Son muy contadas las ocasiones, en las que un amateur, sale reflejado en algún medio de prensa, normalmente, poco más que en el pueblo o ciudad donde reside, aunque a veces, algún otro medio se hace eco de alguna de las locuras en las que uno se mete.
Tras el Ironman de Hawaii, La Opinión de Murcia, un periódico regional y diario, me entrevistó y para mi sorpresa, no fue solo para hacer una pequeña referencia sino para algo más... bueno, mucho más, sobre todo porque se hace una mención especial al proyecto de Adica en Hawaii.
Quiero agradecer, desde aquí, el trabajo realizado por Nuria Gomez.Lumbrerense.
A uno, siempre le gustan estas cosas, para qué voy a engañar a nadie y además, sería hipócrita decir que me dá igual, me ilusiona salir y que mi gente lo vea, y se alegre por mí, y me alegra mucho más, si cabe, que la palabra lumbrerense, salga a menudo, que para eso llevo 28 años llevando esa condición de ciudadano, por medio mundo.
Y hasta me resulta extraño decir todo esto, ya que creo poco en fronteras, orgullos territoriales y otras formas varias de perder el tiempo... pero aquí nací, y eso no puedo evitarlo.
Que no quiero nada... ya no quiero nada más que lo que tengo, se puede ver claramente reflejado, si ampliáis la foto de abajo y leéis la primera frase de toda la entrevista; para los que entráis a menudo en éste blog, os parecerá hasta repetitiva...
Mi pueblo.
Mi pueblo, si soy objetivo, diré sin reparos que me parece feo, porque me gusta lo verde y no tiene árboles, porque me gusta el agua y no tiene ríos, me gusta el mar y desde aquí no lo veo,... pero es mi pueblo, donde vivo y donde están los míos.
Mi pueblo es un cruce de caminos, la puerta de Murcia si vienes desde Andalucía, y la puerta de ésta si de Murcia sales; mi pueblo era ruta importante de moriscos y cristianos; era y es lugar obligado de paso, para todo aquel que quiera detenerse un poco en el camino, a descansar y reponer fuerzas, siempre ha sido así, hospitalario y agradecido; por eso, hay cosas que no entiendo, sin embargo, por eso también, cuando a un suizo en Zofingen, o a un alemán en Regensburg, o incluso a un australiano en Busselton, y no te digo ya, un americano en Kona... intentan decir: Puerto Lumbreras, por raro que suene y por mucho que les cueste pronunciarlo, a mí, literalmente, se me rien los huesos y me hace sentir orgulloso como a pocos. Como a pocos.
Como dice un buen amigo, teniendo el cariño y aprecio de quienes me conocen, para qué quiero más. Y no quiero más, amigo... lo que no soporto es que me quiten lo poco que tengo.
Pero caerán las nueces, no lo dudéis ni un instante, caerán por su propio peso cuando el nogal ya no pueda ocultarlas entre las hojas. Y cuando caigan yo seguiré aquí, posiblemente ya seré viejo para verlo. Tengo paciencia y si no muero antes, les recibiré como siempre, sonriendo... sonriendo y harto ya, de que digan que vivo en el número siete de la calle Melancolía... porque hasta las narices estoy ya del siete, de la calle y hasta del Sabina.
Y hasta me resulta extraño decir todo esto, ya que creo poco en fronteras, orgullos territoriales y otras formas varias de perder el tiempo... pero aquí nací, y eso no puedo evitarlo.
Que no quiero nada... ya no quiero nada más que lo que tengo, se puede ver claramente reflejado, si ampliáis la foto de abajo y leéis la primera frase de toda la entrevista; para los que entráis a menudo en éste blog, os parecerá hasta repetitiva...
Mi pueblo.
Mi pueblo, si soy objetivo, diré sin reparos que me parece feo, porque me gusta lo verde y no tiene árboles, porque me gusta el agua y no tiene ríos, me gusta el mar y desde aquí no lo veo,... pero es mi pueblo, donde vivo y donde están los míos.
Mi pueblo es un cruce de caminos, la puerta de Murcia si vienes desde Andalucía, y la puerta de ésta si de Murcia sales; mi pueblo era ruta importante de moriscos y cristianos; era y es lugar obligado de paso, para todo aquel que quiera detenerse un poco en el camino, a descansar y reponer fuerzas, siempre ha sido así, hospitalario y agradecido; por eso, hay cosas que no entiendo, sin embargo, por eso también, cuando a un suizo en Zofingen, o a un alemán en Regensburg, o incluso a un australiano en Busselton, y no te digo ya, un americano en Kona... intentan decir: Puerto Lumbreras, por raro que suene y por mucho que les cueste pronunciarlo, a mí, literalmente, se me rien los huesos y me hace sentir orgulloso como a pocos. Como a pocos.
Como dice un buen amigo, teniendo el cariño y aprecio de quienes me conocen, para qué quiero más. Y no quiero más, amigo... lo que no soporto es que me quiten lo poco que tengo.
Pero caerán las nueces, no lo dudéis ni un instante, caerán por su propio peso cuando el nogal ya no pueda ocultarlas entre las hojas. Y cuando caigan yo seguiré aquí, posiblemente ya seré viejo para verlo. Tengo paciencia y si no muero antes, les recibiré como siempre, sonriendo... sonriendo y harto ya, de que digan que vivo en el número siete de la calle Melancolía... porque hasta las narices estoy ya del siete, de la calle y hasta del Sabina.
4 comentarios:
Yo también veré caer las nueces junto a ti,
y sonreiremos juntos...
Ramón pásame tu mail porfa, lo perdí
Hola Ramon, soy Alberto Codinach.
Muy chulo el Blog. Recuperado ya de Hawaii....bueno espero verte en alguna competicion este año, o aunque sea nos vemos en el 2011 en Hawaii, jejjee.
Cuidate y nos vemos.
Hola Alberto, me alegra saber de tí, ya te he buscado por ahí y veo que tienes nuevos objetivos y la cruz marcada en octubre otra vez...
Recuperado sí, pero ahora me duele todo de los primeros esfuerzos. Ayer mismo la media maraton de Valencia, que por lenta que quiera hacerla uno, al final acabas todado si o sí.
A ver si es verdad y nos vemos, te escribiré a tu correo.
Elche está en el punto de mira, a ver como me cuadra con otras cosillas que tengo por ahí, como Arrigorriaga.
Un abrazo muy fuerte máquina, cuidate mucho tu también.
Publicar un comentario