viernes, 13 de julio de 2012

La meta es el camino y el final, un punto y seguido.

Estos días son como esos que pasabas tras el día de Reyes y tenías tu ansiado regalo, por fin, en las manos. O como cuando, de niño, la niña a la que pediste salir te dijo que sí. O como cuando terminas tu primer ironman... días raros de felicidad contenida y como con ganas de hacer algo con ella, cuando lo mejor es saborearla sin más.

Así estoy yo. Asimilando durante estos días tanta vivencia, tantas sensaciones, e intentando recuperar todo lo posible las horas de sueño y el cansancio acumulado durante el reto-solidario Correveidile.

A pesar de todo, no he perdido ni un ápice de mis ganas de competir, teniendo claro siempre, en qué momento tocaba hacer cada cosa.

Mi vinculación a Adica, como deportista que habla de ellos, que intenta colaborar llevándoles grabados en ropa y corazón, no termina cada vez que un reto se consigue, sino, todo lo contrario, se reafirma, madura y evoluciona hacia una convicción aún más grande de que por poco que se haga, todo suma y es importante para este colectivo.

Competir.
Pero soy deportista, mediocre de los de enmedio, grupo de edad de mi grupo, competitivo como cuando tenía 14 años, ansioso por llevar un dorsal un día y otro también... me gusta correr, me gusta competir.

Me gusta la larga distancia.
Estos días son como un principio de temporada, pero en el mes de julio. 
Hago cábalas, como todos en estos tiempos que corren, con las posibilidades de dejarme caer aquí o allí. Este es un deporte caro, y el presupuesto cada vez es menor. Busco pruebas de larga distancia y en mente ya tengo alguna que otra.

También es cierto que ya tengo la mirada puesta en alguna prueba que otra de 2013... y es que hay islas que hasta se me aparecen en sueños con muchos meses de antelación.

Por qué no pensar otra vez, por qué no motivarse buscando lo menos fácil, por qué no cerrar los ojos un poco y hacer como que sueño...

Voy ya para 42 años, consciente de lo que eso supone, de las limitaciones que cada día son más evidentes, pero también más tranquilo, más conforme con mi edad y con mi cuerpo. 

Confiado en que, quitando aquel accidente de hace más de 16 años y a pesar de tantos años acumulando esfuerzos, he cuidado ese cuerpo todo lo posible la maquinaria, le he dado descanso cuando lo pedía, he mejorado en salud modificando postura tanto sobre la bici como corriendo, también voy cambiando poco a poco hábitos en la alimentación y en muchas facetas, se que aún queda cierto margen de mejora. 

La diversión está en ir comprobando si los cambios se producen y es para bien. La línea de ensayo-error será como siempre la que marque el camino.

La vida a veces me parece un montón de círculos que debes ir cerrando. Algunos llevo ya cerrados, pero... me quedan tantos...

De alguna manera, vuelvo (si esq ue alguna vez me fuí) a entrenar para exprimir, para competir, para disfrutar de las batallas sin sangre, de la gente sin más aspiraciones que superarse y pasarlo bien. Da igual lo que sea, un ciclista que hace triatlón o duatlón o carreras de atletismo, un fondista que sale en pruebas sprint.. da igual, la meta es la misma, siempre es la misma... tener un camino para buscarla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ESPERO MANO PODER SUDAR EN EL CAMINO ALGUN DIA DE ESTOS CONTIGO, ABRAZOOOSSS¡¡