martes, 12 de mayo de 2015

A veces, veo cosas... veo deporte hasta en la sopa...



 Menos mal que estoy vacunado y lo disfruto a cada instante.

 Así, en fechas recientes, un fin de semana completo con Quedada de Trail, otro con una buena carga de kms de cara a Camí de Cavalls (esto me lo comí solito), luego la Nogalte Trail Extreme (lo de Extreme pasó de ser un nombre a una realidad con el calor que tuvimos...).

 Luego vinieron las charlas sobre triatlón en el Colegio Sagrado Corazón y pocos días después...... casi sin comerlo ni beberlo, me vi en otra metido... poco hice, pero disfruté como un crío recordando mis tiempos en la escuela de ciclismo. 

 Se celebraron durante el fin de semana pasado dos días de ciclismo puro, porque no se le puede llamar de otra forma. Ciclismo adaptado para personas con distintas capacidades (que no discapacidades) y exhibición de escuelas de ciclismo de Murcia.
Algún botellín de agua dimos y algún bocadillo, entre
Manuel Gonzalez Aguilera y un servidor, sobre todo él que estuvo todo el día al pie del cañón. Lo mío solo fue un rato... el justo y necesario para comprobar que los bocadillos estaban bien hechos... . 


 Un día estupendo el domingo. Mucho deporte en mi pueblo casi cada fin de semana.
Cómo ha cambiado el tema desde mis años mozos a este respecto.



MOSCAS COJONERAS.
Lo que no cambia, por desgracia, es la actitud de algunos "padres" y "técnicos" con críos a los que aún les faltan muchísimos años para formarse, no ya como deportistas sino como personas. Gritos sin sentido, aspavientos e indicaciones a los menores que poco o nada tienen que ver con consejos tácticos sobre ciclismo. Se ven aún, y en mi época ya sucedía, frentes brillantes de sudor y enrojecimiento donde casi se puede leer...:
 "ya que yo no pude o no fui capaz, tú... pequeño principiante, lo vas a hacer por mí y como soy quien soy, no me conformo con que aprendas valores, con que disfrutes del deporte y entiendas que la competitividad está bien si antes has aprendido a tener respeto por los demás. No me conformo con eso ni con que seas un "mindungui" del deporte el día de mañana, yo quiero que seas Indurain y me saques de la miseria...". 

 
Curiosa especie esta, que no acaba de entender que hay miserias humanas que son como las moscas cojoneras, que no se las quita uno jamás de encima, por muchos Tours o Roland Garros que gane su hijo/a.
Y la frustración es de las peores.


 Por suerte, en la mayoría de los casos esto no sucede y quien cree hacerse notar gritando entre la multitud por demostración de sabiduría, acaba enterándose de que en realidad lo hace por idiotez y si la gente no lo mira más, es simple y llanamente por vergüenza ajena de ver a alguien con tanta miserable y cojonera mosca sobre él.


 Este no era el tema de comentario pero..., no pude evitarlo, mire usted.

lunes, 11 de mayo de 2015

El tiempo vuela... o eso dicen. Tral Menorca Camí de Cavalls.

Dicen que el tiempo vuela... y a veces hasta tienen razón.
El próximo viernes hará un año que me planté en la salida de una de las pruebas que más me han marcado. Tanto que, este año vuelvo...

Es de esas pruebas donde no te planteas durante el recorrido eso de "qué diablos hago yo aquí¡¡¡" o... "la termino porque ya me he puesto... pero no vuelvo".
...
Es difícil de describir. Tardé en completar los 185 kms que bordean Menorca 23 horas y 15 minutos, fui a ratos bien, pocos... pero los tuve; sobre todo cuando me ví llegar al 100 con más energía de la que esperaba; también corrí con la luna llena, pasé junto a caballos que campaban a sus anchas. Pisé casi todas las playas de la isla, bosques y pueblos costeros. Disfruté de los voluntarios y de corredores de otras distancias con los que coincidía. Me pareció increíble pensar por un momento que llevaba 150 o 170 kms y podía correr... y no lo pensaba demasiado porque me daba vértigo. 
 
Pero la noche se me hizo dura, eterna. Pasé frío, de ese que no te quitas de ninguna forma y solo esperas que se vaya pronto. Pasé sueño, de ese que te cierra los ojos a pesar de ir trotando o caminando rápido y ves que te sales del sendero. Pero luego sucede lo que sucede siempre cuando las cosas se ponen feas y crees que eso no se acaba, sucede que amanece y la carrera, como la vida, cambia. Y tú sigues corriendo.


¿cómo no voy a volver... aún sabiendo que a pesar de todo, todo me salió bien, demasiado bien hace un año y que lo normal es sufrir y penar un poco y cada vez más desde la misma salida?

 Pero... ¿cómo no voy a volver? si con algo de fortuna consigo alejar a los problemas de mí, es posible porque ya lo he vivido, volver a ver salir el sol mientras sigo corriendo. 


 El
Trail Menorca Camí de Cavalls no lo veo como un reto, aventura y mucho menos como una competición. Es un viaje. Un viaje de 44 años que se resume en veintitantas horas.

miércoles, 1 de abril de 2015

Has ido a correr. Corre.

Dicen que no hay mejor sensación para un deportista que la de llegar a meta.
Si acaso, a eso le puede superar, llegar a meta en primera posición.



Yo creo que hay una que le supera y que cualquier corredor, ciclista, triatleta o deportista de resistencia en general puede sentir alguna vez.

Ese momento en el que haces lo que estás haciendo y no te planteas por qué. Solo sabes que ese día es ahí donde debes estar.
Ese momento donde no miras para atrás y no quieres saber nada de los 70 kms que llevas recorridos y apenas piensas en los 43 que tienes por delante



Al fin y al cabo, son solo números que no cambian por mucho que lo pienses.


Hay un tramo en toda carrera, donde corres sin pensar que llevas dorsal y sin más compromiso que el de seguir haciendo lo que has ido a hacer.

Lo que me quita el tiempo para entrenar, me da la vida para todo lo demás.

Entrenar es hacer deporte. Participar es deporte. Competir es competir.

El gusto por entrenar, por lo menos en mi caso es, desde hace unos veintitantos años, gusto por hacer deporte.


El valor del ego.
Me cuesta entender, sin dejar jamás de respetar, a quien sin ser profesional, infravalora días, semanas e incluso meses de entrenamiento porque el resultado en una clasificación no ha sido el esperado.
Es comprensible. Soy el primero que si preparo algo a conciencia y no sale, tiro de autocrítica, me enfado un buen rato por no haber sido capaz de obrar como preveía o maldigo la mala fortuna durante unos minutillos.
Por supuesto. Soy competitivo... eso ya no tiene solución.

Pero de ahí, a pensar que nada valió la pena porque esta o aquella prueba salió mal, no la terminé o no me vi al 100%... va un mundo.


Haz lo que digo, no lo que hice.
Yo antes entrenaba mucho. Para algunos, muchísimo.
Lo cierto es que para mí, eran dos cosas distintas. Entrenar era un placer y competir otro. Cuando las dos salían bien... pues doble placer.




Entrenar menos. Tan placentero como antes.
Ahora entreno bastante menos, aunque disfruto encajando las sesiones y sacándoles el máximo jugo posible según el tiempo que tenga y el objetivo que me haya marcado.
Obviamente, si quiero entrenar algo, no puedo prodigarme mucho en las carreras y por eso también, puedo enfocar, gestionar y preparar mejor cada una de ellas.
Menos tiempo para entrenar por ser padre, es algo que venía deseando desde hace muchos muchos muchos años. Todos los que pasé deseando que mi niña llegara. Pero ese "menos" no lo cuento, no lo cuantifico, ni le doy la menor importancia. Lo que tengo en casa no da pie a la más mínima comparación.


Entrenar a deportistas.

El reparto del tiempo en la balanza queda volcado hacia el lado del grupo de deportistas a los que llevo la preparación, en algunos casos desde hace varias temporadas.
Y sigo disfrutando, mientras preparo a otros al hacer Ironman, Medio Ironman, Maratón y Media Maratón, Trail, Triatlón, pruebas de Ciclismo, pruebas de MTB, Carreras Populares... y lo disfruto porque me hacen disfrutarlo aquellas/os que me hacen partícipe de su preparación, de su mejora y de cuanto sienten al entrenar y competir.

Son muchos años ya desde que empezó este proceso. Puedo sentir una prueba que hago o puedo sentir decenas de ellas al cabo del año. De otra forma sí, pero con mucha intensidad.
Aún así, quedan muchos dorsales por ahí con mi nombre..., repartidos, espaciados en el tiempo, pero esperando.

Los retos son mucho más grandes y reconfortantes de lo que imaginamos.
Los retos no son una salida y una llegada marcados. Si son..., como solemos decir, "retos personales", entonces la salida se sitúa en el día de la propuesta, el recorrido se marca durante la preparación y la guinda del pastel es llegar al día objetivo.
Llegar a meta entonces, puede llegar a ser una mezcla enorme de felicidad y tristeza.
Feliz porque lo has conseguido, y triste porque por lo menos ese camino, aparentemente se acaba...

Aunque tú y yo sabemos que no es así.