lunes, 28 de mayo de 2012

La de Bilbao.


Fue la que me hizo volver a la tierra donde el deporte es casi religión.
  Foto: Gentileza de Festak.com.
Un medio ironman y un día donde la lluvia no dio tregua, donde la niebla y el frío nos azotó durante los pasos por el alto del Vivero y su bajada. Donde costaba frenar con esos dedos congelados y faltos de sensibilidad… tan malos ellos…

El dolor de los pies helados solo se notaba al pensar que con esos mismos… debía correr después.

Allí donde arreciaba la lluvia, había gente en las cunetas. Allí donde el frío calaba, había gente… allí donde uno se habría rendido, sin pensarlo, mil veces… resultaba imposible… había gente. Religión.
 Foto: Gentileza de Juankar.
La de Bilbao, fue la prueba de mis compañeros, mucho más allá de todo lo que yo hiciera o pudiese hacer, cruzarme con ellos y recibir sus ánimos no es algo que se pueda explicar fácilmente. Realmente, eso es lo que me quedará en la memoria.

Fuimos trece Urbikos y hasta al último de ellos lo tengo en mente, pero no puedo dejar de mencionar hechos que hacen grandes a las personas y a sus corazones, y son como el resto, y para mi suerte, mis compañeros.

Milos y Nuria. Decisión. Dos de las chicas del club, enfrentándose a algo más que un medio ironman. Enfrentándose a las dudas, a la incertidumbre, al ogro que no pudo con ellas.
Milos 
 Foto: Gentileza de Festak.com.
Nuria 
Foto: Gentileza de Festak.com.
Mikel Etxebarría. Fe. Fe en sí mismo. Dejando atrás el miedo de una columna dañada hacía pocos meses. Venciéndose a sí mismo.
Mikel
Foto: Gentileza de Juankar.
Y Victor. Devoción. Devoción por su familia. Devoción por su madre.
Bitorro
 Foto: Gentileza de Festak.com.
 ¿Y la crónica?,  pues breve, porque:
 
Fue la de Bilbao, la prueba que debió ser un pequeño punto aparte éste año y ha conseguido que solo quede en un punto y seguido.

La que no dejó que me preocupara al lanzarme a esa ría con aguas gélidas venidas del cantábrico y de los ríos que dejan sus aguas en ella. 
Mala natación y un solo camino, remontar.

Y la consecuencia de esa orden inmediata, fue un nº: 293 adelantamientos al final de la prueba. Datos, números que solo sirven para imaginarse la película, pero nada más.
                                                                             Foto: Gentileza de Festak.com.
La de Bilbao fue la historia de cientos de historias juntas. Tan hermosa como cualquier otra o incluso más. 
  Foto: Gentileza de Festak.com.
La de Bilbao, es esa prueba a la que quiero volver y, si no es mucho pedir, hacerlo con la misma gente.

2 comentarios:

fer dijo...

Pues yo también volveré, porque me hizo sentir de nuevo triatleta y eso es como el amor a las madres.
Enhorabuena por sentir y vivir como tu sabes

Javi dijo...

Espero estar ahi en 2013!
Un saludo.