martes, 3 de mayo de 2011

Dos palos, un poco de papel y un cordel.

Siempre me pasa lo mismo. A pocos días de "meter la cabeza" en un nuevo reto, me da por pensar en los caminos que me han llevado hasta él, y a menudo, conocer esos caminos no termina de explicar o más bien responder, a esa pregunta que algunos me hacen... cada uno a su manera... de por qué?... por qué lo haces?... qué se te ha perdido ahí?... qué buscas?... y no sé que decir.

Algo me dice que tengo que hacerlo, y sencillamente, lo intento.. no hay más, ni preocupación ni miedo a si sale o no sale... me divierte proponérmelo, me divierte prepararlo, ¿me divertirá hacerlo? ¿me divertirá intentar correr algo más de cien kilómetros de una tacada?... obviamente, aun siendo lo esperado, es una pregunta que solo podré responder cuando pase el próximo sábado.

A muchos les parecerá raro, que “la cabra tire tanto para el monte” a pesar de los años y la “aparente” incompatibilidad con las pruebas ironman.

No sé muy bien la razón, quizás sea cosa de mi niñez y los juegos que acostumbrábamos a disfrutar todas y cada una de las tardes al salir del colegio.

Recuerdo bien esa niñez, y hasta mi adolescencia, algo menos mi juventud y casi nada lo que pasó la semana pasada… así funciona mi memoria.


Quedarme en casa tras salir del colegio, solía ser por castigo, porque si no, me faltaba tiempo para comerme el bocadillo de nocilla que tenía preparado mi madre (sí, yo también fui generación nocilla...) y salir corriendo con mis amigos.


Lo cierto es que daba igual si montábamos en bici, corríamos, jugábamos al fútbol o saltábamos piedras, el caso era moverse, sudar, jadear y llegar reventados a casa.

Quién llegaba antes?… quién daba más toques de balón?… quién subía más veces el monte aquel?… esos, esos eran los juegos habituales… (alguno que otro, hoy en día, se asusta si le pides subir media docena de veces una cuesta de 200 mts... )


No, no es tan raro que ahora la cabra tire tanto para el monte…


Una cabra que se ríe y siente pena al mismo tiempo de la niñez ésta que ve en tantos y tantos críos, sufragada y patrocinada por los propios padres, que terminará desembocando en la más absoluta soledad para ambos.

Videoconsolas, televisión, clases programadas para toda la semana… que si ballet, que si inglés, que si natación… si, todo importante, todo vale mucho para la formación del niño, que cuando sea adulto, tendrá muchas más posibilidades en este mundo tan competitivo… pero no habrá “entrenado” su capacidad para relacionarse, para crecer entre otros en libertad, corriendo, riendo, sudando y llegando reventado a casa…


Con dos palos, un poco de papel y un cordel., a ningún niño de mi época, le habría bastado para pasar todo un día haciendo mil juegos, ejercitando la imaginación.

Con dos palos, un poco de papel y un cordel, un niño de hoy, a lo más que llega es a preguntarle al padre... ¿Papá, cómo diablos enchufo esto?

2 comentarios:

Emilio dijo...

Por desgracia lo veo en el cole dia a dia y es asi, sus preocupaciones ahora son llevar la mejor play y las mejores zapas, pero no para correr si no para los vaqueros....una pena, en educacion fisica hay que hacer un mundo para que se motiven y se muevan y antes veiamos la pelota y se aceleraba el corazon como el que hoy escucha la palabra Titan jejeje.
Mucha fuerza para la semana que viene, disfrutalo a tu manera, y muchas gracias por todo

Furacán dijo...

Que razón tienes