jueves, 3 de junio de 2010

Cuatro días de nada...

Maratón. 42 kms. Ironman Lanzarote 2010.
“…me cogen la bici al llegar, corro descalzo hacia las bolsas por estos interminables boxes, lo hago sin problemas, no me noto mal de piernas.
Me cambio rápido por completo, más rápido que nunca, ahora toca top orca y pantalón de atletismo, pero se me van 5’ otra vez hasta que salgo del medio kilómetro de transición.

Pongo el crono a 0, y la mente también, la natación y el ciclismo son cosas que hice hace muuuucho tiempo, debo olvidarlas de inmediato y concentrarme en coger el ritmo crucero que pretendo.

Ya en el km 5, veo que todo marcha bien, las piernas se acuerdan de correr y decido subir el ritmo, el pulso está donde debe, justo donde lo he visto durante las últimas semanas cuando iba bien.
Sin embargo, en el km 10 desfallezco de repente, siento que me mareo y tengo que parar… el ironman es así, no te avisa, te engañan las sensaciones y cuando menos lo esperas, te golpea y caes.
Conozco la sensación, e inmediatamente sé lo que pasa, me he descuidado con la comida, he esperado demasiado para empezar a meter comida.

Por suerte llevo geles y tengo un avituallamiento cerca, lo paso andando mientras cojo todo lo que me dan, ya sea sólido o líquido… no pregunto, lo trago y ya está, es la única solución.
Lo único que no me como son las esponjas de agua y al personal que las entrega…

Salgo a trote cochinero y en 5’ estoy como nuevo… fin del susto, pero ha sido un aviso temprano y tengo que aprender rápido, así que decido ir más lento pero más constante.

Los kilómetros van pasando más rápido que otros años, el estómago… me cuesta creerlo, pero lo tengo bien, no me molesta… (mientras la gente de Keep Going quiera, seguiré con ellos).
Empiezo la última vuelta, los últimos 11 kms, las últimas dos tiradas de 5500 mts… la cosa no tiene gracia… pero me da la risa cuando pienso que voy a terminar mis 46 tiradas de cinco kms y pico... compitiendo aquí, en Puerto del Carmen.

Hace rato que no quiero mirar dorsales de mi grupo que se cruzan. Antes de la crisis del km 10, llevaba 25 contados… nada que hacer… ¡madre mía, cómo corre la gente..!... pero es que no se cansan ¿?

Quizás el mejor momento de toda la aventura, empieza con la última vuelta, cuando Antonio se acerca y me anima, me dice que voy bien, que no paro de adelantar a gente, pero es también cuando por dentro, empiezo a ir en números rojos… a punto de caramelo… finito… muriendo..
...a diez kilómetros y de repente, me viene a la cabeza enero pasado, vamos, hace 4 días… cuando tuve que dejar de correr, de pedalear, de inscribirme, de ilusionarme; hace 4 días, cuando pensé que aquella angustia terminaría en retirada, de una vez por todas, y sólo con los ánimos de mi gente y de pensar en otros salí... y ahora me veo corriendo en mi ironman, a diez de meta... y a pesar del sol africano que me quema, tengo un escalofrío, pero de pura felicidad… quién me lo iba a decir, hace cuatro días.

Lo más bonito de todo, ha sido que Antonio, me diga después que en ése mismo momento, él pensaba lo mismo… ves Antonio? de todo se sale.

Me cruzo con Andoni, compañero en Urbiko y nos damos ánimos, a Xabi, también del Urbiko, no lo he visto en todo el día. Luego he sabido que ha terminado, no así Andoni que lo ha pasado realmente mal, espero que no desespere, ya llegará su oportunidad.

Quedan dos kilómetros y se ha terminado la gasolina, ya da igual comer más o menos, no queda nada dentro, ahora es cuando toca sufrir de verdad, para levantar los pies del suelo a cada paso, para mirar hacia delante y no bajar la cabeza.
Antonio, que nunca ha estado en un ironman, ni en un triatlón, ni me había visto correr, sabe bien lo que valen ahora sus ánimos, valen una llegada, una medalla, una alegría, un sueño que se ha vuelto a cumplir... ánimos Antonio, que no tienen precio.

Sonrío para la foto, pero desfallezco al instante… estoy en una silla de plástico, me falta el aire y por un momento siento soledad, necesito que me coja alguien y me ayude, estoy medio muerto y feliz al mismo tiempo. Por primera vez, he llorado tras cruzar la meta y no antes.

Quedo con Antonio al salir de boxes, pero antes no dudo en pasar por la carpa médica y luego por la de la comida… estoy muy vacío… no me duele nada… solo siento vacío… solo eso.

Durante la carrera, he recibido muchos ánimos, más que otras veces, y de gente que no esperaba.
Alcanzo a entender que, hasta cuando no soy o no hago las cosas como debería, tengo suerte, mucha suerte, mucha más de la que merezco”.

4 comentarios:

yak the ripper dijo...

y aunque tuvieras esa sensación de soledad necesitabas abrir los ojos bien para ver que tenías mucha gente alrededor, una pena que no llegara el premio de hawaii, pero sabes cuantísima gente disfrutaría en esta vida por poder estar tan cerca como has estado tú?

la constancia y la perseverancia tarde o temprano dan premio....premio gordo, ya verás...

Morath dijo...

Qué envidia (sana) por todas esas emociones :-)
La verdad es que es raro encontrara gente que conjuga una mentalidad hipercompetitiva que es capaz de llegar completamente a cero (o más vacío aún) y que no gusta de perder ni a las canicas pero que a la vez, es capaz de seguir manteniendo esa "ilusión de juvenil" o de sorprenderse, fijarse y valorar tanto hasta los detalles más nimios que nos podamos imaginar.
Al final uno ya no sabe si lo que le da ese hálito para seguir machacando y "sufriendo" es lo que le viene por esa primera parte puramente competitiva o por esa segunda parte de "disfrutar sufriendo"... mas bien es una mezcla de las dos porque, si no, no tiene explicación.
:-D

AH, +1 por la última frase de "yak": el que siembra y cuida bien el sembrao acaba recogiendo buenos frutos SIEMPRE.

Joan Corre dijo...

Dedicado a Ti

Que El Deporte te aporte amor y felicidad durante toda tu existencia.

Ésta es mi oración para Ti
y para tu mundo.

honor y fuerza.

Joan Corre.

ramón dijo...

Yak, Rodrigo, Joan... no sé otros, pero yo que no funciono, ni mucho menos, solo a base de piernas, os aseguro que vuestros ánimos y buenos deseos, me los quedo con mucho agrado y sobre todo con mucha gratitud.

Gracias de verdad y ahora que no nos oye nadie, os comento algo:
estad atentos estos días...
un abrazo.