sábado, 29 de septiembre de 2012

No quiero ni puedo ver más imágenes de la riada


Esta mañana me he despertado con el ruido de los helicópteros. Ayer no hice ningún deporte, pero cuando me atacó el sueño lo hizo para desplomarme.

No quiero ver ningún vídeo ni imagen más sobre la riada. No se me quita de la cabeza lo que ví y viví durante casi dos horas a pocos metros de la misma. Olas que pasaban por encima de la pasarela peatonal... nunca imaginé que vería algo así. No era capaz de asimilar aquello. No tuve miedo, tuve pánico.

Cuando el agua golpeaba la pasarela y el muro de contención, el edificio donde nos encontrábamos vibraba como lo hace cada vez que hay algún pequeño terremoto. No queríamos seguir allí. Lo primero que piensa uno es en los suyos, en familiares, en amigos. Pero las líneas estaban bloqueadas y no había manera de comunicarse. Salimos de allí para casa sin importarnos cuanto nos mojáramos o no. Llegamos y empezó otra batalla, la de recoger agua del suelo, poner todas las toallas posibles en el suelo, cubos y alguna olla para recoger el agua de las goteras que hay, culpa quizás de las fisuras del edificio durante el terremoto del año pasado.

Mi hermana, que le toca trabajar en un pueblo a 25 kms de aquí, a estas horas sigue allí sin poder moverse por las carreteras cortadas, sin luz por momentos, ni medios para nada.

Pero todo esto no tiene importancia, una vez que sabemos que estamos bien, ni el miedo, ni el mal trago, ni la casa, ni el deporte, ni absolutamente nada. No me quito de la cabeza a esas familias que a dos pasos de aquí, perdieron ayer a un ser querido, a un muchacho y a una cría de nueve años... hasta me cuesta escribirlo, porque me cuesta imaginar que la mañana ayer empezara tan normal y todo cambiara en un momento.

Solo tengo un recuerdo de mis primeros años de infancia, solo uno. El recuerdo es una imagen de olas de agua pasando por la rambla, llevándose casas y matando a decenas de personas. Era el 73 y yo tenía apenas 3 años. Mi padre dice que es imposible que me acuerde de aquello. Pero lo cierto es que es el único recuerdo que tengo hasta bien pasados los 10 años. Quizás por eso ayer, quedé paralizado y el corazón se me encogió nada más ver la primera crecida.

Cuarenta años después, volví a tener ayer, la misma pesadilla.

No quiero ver más imágenes de la riada.

2 comentarios:

Paco Escalante dijo...

Mucho ánimo... Lo siento.

XabierOrio dijo...

Mil ánimos Ramón, ojala pase pronto y podáis volver a la normalidad sin arrastrar malos recuerdos. Un abrazo.