miércoles, 1 de julio de 2009

Cuando llegue mañana.

Mañana, haré todo lo que hoy no soy capaz, sacaré el valor, la casta esa que se que no tengo, y que obviamente no demuestro, pero mañana sí.

Mañana, no hoy, empezaré a pensar solo en ése día, y olvidaré por completo, que nada más terminar empezará otro, mañana dejaré de pensar como hoy.

Y haré mi pequeña declaración de intenciones, como cada día, y la pondré en práctica, pues es mañana cuando quiero que todo cambie, es cuando quiero empezar de nuevo borrando lo malo, mejorando lo bueno.

Mañana es cualquier día, y cualquier día como ese quiero que llegue pronto, lo espero con ansiedad, la misma que ahora me ahoga, la misma que me hace tambalear por el día y no cerrar los ojos de madrugada, convirtiéndome en una especie de sonámbulo despierto que tras amanecer deja de ser persona.

La consciencia es extraña, cuando más crees haberla dominado, más te domina; cuando ya te crees por encima de casi todo, más abajo te encuentras.

Puede que el día once de julio, cuando me encuentre en Alemania, pensaré sólo en el día siguiente, pensaré como siempre que estar en la salida de otro ironman es la recompensa que buscaba, que todo lo que venga después será como un añadido, puede que lo haga, puede que lo piense.

Intentaré darle la importancia que se merece, y lo haré por todo el camino que he recorrido hasta ahí, ya poco importa cuestionar si esta vez solo han sido cinco semanas de dirección y preparación marcada… porque no preguntarme cuántas semanas tiene una vida, visto así, igual llego pasado de forma…

No me cabe duda de que me sentiré derrotado, si nada más terminar el ironman, cometo el error de decepcionarme por cualquiera de las mil razones posibles para ello.
A dos semanas para ese día, esa es mi única preocupación, porque de verdad que quiero estar allí, quiero volver a vivirlo, quiero meterme en las entrañas de la prueba y tambalearme durante horas entre pensamientos, sensaciones y sentimientos, quiero que no sea como hoy, que a dos semanas me veo tan lejos.

Y puestos a pedir, todo esto que deseo me gustaría que viniese con calma, con serenidad, sin mucho ruido, que no quiero molestar, no quiero darle importancia a tanta cosa que no la tiene.

Hoy, que ya es mañana, tengo clara mi primera declaración de intenciones: Intentaré preocuparme de todo lo que mi mano alcance, y dejaré lo que no consigo tocar, en manos de la fortuna.

2 comentarios:

la de enfrente dijo...

Dice un proverbio japonés que "es mejor viajar lleno de esperanza que llegar"...., es broma ;-)))

Ahora en serio, creo que, con un poco que pongamos de nuestra parte, a partir de hoy puede ser siempre mañana...

ramón dijo...

el de enfrente...
si ya lo sé...pero algo tendré que llorar no?