lunes, 17 de febrero de 2014

La carrera en la que sin estar, estuve. Trail San Jorge Dragón.

Todo apunta a que en el II Trail San Jorge Dragón de 30 kms de recorrido, estar... estuve, pero estuve sin estar...
                                
Quitando a la buena gente con la que comparto más de una y más de dos salidas montañeras durante estos últimos tres meses, poca gente me esperaba en la salida... diría que nadie. 

No está habiendo entrenamientos específicos ni más interés que el de acumular kilometraje y experiencia de cara a al ogro que en mayo terminará comiéndome crudo, sin aliño alguno. El Camí de Cavalls de 185 kms. 

En el ultra trail del Mont Blanc, el CCC de 100 kms, por ahora no pienso, y no lo hago, sencillamente porque antes tendré que ganarme algún galón que refleje que tengo un mínimo de resistencia para tal cosa. Por ahora, galones no hay. Soy apenas, un soldado raso chusquero que se ha metido en las líneas enemigas y se ha dejado la munición en algún cajón guardada... o más bien perdida.

No he escrito pocas crónicas, pero tampoco creo que en estos años me haya dedicado en exclusiva a esa labor. A veces, alguna sobraría y en otras, debí narrar algo, porque igual, algo podía interesar. El caso es que nunca escribo pensando que alguien, salvo yo mismo, leerá cuanto digo. Quizás esa circunstancia me libra de tener que ser demasiado correcto "periodísticamente" hablando y poco sincero. Resumiendo y aclarando: no soy periodista, y que disculpen el comentario los pocos que conozco y hacen honor al buen nombre de su oficio.

A los que nos gusta hablar mucho, la herramienta de la exageración, la media verdad o la mentira gratuita, no nos sirve de mucho, ya que entre el chorro desbocado de palabras que soltamos, antes o después, se nos pilla con el pantalón a media asta. 

Al Trail Jorge Dragón, fuí pero no estuve. Así lo atestigua el hecho de que por no llevar bici ni neopreno, me confié de buena mañana y pensé que para estos menesteres de las correntillas por el monte, el reloj trabajaría más despacio.
 El pobre Fulgencio, buen amigo y paisano, con el que compartí viaje a la prueba, sufrió sin culpa mi exceso de confianza.

Llegábamos bien, y apenas a un paso del lugar, me cortaron tanto el "rollo" como la carretera. 
La policía local del lugar, me indicó pronto el error y llegamos aún con tiempo, mínimo pero suficiente.
...Ahora vas y aparcas... allí donde Cristo, si alguna vez llevó gorro, lo perdió...

Dorsal en mano y coche a tomar por saco... "Me faltan los geles, el portadorsal y cambiar agua y comida al pajarillo y pajarraco respectivamente... Solo el pajarillo consiguió algo de desahogo...

Mi prueba empezó desde el coche a la salida, donde creo que correr a menos de 4 minutos por kilometro, entre coches y gente tiene más "mérito" que una vez en el recorrido.

Tener a la vista a los últimos participantes situados en el pelotón y ver como salen corriendo cuando a tí te faltaria aun llegar, calentar un poco, situarte, atarte las zapatillas, estirar mínimamente, hablar y saludar a los amigos... te da a entender que, obviamente, no te esperaban aquel día.

Tontuna la mía alcanzar, adelantar y llegar a las primeras posiciones con la prisa del que le dan agua tras siete días después de perderse en el desierto. Los grandes sorbos hay que tomarlos despacio.

Una vez metido en el grupo delantero de cinco traileros (se dice así, creo) lo mejor y más sensato era estar a la expectativa, sin asomar subiendo y sin molestar bajando. 
Primero por recuperar un poco el aliento después de la más tonta de las salidas que puedo contar y segundo porque mis 43 años no tienen nada que ver con mi inexperiencia en competiciones que surcan las sendas. Una vez más, aquí estuve pero como si no.

Aparte de los innumerables momentos que se podrían contar (tan innumerables como los de cualquier otro participante)... que si me perdi, que si me dió flato, que si no apreté porque el desayuno no me sentó bien, y tantas otras, lo interesante, para mí al menos, fue ver y comprobar, en la primera carrera en temporada "oficial" que hago, que la montaña tiene un punto de anarquismo que me gusta, tanto para entrenarla como para competir. Me gustó esa, a veces incómoda, sensación de no ser dueño ni de mis fuerzas ni de las sensaciones que me las dan o quitan.

Finalmente, un 4º lugar que me sabe a... a chocolate, por supuesto.

Nada más finalizar me dí prisa en llegar al coche y cambiarme. Eso o el engarrotamiento generalizado de 2h29' con el higadillo en la boca, no me dejaría ni cambiarme de calcetines. En todo ese rato, solo el duro de Fulgencio (que hizo una carrera extraordinaria), me vió (bueno, también viejos amigos como Meroño, Graham y algún otro también me vieron)... pero oye, para la mayoría, y como tiene que ser, fuí pero no estuve.

Tanto es así que buscando y rebuscando entre "cienes y cienes" de fotos, apenas he encontrado dos, en el mismo tramo. La del podium de viejuno me haría ilusión tenerla, por recordar esta primera carrera, estos años mozos que sin acné en la cara ya, sigo disfrutando y el lugar donde inicié mi andadura en 2014, el lugar donde fuí pero que de alguna manera, nunca estuve.

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