martes, 10 de julio de 2012

Así fueron, las tres últimas etapas de un hermoso viaje por la amistad.

Durante las últimas tres etapas de Correveidile, apenas encontrábamos el tiempo necesario para escribir y publicar la crónica de cada una de ellas. La escasez de tiempo, el cansancio e incluso no poder conectarnos a internet, hacían muy dificil esa labor. 
Sin embargo, cada día se anotaban los pormenores del trayecto y, así, dos días después, las publicamos en orden cronológico.

ETAPA 6. Puerto de Sagunto-L'Ametlla del Mar. 197 kms.


Cada día vamos acumulando, y notando, más y más la fatiga. Cuesta arrancar de buena mañana, pero el cuerpo pronto se adapta al pedaleo. Casi nos parece más normal pedalear que caminar.
Hasta ahora, las molestias de cada tarde al terminar las etapas no aparecían hasta después de comer, un poco a mitad del trayecto, pero, a partir de aquí, nos levantamos quejándonos de los mismos dolores con los que nos acostamos.
Cada vez que llegamos al final del día, dispuestos a cenar lo antes posible, utilizamos el material que Compressport nos ha proporcionado para recuperar y para que las piernas aguanten lo mejor posible el paso de los kilómetros.

La etapa de hoy ha sido dura, sobretodo psicológicamente. Salir de Puerto de Sagunto, en Valencia, y pensar que debíamos atravesar toda la provincia de Castellón, entrar en Cataluña y terminar en L'Ametlla del Mar, una vez pasado el Delta del Ebro, era dificil de asimilar, sobretodo, viendo lo maltrecho ya de los cuerpos...

Tal y como ha sucedido en los últimos dos días, hemos vuelto a reventar una rueda al paso por Nules y, para colmo, Emilio, al subirse en la bici y quedar la cadena trabada, ha caído sobre el asfalto con un golpe seco que nos ha asustado. Por suerte, solo han sido unos rasguños.

La parada a comer ha sido algo diferente. No sabíamos si olvidarnos de la comida y aprovechar los pocos minutos sin pedaleo para descansar. Ya no solo acumulamos cansancio, también muchas horas de sueño. 

La tarde ha ido mejor, ha cambiado la dirección del viento y nos ha empujado durante los últimos 80 kms. El paso por el Delta del Ebro ha sido un momento bello dentro de este viaje. Es un lugar precioso.

Hemos terminado la 6ª etapa, una más, o una menos. Ya queda muy poco. Mañana tenemos la última etapa larga y, aunque parezca mentira, no se respira preocupación alguna en el grupo por el kilometraje, aunque sí por el paso por Barcelona. Será sábado por la tarde y eso no nos ayudara demasiado. 

ETAPA 7. L'Ametlla del Mar- Pineda de Mar. 218 kms.

Teníamos previsto llegar a Calella, pero un problema con el alojamiento nos a llevado, ampliando el recorrido, hasta Pineda del Mar.
Sabíamos que no sería fácil y estimábamos una distancia cercana a los 200 kms (como todos los días), pero la preocupación era, sobretodo, cruzar la ciudad de Barcelona.


A por otra.
Hemos salido de L’Ametlla con buen ritmo y con intención de parar poco, para llegar a Barcelona aproximadamente a mediodía y aprovechar las horas de comida de la gente.
Comemos y nos hidratamos contínuamente con las barritas y sales, además de alimento de KEEP GOING, ya hemos perdido la cuenta de cuantas se pueden llegar a comer durante todo un día sin tener la más minima molestia gástrica.
Aprovechamos también los geles para las zonas de montaña y los últimos 50-60 kms de cada jornada.

Sin embargo, ya el paso por Tarragona ha sido complicado. Costaba seguir la ruta de la N-340 y, casi sin querer, hemos tocado algún kilómetro de enlace por autovía (nada aconsejable, por cierto, no tanto por la velocidad de los coches, sino por la enorme cantidad de suciedad que se acumula en las cunetas).

Para salir de Tarragona, lo hemos hecho por la Vía Augusta y, luego, de nuevo la N-340.

Por suerte, hemos elegido bien el recorrido de ahí hasta Barcelona, pues hemos optado por aumentar los kilómetros haciéndolo por el interior en la zona del Penedés que no por la línea de costa (sobretodo hoy, sábado y en julio).

Cruzar Barcelona.
Entrar por Molins de Rei y San Feliu de Llobregat directos a la diagonal ha sido un acierto. Nos ha parecido increíble el poco tráfico que había…. Eso sí, una vez en la diagonal, Barcelona es una ciudad como cualquier otra, con tropecientos mil semáforos con sus tropecientas mil paradas y arrancadas, cosa que con 160 kms en las piernas acaba doliendo en el alma y más allá.

Plaza de España y seguimos hasta Colón. Una vez allí, de nuevo cogemos el litoral dirección Badalona, Mataró y Calella. Otra vez el viento nos ayuda a terminar los últimos 40 kms a un ritmo que, hace unos días, nos parecía imposible. Se nota que vamos cogiendo fondo y con 200 kms en las piernas, aún somos capaces de mover desarrollo.

Sabemos que mañana serán 80 o 90 kms, que tendremos el ánimo de ser la última etapa, que alguna gente nos acompañará, pero estamos literalmente reventados.
Paco, el peluche de Nerea, sobrina de quien escribe y que, además, es la niña que ideó y dibujó los corazones que llevamos en los maillots, nos acompaña durante cada etapa.
Las marcas del sol, a pesar de la cantidad de crema que nos ponemos, ya son tatuajes. La cara quemada, los labios cortados y vaya… siempre sonriendo.


ETAPA 8. Pineda de Mar-Girona 87 kms


Esta mañana era como todas las demás. Al levantarnos, la sensación de haber dormido apenas unos minutos era la de todos los días. Eso no cambia, el sueño y el agotamiento ya lo llevaremos hasta el último metro.

Muertos de sueño y con ganas de un café tras el desayuno, la voz de Emilio nos despierta de un plumazo diciéndonos que nos pongamos en marcha y ya vendrá el café.
...se nota que hoy llega a su casa, que su mujer y su niño esperan y sus padres y amigos.
No lo pensamos siquiera y nos ponemos a pedalear.

Hasta Sant Feliu de Guixols, bordeamos el litoral por un paisaje realmente precioso, de calas embutidas en la montaña y ésta, llena de bosques. Todo el trayecto es rompepiernas, subidas a plato pequeño que te recuerdan el dolor de rodillas y de la planta de los pies al pisar y bajadas que te alivian todo eso, pero que se antojan demasiado cortas.

Nos acompañan David y Oriol. David debe dejarnos antes de llegar y con Oriol, diseñador de las equipaciones, enorme como deportista y como persona, nos vamos acercando a Girona.

Es una sensación muy extraña. Cada vez nos cuesta más pedalear y parece que todas las molestias y fatigas se juntan en estos últimos kilómetros. De alguna manera, el instinto funciona sabiendo que por la tarde ya no pedalearemos más y es la mañana lo que queda de ésta aventura.

Por momentos, nos damos la mano sobre la bici, nos exaltamos y gritamos que ya está...., y durante el siguiente kilómetro, pedaleamos en silencio. Hay lágrimas detrás de las gafas y cada uno las llora a su manera.

Sabemos que el viaje termina y la alegría de haberlo conseguido, se mezcla con la tristeza de saber que algo tan hermoso llega a su fin, como todo lo bueno, como todo lo verdadero.

En Girona, nos esperan familiares y amigos de Emilio. Su niño se agarra y abraza de tal manera que nos hace emocionar aún más. 

La foto de la 8ª conseguida ya es un hecho y mirando hacia atrás, por unos segundos, ocho días nos parecen meses. Apenas nos conocíamos los cuatro hace unos días y ahora parece que fuésemos amigos de toda la vida... puede que sin saberlo, así fuese.

Cada uno hace el camino como cree que debe hacerlo y la unión de cuatro deportistas, cuatro personas con un mismo objetivo y un mismo destino, ha hecho posible pedalear durante 1500 kms en etapas interminables, difíciles y hasta arriesgadas, para hablar y transmitir que todos podemos hacer algo por los demás. 

Todos podemos poner nuestro granito de arena, nuestro pequeño empujón para hacer de este mundo, un lugar mejor para vivir. Nosotros no hemos sido para nada protagonistas, sino, sencillamente, cuatro personas que, a su manera, han gritado un poco más fuerte. Muchos, muchísimos de los que nos han acompañado, son personas que, quizás hasta sin saberlo, son y serán tan útiles o más para gritar en ocasiones venideras.

Agradecemos a todos, a familiares, a quienes nos han acompañado, a los sponsors que nos han ayudado, Keep Going a traves de Ciclos Carrillo, a Compressport, a Tactic, a la Fundación Vicente Ferrer por toda su colaboración y cariño, a cada persona que nos ha seguido y a pensado por un instante en el motivo de este reto. 

Y muy  en especial, a todas esas personas que luchan cada día, por llevar una vida lo más digna posible, a pesar de los obstáculos que la propia vida les ha traido. Sois el mayor y mejor espejo donde mirarse, donde ver y entender que el espíritu de superación no es más que ganas de vivir.

En muchos sentidos, esta aventura ha superado con creces todas nuestras expectativas. Sobre la participación y seguimiento de otras personas. Sobre la repercusión. Sobre la dureza del reto. Sobre las emociones compartidas llenas de risas, de alguna lágrima que otra. Sobre la amistad, sobre el afán de superación y las ganas de esforzarse por aquellos que no pueden. 

Correveidile ha marcado la línea que nos hace a todos iguales, mostrando la similitud entre las personas, sean deportistas o personas con diferentes capacidades.

Una vez llegaron los tramos donde ya nadie nos acompañaba, cada uno elegía su momento para pensar y perderse en su propio interior, sin dejar de pedalear.

Nos íbamos dando cuenta, con el paso de los días y los kilómetros, que, en realidad, parte del nacimiento de éste viaje había sido nuestra propia búsqueda de respuestas. 

Puede que, incluso, hayamos hecho, sin saberlo, un camino a modo de extraña penitencia por las penas que nos duelen, por los sueños que aún no llegan o por, sencillamente, la búsqueda de la alegría. 

Hacerlo en compañía, rodar en silencio pensando cada uno en sus cosas, pero no hacerlo en solitario, no es más que la muestra y la respuesta más evidente de aquello que necesitan las personas o colectivos relacionados con cualquier tipo de discapacidad: Vivir, vivir y ser libres, luchar con dignidad por superar las penas, por conseguir sus sueños y por encontrar la alegría, pero nunca en soledad.

No apartes la mirada. No te sientas incómodo ni impotente ante nada. 
En tu pueblo, en tu ciudad o en tu barrio, puede haber una asociación o una sola persona a la que acercarse. 
No te pedirán nada y nada tienes que darles. 
Solo hazles saber que no están solos y que piensas en ellos. 
Ese será tu propio Correveidile.

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