miércoles, 26 de marzo de 2014

No por correr mucho, se llega antes.

Ultra Trail The North Face Moratalla.

La acumulación de eventos en los que tomo parte algunas veces, complica sobremanera detallarlos y sobre todo, compartirlos después por éste medio (que por muy al día que esté con otros como Facebook, este es el que realmente prefiero).
  Mucha calidad en esta foto. Calidad humana. (deportiva también hay alguna, pero comparada a la otra... más bien poca :-))
Hace unos diez días, el fin de semana se presentó más que completo con dos "participaciones". El sábado tomé parte en el The North Face Ultra Trail Moratalla y el domingo como colaborador/speaker en el duatlón sin drafting de Puerto Lumbreras.

Le he dado alguna vuelta a cómo relatar lo sucedido en Moratalla, pero siempre terminaba liando demasiado la peonza y dándole más vueltas de las necesarias.
Foto: LaOpinión de Murcia. En esa situación, casi siempre detrás de Juanjo (y no sin dificultad) pasaron las primeras cuatro horas y media de prueba.

Hubo muchas luces y algunas sombras, y como tales, las comento.

Destaco el cambio que he experimentado desde aquel ultra de Chiva en diciembre pasado sobre una distancia similar, hasta llegar a éste. 
Ningún problema reseñable durante la prueba y aguantando bien las 7h y poco que pude hacer.   
Quitando la pequeña incomodidad del vendaje de la mano derecha, más por protección que por otra cosa, el resto de "aparejos" que utilicé fueron mejor que bien. Tanto a la ropa Compressport como a las zapatillas GoBionic de Skechers poco más les puedo pedir.
Mención aparte al avituallamiento, donde lleve una mochila con bolsa de hidratación de 1,5 L que llené dos veces y ambas con Triforza de Keep Going añadido. Sin más problemas de bajón físico que los normales en una prueba de este tipo.

Sombras.
La señalización es responsabilidad total del organizador, y ésta estaba muy bien marcada. Era difícil perderse. Todo es mejorable, pero en este aspecto creo que poco más se podía pedir. 

Ahora bien, descerebrados hay en todas partes y en las montañas de Moratalla, debío haber más de uno durante el día o noche anterior que se dedicó a quitar, robar y esconder las cintas en varios tramos de la prueba. 
Esto,aparte de poder desvirtuar el resultado final, es un  extra e incontrolable pues supone perderse "fuera de pista". 

Por todo esto, la culpa es de quien quita las cintas, pero la responsabilidad sigue siendo del organizador y hasta de los árbitros que deben velar por el buen funcionamiento y control de la prueba.

En mi caso, no sé cuanto hice de más cada vez que me dí la vuelta en tramos con el marcaje tirado por el suelo, pero sí sé de 3,5 kms menos hechos en la última hora del ultra. Esto me hizo entrar en meta en una posición adelantada que no me correspondía (como así le hice saber al instante a los jueces) y cerca de atletas cuyo nivel era superior al mío (con los que me encontré, precisamente en otro tramo a un kilómetro y pico de meta, perdidos).

De este episodio, el hecho de perder mi posición (12ª) real hasta el km 59 (último control y toma de tiempos), no me molesta en absoluto. Terminarlo, no caerme y disfrutar mientras tanto era lo primordial. 
Precisamente allí competí con objetivos mucho más importantes para el futuro que conseguir este o aquel resultado. 

Me molestó y mucho, que de mi error, mi obligado error, se enterasen todos porque yo mismo lo dijera, no por la presencia de un control de paso, a mi parecer vital para el buen desarrollo de la prueba. Repito, primero por seguridad y segundo por tomar nota del orden de paso.

Mucho dicho para explicar poca cosa.

Las luces o puntos buenos, fueron muchos mas, y qué paradoja... se explican con mucho menos.
Primero y sin dudarlo, lo mejor fue la compañía. 

Con un buen y nutrido grupo de deportistas de mi pueblo antes, durante y después de la prueba y más concretamente con Juanjo, un verdadero reloj suizo. Efectivo, constante y sin apenas fisuras en una cadencia de paso que él creía lenta para mí y que reconozco difícil y por momentos muy muy dura de seguir durante tantas horas. 



Juanjo merece capítulo aparte. La tranquilidad y la mesura con la que se va comiendo "las porciones del pastel" que suponen las horas de un ultra trail son, al menos para mí, dignas de estudio. Evitando el empacho y dejando que sean los demás a los que la propia velocidad, les detenga. Eso solo lo saben hacer los experimentados y los que tienen un reloj suizo dentro de sí. 
Juanjo lo tiene. 
Seré afortunado si algún día consigo uno parecido.

Las buenas sensaciones durante todo el día y correr junto a Juanjo, fue lo mejor de todo el día. Repetiría sin dudarlo, a pesar de esas sombras comentadas.

Durante 40 kilómetros a su lado (más bien detrás) aprendí más que en los últimos tres meses y medio de pateo por los montes. Aún me queda mucho, pero tengo claro que aquí... no por correr mucho se llega antes.

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