viernes, 27 de marzo de 2015

UN DESIERTO DENTRO DE UNA CANICA DE CRISTAL.


ULTRA TRAIL TABERNAS 2015. XTREMETRAILCUP.
(Prueba y primer puesto dedicados a mi amigo y compañero Juanjo Mateos)

Mi mujer, sabe que el hecho de ganar o no, no es ni la mitad de importante que el hecho de saber aceptar ambas cosas, lleguen como lleguen o cuando lleguen.
A veces ha de recordármelo y siempre lo hace de la mejor manera.
Todo perdido... todo ganado. 
Esto puede llegar a repetirse tantas veces como necesites antes de una prueba de ultradistancia. 
Si no te lo preguntas tú, te lo preguntarán antes o después....:
¿Por qué hacerlo?
Me importa todo demasiado como para darle demasiada importancia a nada.
Me da igual caminar por la línea roja, si sé que salirme de ella, no supondrá mucho más que detenerme o darme la vuelta.
¿Y eso que supone en el total de mis días y mi vida? Nada en absoluto.
Un rato de malhumor, un minuto de tristeza y desazón, una ínfima isla de tristeza en un océano inmenso rodeado de tierra que me hace feliz y es mi casa, mi familia, amigos y vida. Eso es una retirada o un reto no conseguido. Eso y nada más.
UN BUEN MOTIVO PARA CORRER SIN PRISA. 
Bien podría ser no correr tanto como para llegar antes de tiempo. Pero, ¿cuando es pronto?. La previsión eran 13h30' para el primero. Algo exagerado pensamos más de uno. Pero llegar 2h30' antes de lo previsto, hizo que los metros antes de meta fuesen mezcla de ciclistas saludando, algún familiar de estos y toda la gente pasada la línea. Y las vallas, como yo todo el día. Más solas que la una. Buena metáfora para un día tan largo.

ALGUNA RAZÓN MÁS.
Necesito de vez en cuando un baño de viento helado sobre la cara. Y lo pido repentino, con fuerza y sin aviso previo.
La humildad no es propiedad ni virtud. No es algo que dure siempre o que siempre se haya tenido. Se pierde si no la conservas bien y no hay manera de disfrutarla... disfrutarla sí... si no se desea de verdad.
En la montaña, en la larga distancia, no se es humilde o no, es que antes o después tienes que sacar toda la humildad que llevas dentro aunque sea mínimamente. Si no... tu final llegará más pronto que tarde.
Correr por un desierto, subir montañas todo lo rápido que uno es capaz. Olvidar cada kilómetro hecho y desear comerte el siguiente. Morir por llegar arriba y cuando ya estás, querer bajar como si se terminara el día un instante después. Yo no conozco otra manera de hacerlo.
Pensé, una vez me hice la propuesta de completar este Ultra Trail de Tabernas, que mi punto de locura había llegado a donde tenía que llegar. Hasta tal punto, que imaginé desde ese mismo día que la prueba ya había comenzado. Y quizás por eso, el pasado 21 de marzo, los 113 kilómetros a recorrer eran exactamente los últimos 113 de mi prueba. Y es que... ya te digo, no conozco otra manera de hacerlo.
PREPARATIVOS
Tres horas antes de la salida y cien kilómetros aún por recorrer en coche hasta Tabernas, ya tenía puesta bajo el chándal toda la equipación para trail que Compressport me proporciona. Camiseta, manguitos, malla, medias R2, calcetines y la cinta para la cabeza Headband de tejido On/Off, además del portadorsal-portageles. Todo de Compressport.
También preparadas y puestas las Ultra de Skechers. Un valor seguro cuando sabes que darás miles y miles de pasos en un solo día.
 Llegar antes del anochecer, fue la última obsesión de un día repleto de ellas...
La mochila con el material obligatorio y la comida. Una mezcla de productos Keep Going (barritas, un gel y sales en cápsulas) con plátanos, higos secos...
Todo controlado y bajo la supervisión de quien considero clave en esta prueba y la mejora que estoy comprobando y disfrutando, Encarni. Profesional de la nutrición deportiva que ha puesto todo el orden que necesitaba en mis comidas desde hace dos meses. Cinco kilos menos de peso no evidencian nada si se pierde fuerza. A la vista está que ha sido todo lo contrario.
LA PRUEBA.
Quería correr viendo como se iban y esperando a que alguno cediera una vez llegáramos a la montaña  para entonces sacar lo que me quedara dentro e intentarlo. Paciencia. Mil días antes empecé a repetirme esa palabra. Paciencia. Hoy, mañana y el día de la prueba. Incluso después...
Pero me vi primero a partir de la media maratón y aún así, quedando aún 92 kilómetros, no cambié el planteamiento. Dejé de mirar atrás e incluso hacia delante... al menos, demasiado hacia delante.
Estoy cansado. Cada día hablo menos, sea en compañía o cuando estoy solo... incluso cuando estoy solo, cada día hablo menos. Me siento cansado.
Ya solo quedábamos la carrera y yo. Y con ella sí que hablé alguna que otra vez.
El resto fue mantenerme firme. Entreteniendo la mente en el paisaje. Mirando hacia los lados. Calculando cuando me tocaba comer. Y evitando en lo posible perder de vista las cintas del recorrido. Todo es tan simple cuando eres tan pequeño ante el reto...
"Trata la prueba con cuidado Ramón, mímala, respétala. Hazte querer...". Me repetía una y otra vez.
Y me quiso. Me dio el sí desde el principio y nunca se me enfadó. Yo tampoco le pedí nunca más de lo que mereciera. 
 Miguel Mataix 2º y Jesús Molina 3º.
Es cierto que me la jugué pronto, pero mantuve siempre el ritmo que había planteado. Y por esta vez, todo salió bien. Sin problemas reseñables y sin más sufrimiento que el propio de 11 horas corriendo, casi todo el tiempo.
CONSECUENCIAS SIN CONSECUENCIAS.


Ganar mi primer ultra trail es como llevar días sin beber y tener delante tuyo de repente, varios litros de agua. Te alegra, te llena, pero sabes que no puedes ni debes bebértelos de golpe. Si tuve paciencia antes, no dejaré de tenerla después. Al fin y al cabo, eso es ser corredor de fondo.
Corrimos en un desierto, el de Tabernas. 113 kilómetros en 11 horas y unos pocos segundos, 2340 mts de desnivel positivo... y no recuerdo el negativo que, siempre suele ser el que más te duele pasados unos días.
De alguna manera, un Ultra trail es un ejercicio inmenso de soledad, un desierto de soledad. Y yo, que no sé estar solo, ni quiero, me siento bien en ese desierto.
Será que la paciencia se está adueñando de mí. Será que con ella, poco a poco voy encontrando un lugar tranquilo, sea cual sea el deporte que practique. Será que estoy cansado mientras no corro y corriendo, me siento vivo. 
LA CANICA DE CRISTAL
Ya te digo... esto es como una canica de cristal verdoso que tengo sobre la mesa. Dentro tiene como láminas rojas que parecen hojas y estas a su vez, parecen labios. Labios de gesto triste... hasta que con un solo dedo y por acto de mi voluntad, mis ganas y mi libertad para cambiar aquello que no quiero, la toco levemente y rueda sobre la mesa. 
Entonces se detiene y las hojas me sonríen.

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