jueves, 18 de noviembre de 2010

LA VESPA DE ANTONIO.

-Sin comida en los bolsillos. Así salimos a darnos el "paseo" de los sábados los tres amigos, los hermanos Dalton, como a mí me gustaba llamarnos.
Ni diez minutos llevábamos de pedaleo, cuando los "casi" profesionales (poco más tarde lo fueron), nos incitaron a dar la vuelta e irnos con ellos.

-¡Veniros! decían, -¡veniros hasta Vélez Rubio y os dais la vuelta¡, y nosotros, que delante de las figuras de la zona, no queríamos mostrar demasiado nuestra condición de juveniles con granos en la cara, no lo pensamos siquiera.

Los kilómetros pasaban y el ritmo era cada vez mayor, debido sobre todo, a las aceleraciones nerviosas de los tres juveniles.

Una vez en Vélez, aquellos semi-pros, que ya tenían ruta marcada, parecían no querer quedarse solos (y eso que iban al menos seis) y nos volvieron a calentar:

¡Oye! ¡Pues si vais muy bien! ¡Veniros hasta María... y os dais la vuelta...! decían... ¡hombre!, ¿y te crees que no somos capaces?, ¡pues venga¡... Y así, de Velez a María, de María a las Cañadas de Cañepla, de las Cañadas a Topares... y una vez en Topares, por suerte, les dió por parar, porque a nosotros el hambre ya nos estaba torciendo los ojillos.

-¿Pero no lleváis comida? Mira que sois juveniles¡¡¡¡ --  y aquello, aun siendo totalmente cierto, nos ofendió sobremanera, pues según como te lo dijeran, lo de "juvenil" no aludía precisamente a la categoría en cuestión.

"Pues no, no llevamos comida. Es que es sábado y habíamos salido a dar "un paseo". ¡No te digo!

Faltaban años aún, para que se empezaran a ver las primeras barritas energéticas, geles y esas cosas... es más, faltaban años aún para llevar en la bici eso de los dos portabidones...

Ellos llevaban bocadillos, fruta y hasta dinero¡¡¡¡, ...bueno, ni tan malos eran finalmente,  que hasta nos compraron una bolsa de "Gitanitos" en el bar de Topares, el único bar de Topares.

Alimentados de semejante manera, aquellos seis tiraron para Caravaca por unas carreteras más perdidas que las sendas del Tibet, y por supuesto, nosotros tres salimos con ellos. Total, lo que quedaba ya no podía ser ni más, ni peor que lo hecho hasta entonces.

Los mayores, no habían perdido su condición de juveniles solo por la edad, sino también por la experiencia. Todo el día agazapados viendo como los Dalton atacábamos mil y una veces. Y ahora, a mitad de camino, a ellos les tocaba "arrancar la moto".

Sin atacar, sin cambiar bruscamente el ritmo, comenzaron a incrementar la velocidad, y a relevar como si de una máquina perfectamente engrasada se tratara, primero en fila, después a la par, en abanico si el aire soplaba de costado... y nosotros, alimentados y con el orgullo casi intacto... no queríamos ser menos.
¡Juvenil! ¡que así no se hace!, ¡entra bien al relevo y tira con dos... o quítate y traga cuneta!... nos gritaban a cada momento y, personalmente aquello me estaba poniendo de los nervios.. ¡ni que estuviésemos en carrera!.

A lo lejos, llevando ya varias horas de pelea, se divisaba la carretera de Caravaca, desde la cual, Lorca y a continuación mi pueblo, no estaban ya a más de cuarenta o cincuenta kilómetros... ¡¡menos mal!!, ¡qué poco nos queda para terminar!… el "paseo" de los sábados.

En cierta manera, llegar a aquella carretera de Caravaca, ancha, con buen arcén, sin mucho tráfico y en ruta ya directa hacia casa, fue un poco como entrar en el cielo aquel día...o al menos, eso pensamos los tres juveniles.

Fue tocar el nuevo asfalto y vimos que por allí andaba ya esperando a los seis medio-pros, Antonio. Antonio y su Vespa, y un látigo que aunque no se veía, se sentía desde lejos.

Ni dijo hola, ni preguntó por la salud, solo los miró, lo miraron y todos a rueda de la moto sin rechistar... y allí, empezó el entrenamiento… ¡ciento cuarenta kilómetros después de salir de casa!.

Los hermanos Dalton, más por miedo a la soledad que otra cosa, nos tuvimos más remedio que engancharnos a la fila y pedalear con todo lo que nos quedaba dentro.

Éramos juveniles, y algún diente en la corona y en el plato grande nos faltaba (alguno de leche también), por lo cual imagino que, el "baile de San Bito" encima del sillín a casi cincuenta por hora tuvo que ser algo digno de ver.

El infierno no estaba bajo tierra como nos habían enseñado, el infierno estaba en la carretera de Caravaca aquel sábado y Antonio y su Vespa eran, sin duda, reencarnaciones del mismísimo Satanás y su tridente.

- Pasé la puerta de mi casa con los primeros ciento ochenta kilómetros ciclistas de mi vida en el bolsillo, más muerto que vivo y sin fuerzas ni para hablar.

En el patio, la minipiscina de plástico que mis padres le habían comprado a mi hermana menor aquel verano, rebosaba de agua... hasta que yo caí dentro, con culotte, con maillot, con zapatillas y con la amarga sensación de que me había equivocado de deporte.
Sin embargo, a partir de la primera carrera tras aquel "paseo" de los tres con los seis, de los Dalton con los Pros, pocos días se me hicieron tan duros, ni siquiera en competición, a partir de entonces el número de victorias de aquellos tres juveniles, empezó a crecer.

Pero lo más importante fue entender que los retos difíciles solo se consiguen con sacrificio, nada es gratis, ni fácil, ni se aprende nada de un día sin dificultad.

Me acuerdo a menudo de aquel día, y me doy cuenta de que en pocos aprendí tanto sobre mí mismo y desde luego, en ninguno soñé tanto la noche posterior con el bizcocho y la crema de los "Gitanitos" de Topares.

9 comentarios:

TRIGORD dijo...

dicen que a veces los entrenos son mas duros que la misma competicion,prueba de ello lo que cuentas ¿no?.

Anónimo dijo...

Joé colega! Te acuerdas de cada cosa...! Un tembleque de patas me ha entrao que como me cruce un día de estos a alguno de aquellos "embaucadores" o al mismísimo Antonio el de la vespa les voy a tirar del cuello así para arriba a ver si les hace gracia. 50x14 debería ser, no? La verdad es que las historias tras-vespa de esta gente tenían su miga...
Antonio (pero yo sin vespa)

ramón dijo...

Señores, a veces pienso que una vez escribo una entrada, la cuelgo y la releo, muchos de ustedes pensarán que entre lo exagerao.., imaginativo.. y atolondrao del chaval.. la mitad será cierto y la otra no más que un expediente X..

sin embargo, el Anonimo (Antonio sin Vespa), ratifica lo que cuento, pues él era uno de aquellos tres Dalton, juveniles y con granos en la cara.

Nene, pero qué burros éramos¡¡¡
bicis de acero, un bidoncico, gorra para atrás (no había casco) y más moral que un hippie en Pitres.

Anónimo dijo...

Me la sabia!!!!! me acuerdo que me la contabas en la epoca que me dio por entrenar en bici te acuerdas?jijijiji,algun dia de esos que me dejaba la comida y decias eso de.. hechate siempre de sobra que no sabes nunca lo que puede pasar.., bueno eso que muy buena, y yo me acuerdo de otra,desde aquel dia mi piscina perdia agua jijijiji. un beso.

ramón dijo...

Sí bueno... es que contigo, la verdad es que uno nunca sabía ni donde ni cuando acabaría... me acuerdo ahora de cierto rodaje a pie de más de una hora de monte y otro en bici de un par de horas (U MAS)... LA VISPERA DEL CAMPEONATO DEL MUNDO DE POWERMAN DUATHLON ZOFINGEN (SUIZA) 10-150-30¡¡¡¡¡, donde casi tardamos más en saber donde "pijo" estábamos que en la propia prueba del día siguiente....

y luego queremos ser güenos¡¡¡

Anónimo dijo...

Por cierto, aparte de lo que es la anécdota de tres que jugaban a llegar a ser ciclistas con mayúsculas, subyace en el fondo un bonito homenaje al ciclismo de hierros, algo de aluminio, rastrales y camisas de cables por todos lados.
Los tres suman ya más de 120 tacos. Casi na.
ALLs

ramón dijo...

Pues sí, eso sumamos Antoñico, eso mismo, y bendita la hora en la que lo dices, caguendiez¡¡¡ esa suerte tenemos, que no es cualquier cosa cumplirlos y poder reirse de ello.

Rebusca un poco entre todos aquellos que íbamos tras la Vespa, pros, semipros, juveniles del carajo,y dime si no te sientes afortunado ahora mismo, mirándote al espejo, qué ostias, o mirandome a mí a la cara.

RGL

José Antonio Marqués dijo...

Los retos difíciles solo se consiguen con sacrificio, nada es gratis, ni fácil, ni se aprende nada de un día sin dificultad.
Me quedo con esto, pero añadiría con ilusión

JOSE VICENTE LOPEZ CABRERA dijo...

Buenas Ramon no nos conocemos, mi nombre es Jose V. soy de Ubeda(Jaen), llevo poco tiempo en esto del triatlon, procedo del atletismo y la verdad es que ando perdido con los entrenos, me han comentado que tu entrenas y me gustaria si puedes que me dieras informacion sobre ello. Mi correo es jvlc77@yahoo.es