jueves, 12 de marzo de 2009

Tú también vives en un mar de plástico.


Lo tontos que somos y que nunca dejaremos de ser.

Te confieso que desde ya me incluyo dentro de éste numeroso y abarrotado grupo de atolondraos que somos.
A finales del año pasado, tuve un bache “anímico”, las razones eran varias, algunas serias y otras tontas, y entre las tontas estaba el desánimo de ver que éste año en el que estamos mis proyectos deportivos, mis ilusiones lo tenían difícil para ver algo de luz dentro del agujero negro éste al que llamamos crisis.

Ya ves que me pudo el desánimo, me pudo pensar la tontería de que como tengo ya 38, o aprovecho las oportunidades o esto se acaba… pura tontería ya que siendo sincero conmigo mismo, tengo que recordar y reconocer que hace diez años pensaba exactamente lo mismo, que se hacía tarde, que tenía que aprovechar…y mira por donde voy; esto se acabará cuando deje de ilusionar, ni antes, ni después.

El caso es que sufrí pensando que no tendría tres o cuatrocientos euros para inscribirme en un Ironman, mil o dos mil para el viaje, alojamiento y demás, unos cuantos cientos más o quizás miles para ir manteniendo el material, para pagar masajes, para comprar barritas y geles, para bonos de piscina, para todo eso y mil cosas más…todo caprichos, todo necesidades innecesarias, si tienes claro lo verdaderamente importante.

Vergüenza, y no precisamente ajena.

Te cuento que el pasado sábado, camino de San José, dentro del Parque natural de Cabo de Gata, , atravesamos el llamado “mar de plástico” que forman decenas y decenas de invernaderos en el término de Nijar. En el centro de éste “mar”, se encuentra Campohermoso, pueblo de campesinos y centro neurálgico de la zona.

A su paso, en un momento puedes ver y sentir cosas que durante años has sido incapaz; antes de llegar allí, mi mujer y yo íbamos hablando de la competición del día siguiente, el Trail Cabo de Gata, íbamos tranquilos, relajados, yo menos pues iba a competir, a disputar la prueba, y le contaba las dudas sobre mi estado de forma, le hablaba de una contractura de gemelo que tengo, me preguntaba y preocupaba cuales serían mis adversarios al día siguiente, íbamos en nuestro buen coche, con nuestras buenas zapatillas, camino de un apartahotel cojonudo, a darnos el gustazo de hacer un bonito Trail de montaña.

Al pasar por Campohermoso, miramos a nuestro alrededor y callamos un momento… por allí viven sobre todo inmigrantes africanos, que antes de llegar los vas viendo caminar hacia el pueblo, la mayoría no tiene coche, la mayoría no tiene casi nada, van caminando porque van a comprar comida, o a enviar dinero a su familia, van caminando con el calzado más barato del mercado semanal, con ropas de saldo…a otros los ves en bicicleta, son muchos, bicicletas de montaña, de las de hierro, de las viejas, de las feas, de las peores…y sin embargo, un lujo, ya que al menos ellos, no van caminando.

Sus caras.

Te diré, que mientras cruzaba el mar de plástico, tuve tiempo de mirarles la cara, y ví que ninguna cara…fuese del color que fuese, ninguna era distinta, todas eran tristes, todas reflejaban cansancio, todas sumisión, todas en silencio.
Entonces pensé en lo afortunado que soy, en que vivo donde nací, en que trabajo cerca de los míos, en que del dinero que gano, nunca tengo en cuenta el que va para la comida, para la hipoteca, solo cuento y me preocupa el que me gasto en el resto, en esas necesidades, a menudo innecesarias.

La comodidad nos hace mirar para otro lado cuando pasamos junto a ellos, la hipocresía y la idiotez con la que nacimos nos hace pensar que somos más y mejores porque tenemos de todo más y mejor que ellos, esa misma idiotez que no nos deja pensar con lógica que haber nacido aquí y no en cualquier otro sitio, África por ejemplo, no es más que fruto de la casualidad.

Miramos para otro lado y perdemos todos, los que más, ellos, pues así, poco recibirán nunca de nuestra parte, “aunque sea” respeto…que mira por donde…es lo más importante.
Y nosotros perdemos también, pues si no los miramos no sabremos nunca quienes somos, no valoraremos nunca cuanto tenemos y no veremos nunca la importancia, a menudo estúpida, que le damos a las cosas.

Todo igual y todo distinto.

Cuando era bastante más joven que ahora, trabajé varias temporadas en el campo, recogí pimiento rojo, planté y recogí lechuga, ciruela... etc, lo hacía para pagarme mis cosas, mi deporte, mis fiestas, en fin, todo lo que pudiese con tal de no apretarle más aún el cinturón a mis padres, que bastante tenían ya.
En aquella época, éramos todos jornaleros españoles, y recuerdo que a la más mínima que te salía trabajo en otro sitio, saltabas de allí sin pensarlo, ya que aquello era, sencillamente, inhumano…. ni ironman, ni powerman, ni maratón, ni ostias en vinagre… levantarte a las 5 todos los días, empezar a las 7 y no terminar hasta la noche día tras día, con los pies en el barro, agachado durante toda la jornada, comiendo bocadillos a medio día, sentado en una piedra o en la misma tierra, eran cosas por las que…desde luego…nadie suspiraba.

Respeto.

Como ya sabes, ahora, a menudo salgo a darme el gustazo de una vueltecilla en mi bici de carbono, con mis ruedas de carbono aerodinámicas y mi maillot que se ajusta y transpira como ninguno, pero no sé si sabrás que es inevitable por ésta zona no pasar junto a plantaciones, algunas en las que yo estuve de joven, y ahora veo a la misma gente agachada, o sentada en la tierra comiendo quien sabe qué o cuanto, veo a los mismos, aunque ya no son españoles, pero son los mismos, y no puedo dejar de pensar en el dolor de espalda que tendrán y que volverán a tener al día siguiente y que con ése dolor, se pagarán como yo “sus caprichos”: en este caso, comer y dormir bajo techo.

Ten claro que, a veces, ayudar no es dar limosna al pobre, o comida al hambriento, se empieza ayudando cuando empiezas a respetar, pues respetar es no taparse los ojos, es hablar y que todo el mundo sepa, haz como yo ahora, dile a tu amigo lo que has visto o leído, piensa que cualquier largo camino empieza siempre con un primer paso de nada, intenta que todos entiendan que ellos, como tú o yo, son personas que sienten, que sueñan, que son tan capaces como nosotros, que solo el dinero nos distingue y nos separa.

A ti y a mí nos sucede lo mismo que a ellos, que si se hieren, sangran y si sangran, sufren…piénsalo un poco, que yo ya lo estoy haciendo.

Quizás una forma de tenerles un mínimo respeto, es intentar no sufrir demasiado por cosas que no lo merecen, y para eso, si quieres, te invito a que hagamos juntos una lista de esas cosas… probablemente nos falte tinta.

Y finalmente, no quiero que creas que quiero hacerte daño a ti y a tu conciencia con todo lo escrito, no soy mejor que tú, ni siquiera tengo claro qué hacer, sólo he sido capaz de detenerme un rato y pensar en todo esto, y eso es lo que te pido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola Ramon me gusta tu blog y me pasaré de vez en cuando , saludos

ramón dijo...

Hola Fernando, encantado de que te pases, Casi 10x800 también está muy bien.
Saludos

javi dijo...

Buenos días

Interesantes conclusiones dadas desde el respeto y que dan que pensar para las cosas que les damos tanto valor que a veces nos obsesionan, privilevios que tenemos por una suerte del destino.

Esas mismas caras las estoy viendo día tras día ahora que también vivo por campello y mientras dejo atrás los viveros...

Por lo que he visto uno de los integrantes del equipo es también de Alcoi; lo bueno, abunda jejeje

Saludos

PS: Estáis hechos unos cracks; vaya resultados en el du de Elche!!! :0