sábado, 20 de abril de 2013

Eran tres palabras. Mi sueño se escribía con tres palabras.

Y por qué no va a ser este tan buen momento como cualquiera...
 
No me atrevo a intentar siquiera dedicar esta entrada a quien, desde hace dos semanas, dos días y siete horas me tiene cogida el alma, agarrado el corazón y se ha hecho dueña de lo que me queda de vida... toda la vida que me quede.
 
Esta ventana ha quedado abierta, como siempre, y no... no he estado ausente, solo un poco en silencio, un poco callado... y es que, es muy dificil hablar cuando uno tiene la boca abierta y un par de tirillas de baba cayéndole de continuo.
 
Pensé en hablarle por escrito, ahora, cuando apenas lleva unos dias en este mundo, en este buen o mal mundo... el que nos toca al fin y al cabo... y pensé en hacerlo para que cuando crezca, de alguna manera quedara constancia y por escrito las primeras frases que le dedicaría.
 
No puedo negarlo. He pensado más de una vez, la mejor manera de escribir esta entrada y no terminaba de decidir como hacerlo.
 
Por un momento, he limpiado esa baba mía, me he secado un poco los ojos y he pensado en este blog y en el tiempo que llevo dejando en él muchos pequeños ratos, de inquietudes momentáneas, de convicciones establecidas, de momentos de tristeza y tantos otros de alegrías, y en todos esos ratos, he sentido siempre que por esta ventana abierta había personas que leían, que reían y en alguna ocasión, quien sabe... puede que hasta entendieran mi estado como el suyo propio, en ese o en cualquier otro momento.
 
Puede también, que no entendieran o que no les gustaran mis palabras, y aún así, nada dijeron al respecto, entendieron que hablaba desde un rincón de mi casa y que nunca pretendí ofender a nadie.
 
Si he de dedicar esta entrada a alguien, es a vosotros, a todos y cada uno de los que leéis las cosas que digo... ya tenéis paciencia ya... que no es un San Benito eso de que hablo mucho... leéis mis locuras, mis vicios, mi deporte y la mi forma de verlo, y siempre que lo pienso, se me ríen los huesos al pensar que, por poco que se me conozca, no hay quien no sepa ya que no creo en las verdades absolutas, ni en las sentencias, ni en que todo está escrito o inventado, ni en que mi razón está por encima de la de nadie. Solo soy yo, y lo mío.
 
Nuestra hija, Inma.
Siento que llevo toda la vida deseando escribir esas tres palabras, y siento que ese era el más grande de los deseos.
No hay nada en esta vida que llevo vista y vivida que supere un segundo de su mano agarrándome uno de mis dedos.
Todo lo hecho durante años se queda en apenas nada, en algo casi insignificante, algo que cambiaría sin dudarlo por ver como sonríe durante un solo instante.
 
He disfrutado durante treinta años del deporte y de muchas de sus caras. Empecé siendo un crío, un infantil en el ciclismo. Disfruté de la bici de montaña durante años y corrí decenas de carreras en atletismo, duatlón y tuve la fortuna de vivir varias pruebas ironman, de viajar, de conocer a mucha gente, a mucha gente buena. Lo hice y sé que tengo toda la vida para seguir haciéndolo.
 
La vida se me quiso ir un 5 de mayo de 1995, y no lo hizo. Y muchos, como yo mismo, seguimos durante meses y meses incrédulos... tiene gracia... incrédulo por seguir vivo.
No hace tanto tiempo que me salió de dentro algo que explica aquello... debieron encontrarme muerto, muerto sí, por cruel que parezca afirmar algo así.
Pero mi cuerpo aguantó y mi mente puso en marcha el olvido, para no mirar demasiado atrás, y sentir con toda la fuerza del mundo la vida que me quedara.
 
No hay edad para ser feliz, no hay obstáculos, no hay dolor y no hay nada que impida sonreir un poco mientras a uno le quede un soplo de aire en los pulmones.
 
Me encontraron vivo porque tenía que vivir, vivir para ver a mi hija y para notar como me agarra un dedo con toda su mano, esa mano diminuta que tiene toda la fuerza del mundo.
Es verdad, es tal y como decían, la primera vez que te coge con su mano, ya te tiene agarrado el corazón para siempre.
 
Me encontraron así, porque soy igual que cualquiera, miedoso, lleno de dudas, de defectos y ansioso por encontrarle el sentido a todo. Tenía que seguir buscando esa razón que todo lo puede, ese motivo.
 
Lo he encontrado.
Nuestra hija, Inma.

7 comentarios:

Javi dijo...

Enhorabuena Ramón! Disfrutadla!
Un saludo!
Me acordé de ti , hoy en Arrigo.

ramón dijo...

Gracias Javi. Tambien yo me he acordado mucho de Arrigorriaga hoy.
Un abrazo

ramón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paco Escalante dijo...

Felicidades!!!

aupamirotza dijo...

Enhorabuena pareja, el parto fue bien? cuanto pesó ?? a kien se parece??? ...ya sabeis, k bueno, un abrazote y muxus para ella tb. Agur

ramón dijo...

Gracias Paco.

y gracias ayvalaostia¡¡¡ :-D, el parto fue bien, pesó más de 4 kg y yo creo que a la madre, vamos, espero que a la madre, que el padre es mu feo...
muchas gracias y otro abrazo para tí. Agur

Unknown dijo...

Enhorabuena máquina. A disfrutar.

Espectacular como escribes.

Un abrazo.