martes, 24 de diciembre de 2013

Vivir con los ojos abiertos.

Desde el pasado 1 de diciembre, no hay novedades por el blog... al menos no publicadas. 

El día 7 dí buena cuenta de las zapatillas protagonistas de la anterior entrada en el ultra trail de Chiva, de 61 kms de distancia. 
Nada más llegar a casa, escribí como a mi me gusta hacerlo cuando algo me toca y lo hace para bien. 
Hecha está la entrada y en ella el relato. Otro relato de esos que me cuento a mí mismo y una vez hecho, no encuentro razones para no darle a Publicar.

No está publicado aún, como se puede ver. No ha habido ningún dorsal más desde entonces. 
Las cosas que se han de contar y que a amigos o conocidos puedan interesar, respecto a meses venideros, a nuevas temporadas y a novedades, o sencillamente... esas cosas mías... memeces para algunos, meros entretenimientos para otros... también están ahí. 
Pero al igual que sucede con la crónica de esa carrera de Chiva y con el hecho de ponerme dorsales en breve, son cosas que tendrán que esperar.

No habrá más dorsales este año que ya termina. Ni San Silvestres ni nada que se le parezca. No habrá ni un solo minuto más de deporte buscando entrenamiento, aunque no deje ni un día sin salir a correr una, dos o hasta 4 horas seguidas. Nada de eso es entrenar ahora mismo. Sencillamente deporte y si acaso consuelo.

El deporte me ha dado mucho durante casi toda mi vida. Más de treinta años ya. De ese mucho, la mayoría ha sido bueno, pero de lo otro, también ha habido. 
En estos momentos solo tengo en cuenta lo apartado que estuve durante años de familia y amigos. No en el sentido de no estar, ni de no querer, ni de falta de cariño, sino de vivir con tanta intensidad, quizás demasiada.

Voy a seguir haciendo cuanto quiero y amo mientras pueda. Es parte de mí correr o pedalear cada día, aunque solo sea por unos minutos. Llevo toda la vida enganchado a ello y creo que sea capaz de apartarme nunca del todo.
Pero en estos momentos, en los que termina el mejor año de mi vida, con la llegada de alguien, de una personita que me tiene agarrado, estrujado y totalmente enamorado, mi hija; tengo la sensación agridulce de la alegría inmensa de esta familia que ha crecido y al tiempo, la tristeza de otra parte de mi familia que se ha ido para siempre. 

Al final, todo se reduce a vivir intensamente cada minuto, cada segundo de aquello que quieres, y hacerlo con los ojos bien abiertos, para no perderte todo lo bueno que te rodea y que dejas de disfrutar pensando que siempre estará ahí.

4 comentarios:

Javi dijo...

Feliz Navidad!

Pablo Cabeza dijo...

Vive y disfrutalo!!

p

ramón dijo...

Igualmente Javi, que tengas un buen año nuevo.

Pablo, en esas estamos amigo.

Un abrazo.

ramón dijo...

Igualmente Javi, que tengas un buen año nuevo.

Pablo, en esas estamos amigo.

Un abrazo.