "Tener sexo cuatro veces a la semana aumenta el rendimiento en Ironman". seguro que muchos (y digo ..os) dedicados o no a la larga distancia, abrirían sin pensarlo el post  y más de uno lo haría con la parienta al lado, para hacerle saber…

Vaya, i returned to deviate from the topic…o lo que es lo mismo… me volví a desviar del tema…  (seguimos practicando… aunque en realidad, estas son la secuelas que me está dejando la jartá de Dora la Exploradora de los… niños).

Cuando era un pequeñajo, y la escuela era de mañana y tarde, a las cinco de los días largos salía corriendo de clase. 
Llegaba a casa, me comía el bocata de turno, cogía el pequeño rebaño de ovejas que mi padre tenia, le pegaba un grito a Boby, (mi perro) y tiraba para Los coloraos (montes que estaban a unos pocos centenares de metros de casa y que como su nombre indica, eran montes de tierra roja (no solo en Australia la gastan)).

Los montes coloraos no eran muy altos ni estaban lejos (por eso no se me ocurre decir que también inventara el ultra trail… tampoco es cuestión de ser excesivamente pretencioso…).

En las últimas tardes del curso, lo que en otros sitios llaman aún primavera, aquí puede llegar a ser crudo verano. 
Subir al monte, por bajo y cerca que estuviese, no era cosa cualquiera para un ñajo como yo.
Por eso, cuando ya había subido bastante, elegía un buen lugar para pacer y allí que me paraba, me sentaba, me ponía en la boca mi ramita de esparto y veía pasar los pájaros. 

Boby no era un perro grande, ni pastor, ni creo que le gustara mucho aquello del trail obligatorio. Boby era, sencillamente, mi perro pirata. El pelo que le rodeaba un ojo era negro como el del parche de un bucanero. 

Boby el pirata, tardaba menos que yo en sentarse y recostarse una vez elegíamos la zona de pacer ovejas y juraría que también tardaba menos que yo en dormirse.

Y es en esta parte del relato donde aclaro lo de mi supuesta invención del trail running. Ruego presten antención:

A veces, (no diré ni siempre ni a menudo siquiera), alguna pavica me echaba. Pavica es la siesta de los de mi tierra. No es que intentara dormirme, ¡¡¡faltaría más!!!, pero sucedía.

Aquello igual duraba unos pocos minutos o no…., pero las ovejas… yo creo que de repente veían todo el monte para ellas solas y ningún guardian segurity que las controlara, ni perro que avisara…

Comenzaban entonces su aventura en solitario y cuando el menda abría los ojos, levantaba un poco la cabeza y miraba ladera abajo, era fácil ver una… o ninguna.
Normalmente no se perdían, es más, solía suceder que les daba sed o quien sabe si morriña gallega de su cuadra y salían como almas que lleva el diablo monte abajo hasta la parte trasera de mi casa. 
Y era ahí, nada más entender la situación e imaginar la cara de mi padre un rato después, cuando a quien escribe se le abrían los ojos como platos y de un salto me levantaba y ponía los pies en polvorosa corriendo, unas veces de monte en monte y otras directamente hacia casa. 

No recuerdo bien, si me daba tiempo a despertar al pirata de mi perro Boby, pero vamos, que si alguna vez lo hice y me siguió a la carrera, fue por no quedarse solo en los montes coloraos, y no por regalarse su sesión de trail running que algunos días terminaba casi entrada la night.


Soy un tío muy positivo, aunque no lo parezca algunas veces, y oye, si Marco Olmo, il corridore ganó con casi 60 años el Ultra Trail del Mont Blanc… qué no haré yo que solo tengo 43 y oficiosamente inventé este deporte…
Solo necesito, para que me precedan, inscribir conmigo a ocho o diez ovejas que estén en buena forma.

Dices tú la mili… y el trail running.

2 comentarios:

Javier Morilla dijo...

Ay Ramón, Ramón...sigues sorprendiendo a propios y extraños. Ahora muchos nos enteramos que eras ovejero ??? la madre que te parió ¡¡¡
ahora se entiende TODO ¡¡¡

;-))) jejeje

Un abrazo

ramón dijo...

... ahora se entiende TODO¡¡¡ CABRITOOOO de Ramón¡¡¡¡ jajajjaja

Bueno, ovejero... ni tanto, un rebañico que tuvo mi padre... también hubo algún cabrito, una camada de cerdos y hasta una yegua.. por suerte, no coincidieron todos al mismo tiempo, porque entonces lo mío habría sido más que trail... multideporte tipo raids :-D... nada Javier, historias del abuelo cebolleta :-)))). Un abrazo también para ti.